La importancia del río Guadiamar para devolver la vida a Doñana

La labor de ecologistas y administraciones y las lluvias abren una luz para la arteria de la marisma

Los embalses del Guadalquivir ganan esta semana el consumo de agua en Andalucía de cuatro meses

Un pato otea el horizonte en el río Guadiamar.
Un pato otea el horizonte en el río Guadiamar. / Europa Press

Fue la principal arteria que nutrió la marisma de Doñana, el cauce que guardaba uno de los secretos de la riqueza natural del parque. El río Guadiamar, que nace en Sierra Morena y se suma al Guadalquivir en el entorno de Doñana, casi en la desembocadura atlántica, sufrió una desgraciada transformación: pasó de ser uno de los corredores ecológicos más importantes de Andalucía a un cauce agonizante a causa de las barreras físicas que imponía una menuda pero numerosa infraestructura civil y de la crónica falta de lluvia. El esfuerzo de las asociaciones ecologistas y las administraciones, así como la contribución de las lluvias de 2024, están abriendo una espita de luz al Guadiamar, la posibilidad de una mejor vida para Doñana. 

El nacimiento del Guadiamar registró la pasada semana más de 150 litros por metro cuadrado. Fue el momento que aprovechó la asociación ecologista WWF para solicitarle al Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) la aceleración del plan de regenerar el caude de Guadiamar, un proyecto incluido en el Marco de Actuaciones para Doñana del pasado mes de mayo. Los ecologistas e investigadores de la Estación Biológica de Doñana llevan meses lamentando la lentitud que pesa sobre unos proyectos, en los que también participa la Junta de Andalucía, cuya ejecución son de extrema urgencia. Las urgencias provienen de unas necesidades que se remontan a 50 años.

El portavoz de WWF, Juanjo Carmona, ha recordado que desde los años 70 el Guadiamar "ha sido cortado prácticamente y no aporta el agua que aportó históricamente a Doñana". El paso de la última borrasca se presenta como una oportunidad. Así lo explica Carmona: "Con lluvias como ésta, y como viene el Guadiamar cargado de agua, nos está llamando a que nos apresuremos a llevar a cabo la actuación estrella del plan marco de Doñana del Miteco en cuestiones ambientales: recuperar el Guadiamar". Y no sólo como la principal arteria que nutría la marisma de Doñana, destaca Carmona, sino como el humedal que fue y los diversos ecosistemas de flora y fauna que albergó.

Unas medidas que esperan 25 años

Las apelaciones del colectivo ecologista al Ministerio de la Transición Ecológica dieron resultado. La Comisionada del Ciclo del Agua y la Restauración de Ecosistemas del Miteco, Francisca Baraza, anunció el día siguiente la finalización del estudio para conectar el Guadiamar con la marisma de Doñana después de celebrarse la segunda sesión del Grupo de Trabajo Técnico del Marco de Actuaciones para Doñana, un foro cuya función consiste en revisar el cumplimiento de los proyectos aprobados. Baraza dijo tras la reunión que ya "está finalizado el estudio de alternativas para la reconexión del Guadiamar con la marisma de Doñana a expensas de la decisión final", en unas declaraciones que recogió Europa Press.

La recuperación del Guadiamar a su paso por Doñana es unas de las actuaciones previstas en el Real Decreto-ley 7/1999, de 23 de abril, por el que se aprueban y declaran de interés general las obras de regeneración hídrica que tenía como objetivo 2005. Esta norma también incluía, entre otras actuaciones para la revitalización del parque natural, la restauración del caño Travieso y la recuperación de la funcionalidad del Brazo de la Torre. Un cuarto de siglo después todo sigue intacto. 

Demasiada lentitud

Para Carmona y el resto de colectivos y personas preocupadas por el estado moribundo de Doñana y la lentitud en la aplicación de las medidas, la llegada de estas lluvias deben servir como acicate para las administraciones. Y por eso es imprescindible que el Miteco, declara Carmona, se ponga manos a la obra cuanto antes después de las lluvias de los últimos quince días con el fin de emprender la actuación que permita recuperar el curso del río Guadiamar hasta la marisma de Doñana en toda su integridad, ha recogido Efe en una nota remitida a los medios.

"Tenemos que recuperar no una tubería, no un canal de cemento como les gusta a los ingenieros de cierto sector, digamos más antiguo, sino recuperar la funcionalidad del Guadiamar como ecosistema", de modo que recupere la inundación de la marisma con la que se beneficiaba históricamente Doñana. El representante de WWF cree que la regeneración de todas las aguas de este río para un parque que comparten Huelva, Sevilla y Cádiz es "algo básico".

"Estamos hablando de poner en la balanza un espacio único en el mundo, con unos servicios que comparte con el ser humano de un valor incalculable", señala Carmona, que le solicita a la Junta de Andalucía a apoyar económicamente lo que sea necesario al Gobierno para esta empresa, pero pide que no se olvide que el Guadiamar es "ese gran río que durante generaciones ha nutrido a la marisma" y que recuperar el caudal con el que suministraba a Doñana "la volvería a convertir en lo que era, algo único en el mundo".

El superviviente y el milagro

El río Guadiamar es un superviviente. Y lo fue porque se produjo el milagro. El cauce del río que mayor volumen de agua ha aportado históricamente a la marisma de Doñana fue el escenario de la catástrofe ambiental más grave que datan los registros en España. La balsa de residuos en la mina de Aznalcóllar se rompió. Era la tragedia. El río recibió seis millones de toneladas de barro tóxico y aguas ácidas, veneno para la vida natural. Aquel vertido se quedó a las puertas del parque nacional. Fue necesaria la construcción urgente de varios diques para desviar el cauce del río Guadiamar, salvándolo de la tragedia. Fue el principio del milagro que continuó, durante más de tres años, con los trabajos de retirada del lodo tóxico y la limpieza de las tierras contaminadas.

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