La monja imputada por robo de bebés trabajó en dos instituciones de Huelva
Gómez Valbuena estuvo destinada en La Merced y en la casa cuna de Ayamonte
La hermana de la Caridad María Gómez Valbuena, primera imputada en un juzgado de Madrid por robos de bebés para darlos en adopción, trabajó antes en Huelva. La religiosa, de 87 años, acusada de detención ilegal, era conocida en media España como "la monja que daba niños" (según los propios padres adoptivos de la criaturas); vivió un lustro en la provincia onubense, donde los afectados han presentado 60 denuncias por robo de niños.
Gómez Valbuena llegó a Huelva a finales de la década de los 60, cuando contaba unos 43 años. Según indicaron las fuentes consultadas por este diario (que prefieren permanecer en el anonimato), la religiosa recaló primero en la capital, concretamente en el Hospital Provincial de La Merced. Allí estuvo unos tres años. Desarrolló en el centro hospitalario las labores propias de las religiosas de la época y se preparó a fondo para lo que sería su trabajo en el futuro. Y mantuvo, claro está, relación directa con médicos, matronas, enfermeras y el resto del personal de La Merced.
Después, la Congregación de la Caridad decidió destinarla a la casa cuna de Ayamonte. Allí los niños acogidos acudían a clase para un completo programa educacional que iba desde párvulos, pasando por la enseñanza elemental y la superior, para terminar con los talleres escuela de carpintería, zapatería, sastrería, herrería y panadería. En este marco se encuadra sor María Gómez Valbuena, que, entre otros asuntos, se encargó en el hospicio ayamontino de dar clases a las niñas hasta los albores de los 70. En la casa cuna, que en aquellos años comenzó a llamarse Hogar Infantil Provincial José Antonio, eran acogidos no sólo niños huérfanos o expósitos, sino también aquellos cuyos padres eran pobres y se veían obligados a dejarlos bajo la tutela de la Congregación de la Caridad hasta que alcanzaban los 18 años.
Existen varias denuncias relacionadas con las casas cuna en las que padres que habían dejado temporalmente a sus niños se topaban con que la institución los había dado en adopción sin su consentimiento. Ése podría ser el caso de Manuela Yerga Carrasco, de 62 años, residente en Fuente de Cantos (Badajoz) y que inició en 2011 la búsqueda de su familia biológica en Huelva, tras conocer que fue adoptada a los pocos días de nacer en la casa cuna de Ayamonte. Desconoce si fue entregada voluntariamente o si fue robada a sus padres biológicos después de que los médicos les informaran de que había muerto. Lo que sí sabe Yerga es que sus padres adoptivos "pagaron" al hogar infantil onubense para hacerse con ella.
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