Varios militares advirtieron al capitán de Córdoba de que no era el mejor día para el ejercicio
El mando dio la orden de seguir adelante a pesar del frío y la escasa visibilidad que había en el lago en el que murieron dos soldados
Los padres del militar sevillano muerto pedirán el ingreso en prisión del capitán
Varios militares advirtieron al capitán que dirigía las maniobras en las que murieron dos soldados de que no se daban las condiciones para realizar el ejercicio y le aconsejaron que era mejor dejarlo para otro momento. El capitán dijo que seguirían adelante a pesar de las circunstancias adversas (hacía un frío intenso y la visibilidad era muy escasa) y de que la tropa ese día se había levantado a las cinco de la mañana y había practicado unos ejercicios muy duros.
Así lo aseguró ayer Luis Romero, el abogado de los padres del soldado Carlos León Rico, de 24 años y natural de El Viso del Alcor y muerto ahogado durante las prácticas la mañana del 21 de diciembre de 2023 en la base de Cerro Muriano. Junto a él falleció el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, de 34 años. Romero emitió ayer un comunicado ampliando la información ofrecida en la rueda de prensa del día anterior.
En dicha nota, el abogado aclaró que Carlos León sabía nadar perfectamente y explicó que ayer se les notificó el auto de inhibición del juzgado de Instrucción número 4 de Córdoba a favor del juzgado Togado Militar número 21 de Sevilla, contra el que interpondrá un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Córdoba. Romero indicó también que está redactando el escrito de ampliación de la denuncia presentada el 29 de diciembre de 2023, "en el sentido de considerar los hechos dos presuntos delitos de homicidio doloso por omisión en su modalidad de dolo eventual, además de ampliar la imputación a los dos tenientes que dirigían la maniobra del día de autos junto al capitán".
El letrado considera que existió "una falta de la diligencia debida tanto por parte del capitán como por los tenientes y los jefes de la cadena de mando que debían de conocer y haber autorizado los ejercicios en dichas circunstancias, además de haber reconocido el capitán que ya había llevado a la práctica los mismos sin las más elementales medidas de seguridad".
Para Romero, resulta "claro y patente que no se cumplieron las normas de seguridad e higiene en el trabajo, ni hubo ni se respetó un plan de prevención de riesgo". Como ya dijo el día anterior, "no había una línea de vida sino una cuerda guía". Dicha cuerda fue instalada por dos sargentos que reconocieron que no era una línea de vida y que además no estaban cualificados para ello. El capitán ordenó que la cuerda se soltase de un extremo cuando todavía había militares sujetos o en las proximidades. La distancia que tenían que cruzar a nado los soldados era de 120 metros. El capitán había dado la orden de no asirse a dicha cuerda salvo en caso de extrema necesidad.
El agua del lago artificial estaba próxima a la congelación con una temperatura exterior de entre 2 y 3 grados centígrados. Varios militares han manifestado que tenían las mandíbulas bloqueadas y no podían ni hablar, teniendo dificultad para nadar. El agua estaba turbia y en el fondo había fango, con profundidades de tres metros o más.
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