La muerte voluntaria crece más en Andalucía
La comunidad registra más suicidios que la media. Los índices suben en un contexto de descenso.
Dependencias, deudas, impagos, depresión, muertes repentinas, antecedentes familiares, rupturas, trastornos mentales... En resumen, la insondable fragilidad de la mente humana ante la decisión de poner fin a los días. El suicidio representa un importante problema social y de salud pública que en España supone la primera causa de muerte no natural, muy por delante de los accidentes de tráfico. Su prevención, no en vano, supone una prioridad para la Organización Mundial de la Salud (OMS) y es motivo de debate para los investigadores de todo el mundo, algunos de los cuales se han reunido esta semana en Sevilla. Organizado por el departamento de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla y la Sociedad Andaluza de Psiquiatría, las jornadas Encuentros en Psiquiatría han reunido a más de 400 profesionales para abordar la relación entre la crisis económica y el suicidio, en un tiempo en que se ha extendido en la población y los medios esta asociación directa.
Pero, ¿qué incidencia tienen las muertes voluntarias en España? En 2012, se consumaron en nuestro país 3.539 suicidios (2.724 hombres y 815 mujeres), un 11,3% más que el año anterior. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hechos públicos el pasado enero, la tasa de suicidios se situó en 7,6 por cada 100.000 personas (11,8 en los hombres y 3,4 de mujeres), cifra que, comparada con la de años anteriores, es la más alta desde 2005.
Esta cota ha alertado a la comunidad científica y ha llevado a expertos de la Universidad de Sevilla a plasmar en recientes publicaciones que las cifras oficiales podrían estar subestimando la incidencia real del suicidio en España debido a una cuestión metodológica. Según los responsables del Encuentros en Psiquiatría celebrado estos días en Sevilla, "se ha detectado una discrepancia entre los datos oficiales ofrecidos por el INE y los obtenidos directamente a través de forenses encargados de las autopsias en los casos de suicidio en los institutos de medicina legal". Así se argumenta en el informe elaborado por Lucas Giner y Julio A. Guija, ambos del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla, que estudió el número de suicidios en el lustro comprendido entre 2006 y 2010.
En un tiempo en que estudios financiados por la Junta concluyen que, pese al paro masivo, la población de Andalucía es mayoritariamente feliz, como reflejó el trabajo La satisfacción con la vida de los andaluces: ¿Se puede ser feliz a pesar del paro masivo?, publicado por el Centro de Estudios Andaluces, la otra cara de la moneda se encuentran en los datos al alza de las muertes voluntarias en la comunidad.
Desde el punto de vista autonómico, Andalucía revela un aumento de muertes por suicidio, un dato que llama la atención en un contexto generalizado de descenso. Así se plasma en el reciente dossier Suicidio, prescripción de antidepresivos y desempleo en Andalucía, publicado por Gaceta Sanitaria y elaborado por José Alameda-Palacios, de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del Hospital Universitario Virgen Macarena, Miguel Ruiz-Ramos, del Servicio de Información y Evaluación de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta y Beatriz García-Robredo, del Servicio de Promoción del Uso Racional del Medicamento, Dirección General de Asistencia Sanitaria y Resultados en Salud del Servicio Andaluz de Salud (SAS). El estudio, que pone el acento en la comunidad andaluz, analiza la evolución temporal de la mortalidad por suicidio en Andalucía entre 1975 y 2012. Una de las principales conclusiones es que las muertes voluntarias han aumentado desde 1975 en todos los grupos de edad y sexo, salvo en las mujeres ancianas. En las últimas décadas se aprecian tendencias ascendentes en los jóvenes, y estables o descendentes en el resto de la población que, según este trabajo de investigadores andaluces, no están asociadas con el desempleo ni con el uso de antidepresivos.
Como tarea para los responsables de las políticas sociosanitarias en Andalucía, el estudio advierte que "los programas de la prevención del suicidio deben contemplar a los adultos jóvenes como grupo de riesgo y enfatizar un uso adecuado de los antidepresivos mediante la mejora del diagnóstico de la depresión y la detencción del riesgo suicida".
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