Los residuos 'desconocidos' que gestiona Enresa en El Cabril
Medio Ambiente
La sociedad estatal mantiene contrato con casi un millar de instalaciones a las que le retira la basura radiactiva, 175 en Andalucía; se trata centros del sector médico, industrial o centros de investigación, entre otros
El presidente de Enresa, José Luis Navarro, insiste en que la sociedad suele asociar a esta empresa del Estado “únicamente, con el desmantelamiento de las centrales nucleares y los residuos que estas generan. Pero hay más residuos que gestionar. En España funcionan más de un millar de instalaciones radiactivas –175 en Andalucía–, de las que nos beneficiamos todos, en los campos de la investigación, la medicina y la industria, que en su actividad diaria trabajan con fuentes e isótopos y generan residuos y generan residuos”, sentencia.
“El Cabril es la pieza clave en la gestión de los residuos radiactivos en España, adaptándose, como siempre lo ha hecho, a las necesidades de nuestra sociedad y permitiendo que estas aplicaciones puedan seguir aportando que estas aplicaciones puedan seguir aportando sus avances de forma segura”, añade.
En la actualidad, la empresa pública mantiene contrato para la retirada de sus residuos con 967 instalaciones radiactivas, de las que el 52% pertenecen a diferentes ámbitos industriales, algo más del 30% son de uso médico y cerca del 18% proceden del campo de la investigación y la docencia. Anualmente estas instalaciones generan, una media de unos 15 metros cúbicos de residuos radiactivos.
Se trata de residuos heterogéneos que incluyen, entre otros, fuentes de radioterapia, materiales residuales del uso de radioisótopos en medicina nuclear y de todo tipo de investigaciones médicas o docentes; fuentes de control de procesos y medidas industriales; o equipos en cuya composición o que para su funcionamiento precisan de componentes radiactivos.
Estos son solo un ejemplo de esas instalaciones radiactivas cuyos residuos acaban gestionados por Enresa en El Cabril, almacén ubicado en término de Hornachuelos (Córdoba), en plena Sierra Albarrana:
Hospital Reina Sofía de Córdoba
El responsable de Protección Radiológica del Hospital Reina Sofia, José Antonio Miñano insiste en que el uso de radiaciones ionizantes es fundamental hoy día en el ámbito sanitario. "Es clave tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de nuestros pacientes, siendo también fundamental en el ámbito de la investigación. El uso más comúnmente conocido es la radiología, pero en medicina nuclear y de la radioterapia entran en juego los isotopos radiactivos. Un ejemplo fundamental es la tomografía por emisión de positrones, clave en el diagnóstico y seguimiento del cáncer", detalla.
Miñano destaca que en los centros sanitarios se usa una gran diversidad de isótopos radiactivos. Este uso implica una generación de residuos radiactivos que, "si bien no es importante por su cantidad, requiere una gestión apropiada que garantice una protección adecuada de los trabajadores, de la población en general y del medio ambiente". "El control del material radiactivo que utilizamos está establecido en una serie de procedimientos que son autorizados por el Consejo de Seguridad Nuclear. Estos que, de forma inequívoca, contemplan todos los pasos a seguir desde la adquisición del material hasta su eliminación como residuo radiactivo. Esto nos da seguridad y elimina cualquier riesgo", indica.
El responsable de Protección Radiológica del Hospital Reina Sofia defiende que la gestión óptima de los materiales radiactivos es fundamental, desde su recepción, durante su utilización y una vez que ha cumplido su función. "Es un trabajo muy minucioso que de forma general realizamos de la mano de las empresas que nos suministran estos materiales", puntualiza.
Miñano detalla que los residuos radiactivos son clasificados teniendo en cuanta su actividad, el periodo de semidesintegración y forma física en que se presentan. Entonces son almacenados en contenedores adecuados en cuanto a blindaje y señalización. Este almacenamiento dura hasta que el residuo deja de ser radiactivo y puede seguir el cauce habitual de un residuo convencional o hasta que se produce la retirada por la empresa suministradora.
