Y el malestar socialista se hizo verbo
El resto del tintero
EL malestar acumulado con el Gobierno socialista a causa de la crisis se ha hecho verbo. Y el verbo es la acción: el voto. O no les voto o cambio a otros. Más por demérito de Zapatero que del Ejecutivo andaluz, el PP de Javier Arenas ha logrado adelantar al PSOE de Griñán por 7,3 puntos de diferencia. La caída de los apoyos socialistas desde las elecciones autonómicas de 2008 no ha seguido una línea de descenso continua, sino que dibuja dos grandes escalones. En aquellas elecciones, los socialistas obtuvieron el 48,2% de los votos, y su porcentaje fue bajando poco a poco hasta el otoño de 2009, cuando la crisis mostró que no era pasajera y la cifra de parados sobrepasó la barrera de los cuatro millones. Del Barómetro de junio al de octubre de 2009 se produjo el primer tropezón: los socialistas perdieron tres puntos, justos los mismos que ganó el PP. A partir de ahí, ambos partidos entraron en una suerte de empate técnico. Hasta junio de este año, cuando el PSOE ha perdido respecto a febrero ni más ni menos que 4,8 puntos, mientras el PP ha ganado tres. El paquete de medidas que Zapatero anunció el 12 de mayo precipitó al PSOE hacia este segundo escalón tan importante desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, porque ha supuesto el adelantamiento popular. En definitiva, que el PSOE se queda con un 38,1%, lo que supone una pérdida de 10 puntos respecto a aquellas autonómicas que dieron a Chaves la absoluta.
Pero el declive socialista no se debe sólo al retraimiento de sus electores, sino al aumento de apoyos del PP. Vean: hace un año, el 73,5% de los que habían votado al PSOE seguían fieles a su elección; en febrero bajaron al 69,1%, y ahora sólo queda el 55,9%. Es decir, que al menos cuatro de cada 10 votantes socialistas entrevistados han cambiado su opinión: la mayoría está desconcertada, pero en torno a un 9% votará al PP. También hay traspaso hacia IU, de ahí su subida en intención de voto. Esto es lo sustancial del Barómetro: que del enfado se ha materializado en la intención de voto.
La crisis, sus efectos, la reacción del Gobierno central y el modo de comunicar su respuesta ha apagado el efecto del cambio de Griñán. Aun así, el presidente andaluz sigue aprobando, con un 5; no así, su Gobierno. El líder del PP, Javier Arenas, con un 4,5, está peor valorado, igual que el trabajo de su oposición. Ahora bien, la diferencia entre los dos líderes es mínima para una sociedad que, como la andaluza, se sitúa sociológicamente en el centro izquierda. Eso sí, son más los que piensan que el PSOE ganará las elecciones autonómicas.
No obstante, hay que subrayar que el momento en el que se realizó el sondeo fue de una conmoción general, cuando, por proximidad, el enfado era mayor hacia las medidas de ajuste y el giro de ZP. Más adelante se verá si este cambio hacia la firmeza es, finalmente, valorado o rechazado. Es decir, si estamos ante un punto de inflexión o ante un escalón más de una inexorable caída socialista.
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