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Raphael sufre un linfoma cerebral

El militar que mató a su hija y se suicidó estaba en tratamiento psiquiátrico

Rafael Gil disparó primero en la sien de su hija y posteriormente se quitó la vida del mismo modo Ayer se realizaron las autopsias a los cadáveres, que fueron incinerados en El Puerto

Un agente de Policía en el portal del número 38 de la avenida de Portugal.
Pedro M. Espinosa Cádiz

28 de agosto 2013 - 01:00

Rafael Gil de Haza, el psicólogo militar que disparó en la sien contra su hija de 12 años y posteriormente se suicidó del mismo modo el pasado lunes, recibía tratamiento psiquiátrico en secreto. Los investigadores del caso no tienen dudas de que fue el padre quien empuñó el arma homicida la fatídica mañana del lunes en el número 38 de la avenida de Portugal. Parece ser que los cuerpos sin vida de Rafael y su hija Ana fueron encontrados por la esposa y madre en el dormitorio principal de la casa, donde, al menos esa noche, habían dormido madre e hija. Una vez que María del Carmen Cordero se levantó para preparar el desayuno, el padre entró en la habitación, disparó en la sien a la pequeña e inmediatamente apoyó la pistola, no la reglamentaria de la Armada, sino otra particular del calibre 9 milímetros, en su sien para descerrajarse otro disparo mortal.

Lo que siguen preguntándose investigadores, familiares y ciudadanos es qué puede pasarse por la mente de un hombre para disparar un tiro a bocajarro en la cabeza a su hija de 12 años e inmediatamente quitarse la vida. El hecho de que Rafael estuviera atravesando una profunda depresión es fundamental para tratar de entender lo sucedido. Aunque en su declaración la mujer explicó que la relación conyugal era normal, todo apunta a que existiera algún problema en la pareja que haya provocado en el militar una reacción tan brutal y que, según interpretaciones, incluso parece una venganza para hacer sufrir a su esposa de la forma más cruel. Algún familiar de la esposa comentó al conocer la triste noticia que por desgracia desde hace algún tiempo sentían temor por la depresión que padecía Rafael.

Durante la mañana de ayer, a los cuerpos de padre e hija se les practicó la autopsia en el Instituto de Medicina Legal de la capital gaditana y los resultados han sido remitidos a la jueza que se encarga de instruir el caso. Nada más terminar se procedió a la incineración en El Puerto de Santa María del cuerpo de la pequeña, en primer lugar, y, posteriormente, del de su padre.

Mari Carmen Cordero Bulnes, la esposa y madre, se encuentra en casa de unos familiares pasando estos momentos durísimos que todavía la mantienen en estado de shock. Los expertos consideran que conforme vayan pasando las horas llegará un duelo terrible, porque al principio el sujeto se encuentra en un estado de confusión tal que apenas si es capaz de distinguir la realidad. Puede que fuera por ello por lo que los investigadores se sorprendieran de la templanza de la mujer para afrontar una situación tan complicada.

También están pasando un calvario las amigas de la niña fallecida, que según han comentado fuentes del colegio donde estudiaban, no podían parar de llorar y ayer aún se mostraban incrédulas ante lo sucedido. Madres y padres del centro han destacado también la estrecha relación que unía a madre e hija, a las que se podía ver juntas a diario, e incluso han informado de que Ana fue una hija muy buscada, muy deseada por sus padres, que tardaron años en poder concebirla.

Por otra parte, según informó Europa Press, al Instituto Andaluz de la Mujer no le constan denuncias de la mujer del militar.

La directora del IAM en Cádiz, Dolores Virués, confirmó que no existían denuncias previas por violencia de género o en el ámbito familiar. A la Policía Nacional tampoco le constan denuncias por estos delitos. Es más, en un comunicado aseguraron que la convivencia entre ellos era "a priori normal".

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