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Los inmigrantes doblan la tasa andaluza de licenciados

Un informe de la Junta alerta de que el ascenso de los foráneos a puestos de mayor reconocimiento puede aumentar el rechazo a la población inmigrante

Manuel Ramos / Sevilla

25 de marzo 2008 - 05:04

Los inmigrantes venidos a la comunidad poseen, por término medio, mejor formación que los andaluces, aunque acaparan mayoritariamente los puestos de trabajo que no exigen cualificación, según concluye el estudio realizado por el investigador Sebastian Rinken para el Centro de Estudios Andaluces, dependiente de la Consejería de la Presidencia. Un 28% de los extranjeros residentes en Andalucía afirma que dispone de estudios universitarios, una tasa que se dispara con los procedentes de Europa del Este y de Iberoamérica hasta el 36%. Frente a esto, sólo un 13% de los andaluces ha pasado por la universidad. La proporción no mejora cuando se trata de formación de segundo grado. La paradoja, según Rinken, es que dos de cada tres trabajos que no exigen cualificación lo ocupan estos inmigrantes. Además, tres de cada cuatro trabajadores foráneos obtienen unos ingresos mensuales que oscilan entre los 250 a los 1.000 euros. Sus principales ocupaciones son la de peón agrícola, empleados del hogar, limpieza, peones de la construcción y vendedores ambulantes.

"En Andalucía podemos ver a una maestra dedicarse a los trabajos domésticos, a un físico sirviendo café o a un perito agrónomo recogiendo pepinos en un invernadero", concluye el investigador, para el que "será imprescindible que la estructura de oportunidades no excluya a los asalariados de procedencia inmigrante de los procesos de movilidad social ascendente". Ocupar los trabajos más precarios hace también de este grupo de población el más vulnerable ante la desaceleración del crecimiento económico español.

Rinken, tomando como referencia lo ocurrido en otros países europeos, ve inevitable que esta mano de obra cualificada acapare paulatinamente puestos que requieren mayor preparación. Para llegar a esta conclusión incluye también los malos datos de la educación en Andalucía, con un 35% de jóvenes de 15 años que no terminan la enseñanza obligatoria. En la comunidad ya se comienza a observar este proceso y un 17% de los llegados hace ocho años ocupa los segmentos superiores de la pirámide ocupacional, frente al 2%de los que llevan menos de tres años aquí.

Según el autor, aquí es donde puede surgir el conflicto en un futuro con una sociedad que acepta mayoritariamente la inmigración por sus efectos económicos. Un 44% de la población percibe favorablemente la llegada masiva de extranjeros ocurrida en los últimos años porque se trata de "mano de obra necesaria". "Sin embargo, el acceso de los inmigrantes a una movilidad ocupacional ascendente podría reducir el respaldo de la opinión pública a las políticas de integración". Rinken considera necesario abrir un debate social para que se produzca una equiparación real de las oportunidades laborales de los inmigrantes en la que primen los méritos formativos en vez del lugar de nacimiento y reclama acelerar la homologación de las titulaciones.

Alfonso Yerga, director del Centro de Estudios Andaluces, pide una reflexión más profunda de los poderes públicos sobre el fenómeno migratorio frente a las "palabras huecas" escuchadas durante la pasada campaña electoral.

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