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El presidente sale de la 'burbuja'

El debate de los jefes

Del apocalipsis a Zola. El presidente recupera el tono y consigue un doble empate ante una oposición durísima. Valderas reclama elecciones y Arenas que dimita Griñán

Yo acuso. Arenas ha repetido los mismos argumentos de varias maneras; una imitando a Zola.
Ignacio Martínez

18 de marzo 2011 - 05:04

GRIÑÁN ha vuelto. Después de dos sesiones en las que hizo el papel de presidente burbuja, ayer recuperó el resuello frente a los ataques de la oposición. El bombardeo sobre su posición fue particularmente intenso desde el flanco izquierdo. Valderas utilizó decenas de veces las palabras fraude y corrupción, hizo hincapié en la ruina del campo andaluz, puso en cuestión el buen uso "de los más 75.000 millones de euros que Andalucía ha recibido en los últimos 20 años" [que, en realidad, han sido 69.000 millones en 25 años], y pidió elecciones anticipadas.

Tras el durísimo discurso del jefe de IU, calificado por Griñán de apocalíptico, Arenas utilizó como pauta la palabra mentira para sus andanadas desde el flanco derecho. Y el presidente en su mejor intervención desde que empezó la crisis de los eres, dijo comprender y compartir la indignación de la ciudadanía por este asunto. Y reconoció que le dolía que algún cargo socialista haya podido traicionar la confianza de su partido, la de los votantes y la de toda la ciudadanía andaluza.

El jefe de los populares, sin embargo, cree que Griñán miente cuando sostiene que nunca conoció los informes de la Intervención General de la Junta que advertían de irregularidades en la tramitación de los expedientes de regulación de empleo que han dado lugar al escándalo. La Intervención se los mandó a la señora Martínez Aguayo para que se los entregara a usted -señalaba Arenas- y si se demuestra sólo le quedan dos salidas, o dimitir por haber mentido o cesar de inmediato a la consejera por haberle ocultado entonces ese informe.

A partir de ahí, el presidente del PP andaluz explicó la tesis de la Intervención: decía que se habían superado los créditos, que se hacían transferencias al margen de la legalidad para gastos de explotación, que luego terminaban donde terminaban, pero usted firmaba esas transferencias; decía que no había controles ni a priori, ni a posteriori, que se gastaba sin procedimiento administrativo alguno.

Como un buen sabueso, que no suelta el bocado, Arenas adelantó los dientes: como no atendieron esos informes, aunque sí los conocieron la señora Aguayo, usted y el señor Chaves, surgen las gravísimas responsabilidades políticas, para usted y para Chaves. Pero el acoso verbal seguía: señor Griñán, usted conoció, no evitó, permitió y autorizó que los procedimientos al margen de la ley que denunció la Intervención siguieran campando por sus respetos.

Si las sesiones de control al Gobierno tienen un punto decepcionante es que los oradores se traen los discursos aprendidos de casa y no suelen improvisar réplicas a las críticas, descalificaciones o simples preguntas que reciben de sus adversarios. Eso resta atractivo al juego dialéctico. Ejemplo práctico: ayer Arenas preguntó varias veces a Griñán sobre cómo y cuándo le contó a Chaves el contenido de los informes en los que la Intervención desaconsejaba el procedimiento de ejecución los eres, pero el presidente no se dio por enterado. Del mismo modo, el líder popular escuchó como quien oye llover la lectura por Griñán de un informe del Tribunal de Cuentas de 1998, en el que se ponía en cuestión la legalidad de determinados contratos realizados en el Ministerio de Trabajo cuando Arenas era su titular.

Griñán no entró al toro del "usted conoció, no evitó, permitió y autorizó", aunque a su modo respondió cuando pidió disculpas a sus votantes por las irregularidades en los eres, "con humildad y tristeza". Como máximo responsable de su partido y del Gobierno andaluz, recalcó que desde que tuvo conocimiento de las irregularidades ha mantenido una línea de denuncia, colaboración y restablecimiento del orden jurídico. Y sí contestó de manera contundente a la distinción que había hecho Arenas entre la verdad jurídica y verdad política: La verdad política depende en su caso siempre del color del cristal con que la mira. Tiene el síndrome de mirar a los suyos de una manera y a los nuestros de otra.

Usted pertenece a una derecha, declamaba Griñán, que siempre ha intentado destruir a sus enemigos políticos, lo intentaron con Felipe González, con Zapatero, con Chaves y con todo aquel que ocupa el cargo al que ustedes aspiran. Esa táctica les permite desviar la atención de sus propias corrupciones. Sobre las que usted ha llegado a decir que hay jueces, fiscales y policías con un comportamiento no respetuoso con el Estado de derecho. Nosotros colaboración total, pusimos la denuncia inicial, abrimos una investigación interna, llevamos al juzgado todas las irregularidades, nos personamos como parte acusadora, hemos iniciado el procedimiento para recuperar los pagos indebidos, hemos pedido una auditoría de la Cámara de Cuentas y comparecido ante esta Cámara, sin necesidad de que haya tenido que intervenir el Tribunal Constitucional para que se admitan preguntas, como ha ocurrido en Valencia con el caso Gürtel.

El pasaje culminante de la sesión de mediodía, pudo ser la secuela del Yo acuso de Zola que Arenas se sacó de la manga en su segunda intervención de ayer. La retahíla era contundente pero sonaba a déjà vu: le acuso de haber hecho caso omiso del informe de la Intervención general, que lo conoció; le acuso de haber incumplido la ley de Hacienda Pública, le acuso de haber incumplido la ley de subvenciones, yo le acuso de haber permitido que se gastara más de lo autorizado, le acuso de no haber puesto en marcha controles de los fondos públicos, le acuso de haber autorizado un modo de gasto al margen de cualquier procedimiento administrativo...

Esta última vuelta de tuerca habría sido más efectiva de no haber repetido los mismos argumentos que un rato antes. La munición era corta, pero de grueso calibre. E incluso esgrimió alguna cosa nueva. Hace dos semanas, Griñán dijo que Guerrero, el ex director general implicado en el caso de los falsos eres, no tenía credibilidad, porque estaba imputado, y Arenas le preguntó ayer al presidente si se le puede aplicar la misma doctrina a su ex consejero Antonio Fernández, también imputado en el caso. No tuvo respuesta.

En el inicio Valderas consideró que la sentencia del Constitucional sobre el Guadalquivir cortaba la arteria principal del Estatuto andaluz. El presidente dijo que hay que acatar el fallo y buscar una fórmula para que se pueda cumplir el espíritu del texto estatutario. Y que de todo lo que haga al respecto informará a la oposición y nada hará sin su consenso. Algo hubo en la sesión que no fue de cachiporra.

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