Finalmente sentencia que la intervención del Enresa en la gestión de material radiactivo del hospital "es excepcional dado que, como ya se ha dicho, la gestión es realizada por el propio centro". La intervención de este organismo es requerida para el manejo de fuentes radiactivas que, por su antigüedad, quedaron fuera del proceder general descrito arriba. Estás fuentes, como las de Cs-137, fueron suministradas en los años 80 del siglo pasado y al quedar, por decirlo de alguna forma, descolgadas y ser necesaria su retirada, se contrata con Enresa ese trabajo, insiste. "Enresa garantiza un servicio público fundamental y que no exista supondría quedar descubiertos o al arbitrio de empresas privadas, normalmente de fuera de España, cuyos procedimientos no se conocen en profundidad y, desde luego, mucho más costosas", defiende.
Torraspapel
La fábrica de Torraspapel Sant Joan Les Fonts está situada en la comarca de la Garrotxa en la provincia de Girona, forma parte del grupo Lecta y se dedica a la fabricación de papel estucado de dos caras, de una cara, de gran formato, papel barrera, papel soporte y no estucado.
El ingeniero de mantenimiento del grupo Lecta, Joan Marc Trulls, explica que "ahora mismo" todos los residuos radioactivos generados provienen de los sensores de gramaje del sistema QCS (Quality control system). "Estos sensores para medir el gramaje llevan una fuente encapsulada de Kr-85 de actividad nominal 14,8GBq, esta fuente se aloja dentro de un cabezal emisor con un mecanismo que permite bloquear o permitir la salida la radiación a través de un colimador, éste haz de radiación atraviesa el papel y es capturado en la cámara de ionización del cabezal detector que mediante su electrónica nos permite convertir está señal radioactiva a una señal eléctrica que nos permitirá conocer el valor de gramaje del papel en continuo", detalla.
Para añadir que hace unos años también habían utilizado fuentes de Fe-55 encapsuladas para medir el contenido de carbonato en el papel. Estas fuentes de Fe-55 eran un residuo radioactivo sólido que también retiraba Enresa. Actualmente esta medición se hace con un sensor de rayos X que no generan
residuo radioactivo. En cuanto a la cantidad media de residuos radiactivos que produce la fábrica, detalla que "tenemos un total de siete fuentes de Kr-85 que para el correcto funcionamiento de los sensores deben ser cambiadas cada diez años, o sea que podríamos decir que Enresa nos retira/ventea siete fuentes cada diez años".
Trulls insiste en que "cada fuente nueva que recibimos" llega empaquetada con su contenedor de plomo, un protector de Forex pan y una caja con la correspondiente matricula. "Este contenedor lo guardamos para poder dejar las fuentes agotadas en su envoltorio original. Una vez acondicionadas las fuentes se custodian dentro del local de seguridad y en un armario cerrado bajo llave. Una vez a la semana y hasta su retirada por parte de Enresa se comprueba las fuentes siguen en el armario".
El ingeniero de mantenimiento destaca que Enresa "la verdad es que nos facilita mucho las cosas, en un momento en que las empresas optimizan al máximo los recursos humanos para ser productivas, la disponibilidad de tiempo para hacer todas las gestiones de retirada de fuentes en origen es muy escasa. El poder tener un servicio cómo el que nos proporciona Enresa nos permite lidiar con estos procesos de retirada de fuentes más fácilmente".
Centro Nacional de Aceleradores
El Centro Nacional de Aceleradores Es un centro mixto gestionado por la Universidad de Sevilla, la Junta de Andalucía y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Dispone en la actualidad de cuatro aceleradores de partículas, una unidad de irradiación de alta tasa de cobalto-60, un laboratorio de síntesis de radiofármacos y una unidad de imagen clínica mediante PET (tomografía de emisión de positrones).
