¿Hay que reducir la producción y el consumo de carne?

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, achaca a la industria cárnica una importante aportación al deterioro medioambiental y a la merma de la salud en su última campaña, desencadenando réplicas en contra tanto dentro del propio Gobierno como en la industria cárnica, en el ojo del huracán desde que que Garzón iniciara su mediática iniciativa #MenosCarneMásVida'.

Según el ministro de Consumo, si los españoles redujeran a ingesta de carne hasta los niveles recomendados por la ciencia, pasando de un kilo a 300 gramos semanales, "se evitarían el 50% de las emisiones de gases invernadero asociadas a la alimentación y el 20% de las muertes prematuras".

También cita a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para alertar del "riesgo" que tiene el consumo "excesivo" de carne roja "que puede traducirse en infartos, diabetes u otras enfermedades".

Ante esta serie de afirmaciones, estas reacciones: el presidente Sánchez desautoriza al ministro con "un chuletón al punto es imbatible"; el ministro de Agricultura, Luis Planas, asegura que esta campaña "es tan errónea como la del azúcar mata".

El sector cárnico y ganadero se defiende alegando que utiliza "los más altos estándares de calidad y seguridad alimentaria y bienestar animal del mundo".

En defensa del ministro, los ecologistas y nutricionistas. Los primeros dicen que la campaña está "justificada" e incluso "llega tarde". Por su parte, nutricionistas han apoyado la teoría de Garzón, tanto desde el punto de vista de la salud como del medioambiental, recordando que las guías alimentarias más modernas ya incluyen la necesidad de reducir el consumo.

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