La opción privada para lograr un trabajo
Oportunidades. Las ETT
Un 30% de los contratados a través de una ETT acaban integrados en las empresas.
La crisis económica ha dibujado un mercado laboral radicalmente opuesto al de hace menos de un lustro. Una coyuntura donde pocas cosas siguen siendo lo que eran. En este contexto, las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) se erigen como una opción privada que debe tenerse en cuenta a la hora de buscar un empleo tras haber sido durante años territorio casi exclusivo para jóvenes inscritos para optar a trabajos poco cualificados con los que pagarse los estudios.
Una ETT funciona como nexo entre las personas demandantes inscritas en sus registros y las empresas usuarias que acuden en busca de mano de obra para cubrir necesidades temporales. Un triángulo en cuyos vértices se sitúan tres elementos: las ETT se encargan de casar oferta y demanda; cuando lo logran, contratan directamente al trabajador para cederlo de inmediato al cliente, y queda integrado en la empresa. La puesta a disposición a terceros de personal contratado es una práctica legalizada para este tipo de compañías. A cambio, la ETT factura a la empresa usuaria los costes laborales más un margen comercial -que rechazan difundir- aplicado únicamente a la parte societaria, nunca al trabajador. La ventaja para las mercantiles radica en poder tener un candidato ya seleccionado y evaluado para las necesidades del puesto en apenas horas e incluso externalizar el departamento de recursos humanos a menor coste, según responsables regionales de Adecco, Manpower y Randstad, tres de las compañías líderes en España con destacada presencia en Andalucía. Las tres suman 57 oficinas en las ocho provincias.
Desde el punto de vista de quien busca empleo, ¿es un salto al vacío encomendarse a la mediación de una ETT? ¿Están garantizados sus derechos? ¿Hay igualdad o es un empleado de segunda? Hay diferentes visiones pero también un punto de acuerdo entre las compañías y los sindicatos: el sueldo es sagrado. Por Ley, desde 1999 las retribuciones de un trabajador de plantilla y otro cedido por una ETT debe ser idénticas. Hasta ese año, las ETT disponían en España de un convenio colectivo propio que convertía a los trabajadores en mano de obra barata para sectores como la industria. Un sambenito que el sector considera superado aunque a pie de calle perduran ciertos estigmas. "Ha sido una lacra importante, pero creo que hoy en día está eliminada", apostilla Eduardo Contreras, director regional de Adecco. "Gestionamos la temporalidad de forma ágil, pero nunca por tener una mano de obra más barata; aunque antes las ETT se usaran para evitar convenios altos", reconoce Paula Fernández, responsable para Andalucía de Manpower.
Los sindicatos corroboran no tener denuncias por mermas o diferencias salariales y desde los sistemas extrajudiciales de mediación laboral (el Sercla y el CMAC) ratifican que no se trata de una queja habitual. Pero para Miguel Abreu, secretario de Empleo de la UGT-Cádiz, el problema de los trabajadores de las ETT no es tanto el salario sino el grado de integración. "Detectamos quejas por la encomienda de labores más penosas u horas extras impagadas que se aceptan por miedo a no ser llamado más. Es difícil probarlo porque luego no hay denuncias, nadie quiere señalarse", apunta Abreu, quien recomienda avisar a la Inspección de Trabajo (es confidencial) en caso de considerar vulnerado algún derecho. Las posibles prácticas abusivas con los trabajadores escapan al control de las ETT, que sólo contrata, siendo la gestión potestad de la empresa.
En cuanto al perfil del usuario, hoy está lejos de ser un censo de estudiantes en busca de dinero extra: amas de casa, parados de larga duración, licenciados, mandos intermedios u operarios persiguen acceder por primera vez o reinsertarse inscribiéndose en alguna de las 214 ETT que operan en Andalucía no sólo con la esperanza de trabajar unos días. Hace cinco años, un 60% de los trabajadores de ETT acababan siendo contratados por la empresa usuaria. Hoy este porcentaje ronda el 30%. "Una ETT sigue siendo una forma de entrada al mercado laboral, para que puedan demostrar su valía con el fin de dejar de ser temporales. Si lo logran, es motivo de orgullo también para nosotros", valora Ana García, de Randstad Andalucía.
En los últimos doce meses -de mayo de 2011 a abril de 2012- las ETT registraron en Andalucía 234.547 contratos de puesta a disposición, según datos del observatorio Argos del Servicio Andaluz de Empleo (SAE). En el último ejercicio completo fueron 197.759 en toda la región y 2.048.352 en el conjunto del país, según el Ministerio de Trabajo. En la serie de la última década, 2007 supuso la cúspide de su volumen de negocio en España, justo antes del inicio de la recesión.
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