En lo que respecta a sus investigaciones, el uso interdisciplinar de los equipos se lleva a cabo en múltiples campos, como el análisis elemental de materiales, ensayos de daños por irradiación, desarrollo de nuevos detectores, datación mediante carbono-14, producción y síntesis de radiofármacos para PET en Medicina Nuclear…"Mediante la técnica de espectrometría de masas con aceleradores se mantiene una estrecha colaboración con Enresa para la caracterización y determinación de la composición isotópica de materiales procedentes del desmantelamiento de centrales nucleares españolas", detalla el jefe de Protección Radiológica del centro, Celestino Ignacio Sánchez.
"Los residuos generados en la instalación provienen fundamentalmente de los procesos de síntesis de radiofármacos (material diverso de laboratorio en forma sólida y líquidos acuosos contaminados), y elementos metálicos generados en tareas de mantenimiento del acelerador ciclotrón que se han activado al ser irradiados por neutrones. Por último, se gestionan como residuos fuentes encapsuladas de radioisótopos que llegan al final de su vida útil", puntualiza.
Respecto a la generación de residuos, detalla que, con origen en el laboratorio de radiofarmacia, en 2022 se generaron 48 botes de dos litros cada uno de sólidos, y 36 botes de dos litros cada uno de líquidos. También, diversas piezas metálicas activadas con un volumen inferior a cinco litros. Con periodicidad variable, algunas fuentes radiactivas encapsuladas sin uso futuro.
La legislación establece la obligatoriedad de presentar al Consejo de Seguridad Nuclear el procedimiento de gestión de residuos de la instalación. La normativa establece límites de concentración de actividad para sólidos y criterios de eliminación de líquidos, de forma que cuando se alcancen valores por debajo de tales límites puedan ser desclasificados y eliminados como residuos convencionales en la propia instalación.
"Todos nuestros residuos procedentes del laboratorio de radiofarmacia se segregan en forma sólida o líquida, y los que generamos cada semana se almacenan en botes de plástico de dos litros que cuando se llenan se cierran, se inventarían y pasan a un almacén centralizado hasta que la actividad decaiga por debajo del nivel legal de desclasificación", refiere. "Solo las fuentes radiactivas en forma encapsulada quedan fuera de este procedimiento y se establece que al final de su vida útil sean devueltas al proveedor o gestionadas por Enresa", matiza. "También están inventariadas las piezas metálicas originadas por activación neutrónica, que se almacenan en contenedores blindados en el almacén interno de residuos mientras decaen en espera de una futura retirada", añade. El primer contrato de retirada de residuos firmado por el Centro de Nacional de Aceleradores con Enresa se remonta a 2007. Desde entonces, se han realizado dos retiradas, en 2008 (material de laboratorio contaminado) y en 2023 (veintiuna fuentes radiactivas en forma encapsulada).
"Cuando se generan residuos que cumplen los requisitos de retirada por Enresa -detalla- se realiza una solicitud para la retirada enviando la hoja descriptiva de residuos, donde se especifican las características de los residuos que se necesita retirar. A continuación, se acuerda una visita de inspección previa a la retirada por parte de personal especializado de Enresa, en la que se verifica la información del material suministrada previamente en la solicitud, y se etiqueta y embolsa de acuerdo con los criterios de aceptación de Enresa". "En fecha posterior se acuerda la retirada del material ya acondicionado por técnicos de Enresa y se firma el documento de transferencia de los residuos de la instalación a Enresa. Tras este acto, el material es transportado a las instalaciones de El Cabril", añade.
Sánchez defiende que Enresa juega en todo el proceso un papel esencial y crítico, que garantiza una gestión segura y acorde con la estricta normativa al efecto del material radiactivo para el cual ya no hay utilidad. "Es un servicio imprescindible para poder desarrollar eficientemente las múltiples actividades en las que los materiales radiactivos están presentes en nuestra vida cotidiana (medicina, investigación, industria, etc.)", concluye.
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