Un militar y su hija mueren por disparos en su domicilio de Cádiz

Crimen en la avenida de Portugal

La principal hipótesis que baraja la Policía es que el padre disparó primero contra la niña, de 12 años, y posteriormente se quitó la vida. La madre, que estaba presente, salió ilesa

Un militar y su hija mueren por disparos en su domicilio de Cádiz
Un militar y su hija mueren por disparos en su domicilio de Cádiz
Pedro M. Espinosa

26 de agosto 2013 - 11:09

Rafael Gil de Haza, psicólogo militar de 56 años, y su hija Ana Gil Cordero, de 12, fueron encontrados ayer muertos por agentes de la Policía Nacional en su domicilio del número 38 de la gaditana avenida de Portugal a causa de los disparos realizados por una pistola de 9 milímetros de fabricación china que carecía de licencia. La principal hipótesis sobre la que trabaja la Policía es que el hombre mató a su hija de un certero disparo en la cabeza y posteriormente se suicidó, todo esto en presencia de su mujer, Mari Carmen Cordero Bulnes, que fue quien avisó al 061 y que por la tarde declaró en calidad de testigo en comisaría.

Los hechos ocurrieron pasadas las diez de la mañana, cuando el 061 recibió un aviso de la propia esposa del fallecido alertando de la violenta situación que se había producido. Igualmente, vecinos del bloque llamaban al 112 al oír las detonaciones. El 112 trasladó el aviso al 091 y en pocos minutos una dotación de agentes, pertrechados con mazas y chalecos antibalas llegó al lugar de los hechos. Fueron momentos de mucha tensión, lo que incluso provocó que en un primer momento los agentes accedieran al número 36 en lugar del 38, hasta que se percataron de que el 061 ya había llegado hasta el lugar de los hechos. Fue la propia Carmen quien abrió la puerta a los facultativos, que comprobaban el estado de los fallecidos cuando hizo acto de presencia la Policía.

Según ha podido saber este medio, una de las circunstancias que más ha llamado la atención hasta el momento a los investigadores es la tranquilidad y la entereza con la que la madre de familia está afrontando los hechos.

Durante toda la tarde, la mujer estuvo declarando en calidad de testigo en la comisaría ante uno de los inspectores de la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta) que se ha hecho cargo de la investigación. También prestaron declaración los primeros agentes que entraron en el domicilio del número 38 de la avenida de Portugal y se encontraron con una escena absolutamente dantesca.

Asimismo, agentes especializados de la Policía Científica volvieron también por la tarde al domicilio de los finados con el fin de continuar con la inspección ocular técnico policial que les servirá para elaborar el atestado que será elevado a la autoridad judicial para unirlo a la instrucción del caso.

Entre las pruebas realizadas por estos agentes se encuentra la que tratará de encontrar residuos de pólvora en las manos, tanto de los fallecidos como de la madre y esposa, para descartar todas las variantes posibles y confirmar que los disparos, tanto el que mató a la menor como el que acabó con su vida, fueron practicados por Rafael Gil de Haza.

En un comunicado de prensa efectuado por la Policía se aseguraba que lo único que confirmaban de la situación familiar era que no existían denuncias previas de violencia de género ni doméstica y que la convivencia entre ellos, a priori, era normal, o al menos eso aseguró la esposa, si bien allegados del fallecido aseguraron a este medio que la pareja no pasaba por su mejor momento, aunque nada hacía presagiar un desenlace tan trágico y en el que se ha visto involucrada de forma fatal la hija de 12 años.

El fallecido era el jefe de un gabinete de psicología que la Armada tiene en San Fernando y no el Jefe de Psiquiatría del Hospital Militar de San Carlos, como se había informado en un principio, cuyo titular es José Ildefonso Pérez Crureira. Entre el personal de San Carlos la noticia causó sorpresa porque apenas conocían al citado Rafael Gil. Quienes sí sabían de su existencia le definían ayer como una persona solitaria, introvertida y taciturna, que en los últimos tiempos parecía haber querido hallar en el alcohol la solución a algunos de sus problemas.

La jueza encargada del caso decretó ayer el secreto de las diligencias a la espera de los resultados de la autopsias a los cuerpos de los fallecidos, que se realizará hoy en el Instituto de Medicina Legal dependiente de la Junta de Andalucía y del resto de informes técnicos y periciales.

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