"Nunca se oyeron discusiones"

Los vecinos de la urbanización donde residían los padres de Ruth y José destacan la "normalidad" de la pareja · Una vecina recibió una llamada de la madre el día de la desaparición para preguntar si habían visto a su marido.

Fachada principal de la vivienda en la que convivió la familia Bretón Ortiz antes de iniciar los trámites de separación.
Fachada principal de la vivienda en la que convivió la familia Bretón Ortiz antes de iniciar los trámites de separación.
Jordi Landero / Nuevo Portil

15 de octubre 2011 - 01:00

Un pequeño camioncito, un tractor y varios balones... Es lo único que recuerda a los pequeños en terraza delantera de la última residencia conyugal del matrimonio de Ruth María Ortiz y José Breton, situada en Cartaya (Huelva). Quizás fueron los últimos juguetes con los que corretearon Ruth y José, de 6 y 2 años, desaparecidos hace justo una semana en Córdoba. La vivienda, en la que el matrimonio ha vivido hasta hace unas semanas en régimen de alquiler durante algo menos de un año, se encuentra en el núcleo residencial y turístico de Nuevo Portil, junto a las playas del término municipal de Cartaya. Se trata de una zona muy tranquila, en la que conviven habitualmente -en torno a un pequeño parque central ajardinado- menos de una decena de matrimonios de entre 30 y 40 años. Todos se conocen y ayer no podían esconder las muestras de estupor y consternación tras una intensa e infructuosa semana de búsqueda e investigaciones policiales.

"Se trataba de una pareja totalmente normal, al menos en apariencia, que nunca tuvo discusiones en público o en un tono fuera de lo común". Así lo manifestaron a este medio casi la totalidad de los vecinos, que han preferido preservar su anonimato "porque en la mayoría de los casos este tema nos está superando". Anonimato que se extiende a la urbanización "para no infundir más temor entre los niños que viven entre nosotros".

Tres casas más abajo de la que ocuparon los padres de Ruth y José vive un matrimonio cuyos cónyuges confiesan haber intimidado bastante con Ruth María Ortiz y José Breton. "Era una pareja que solía salir casi a diario con los niños por el parque que hay frente a nuestras casas, sobre todo en el caso de José, porque ella era un poco más retraída y pasaba más tiempo en el interior del domicilio". Tras unos segundos, mantienen que "aún no nos creemos lo que ha pasado... Y es que la niña (por Ruth María) ha jugado por aquí hasta hace muy pocos días con mi hija, de quien era íntima amiga, junto con la pequeña de otra de las vecinas de la urbanización. Además ha comido y cenado en numerosas ocasiones en nuestra casa". Lo hicieron hace menos de un mes: "Estuvieron hace muy poco con nuestra hija en el cumpleaños de la pequeña Ruth -asegura-, al igual que ella pasó el pasado día 18 de septiembre con su familia en nuestra casa, en el cumpleaños de nuestra hija... Eran muy amigas -prosigue- y lo único que las separaba era el colegio, porque estudiaban en diferentes centros".

Relatan apesadumbrados que su hija "aún no sabe nada sobre lo ocurrido, no queremos que lo sepa por el momento, y si desgraciadamente algún día se lo tenemos que decir no sabemos cómo lo haremos". Por ello, han decidido "no dejamos que nuestra hija vea las fotos de los pequeños desaparecidos en las noticias de la tele ni en los periódicos". Y es que "se nos rompe el corazón cuando todos los días nuestra hija nos pregunta cuándo va a volver Ruth". Además, "incluso a nosotros se nos saltan las lágrimas sólo de ver la foto de los niños en los medios de comunicación porque el tema es muy penoso y porque hemos convivido mucho con ellos". Tras una larga conversación, el matrimonio reconoce que "lo que sí habíamos notado en las últimas semanas fue "cierto distanciamiento entre la pareja". De hecho, según prosiguen, "últimamente ella iba a la playa con los niños y su madre, y él se quedaba en casa". No obstante, asegura él, "este verano se fueron juntos a Málaga a pasar unos días de vacaciones". Destacan que ella era "tímida, callada y muy buena persona, al igual que él, con quien se podía hablar sobre cualquier tema porque era una persona preparada y culta". E insisten en que "nunca se oyeron discusiones, gritos o golpes en el interior de su domicilio...". "Era un matrimonio normal", reiteran. Por ello, prosiguen, "no nos entra en la cabeza ni podemos creernos o imaginarnos que él haya podido hacer una locura como se está diciendo por ahí, por lo que no nos podemos hacer una idea de lo que ha podido ocurrir".

Como la mayor parte de matrimonios, "nunca" se separaba ni dejaba solos a los niños; sobre todo al pequeño, ya que "la niña al ser un poco mayor, sí es cierto que junto con nuestra hija y la otra amiga ya se distanciaban un poco más del domicilio para jugar".

Los propietarios de los pequeños comercios cercanos al domicilio conyugal de José Breton y Ruth María Ortiz coincidieron en que "habitualmente él era el que se encargaba de las compras, siempre venía con gafas de sol". En general, afirma la propietaria de una frutería "se veían muy normales cuando venían a comprar". La quiosquera del barrio relató que "la niña siempre estaba muy pendiente de su hermano pequeño cuando venían a comprar chucherías".

Todos aseguraron estar "consternados y afectados" por la desaparición de los dos menores porque se trataba "de una familia a la que veíamos por aquí prácticamente todos los días, y porque eran unos pequeños que como a cualquier niño de sus edades les gustaba jugar y corretear por la urbanización".

Resulta difícil que quienes han convivido con la familia Breton Ortiz aporten detalles más íntimos, aunque una de las vecinas más allegadas a la familia confirmó a este periódico haber recibido una llamada telefónica de la madre de los pequeños el mismo día en que éstos desaparecieron.

Durante la conversación, Ruth María Ortiz le preguntó si le podía confirmar que alguien había visto por el hogar de la urbanización de Nuevo Portil en las últimas horas a su marido.

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