El lince ibérico inicia la reconquista de Sierra Morena
Los felinos Carebú y Charqueña forman ya parte del paisaje del Guadalmellato a la espera de que llegue la reproducción
Caberú y Charqueña. Son los nombres de los dos linces ibéricos que desde ayer viven en el entorno del Guadalmellato, en el término de Villafranca, con una misión harto difícil: reconquistar Sierra Morena y que el felino más amenazado del planeta campe a sus anchas por tierras cordobesas. La suelta de los dos animales se convirtió en todo un espectáculo, sobre todo mediático, pese a que el intenso frío no invitaba precisamente a salir al campo. Poco después de las 14:00, la larga caravana de vehículos con el sello de la Consejería de Medio Ambiente partió desde el Ayuntamiento de Villafranca hacia la finca Navallana a través de un tortuoso camino que dio, si cabe, más emoción al ansiado momento. Minutos antes de las 15:00, la expectación era total en la zona elegida para el desembarco de los dos animales, los únicos que aún no habían llegado hasta el punto de encuentro. La apertura de la verja y la entrada de las dos jaulas con los linces, acompañadas por la consejera de Medio Ambiente, Cinta Castillo, los delegados del Gobierno Isabel Ambrosio y Luis Rey, varios trabajadores de la consejería y la pequeña Ángela Ortiz Martínez Sagrera, hija de la propietaria de la finca y madrina improvisada del acto, anunciaban el mágico momento.
Los informadores gráficos mostraban su nerviosismo, conscientes de que apenas contaban con unos segundos para captar una instantánea histórica. Buscaban con la mirada la mejor ubicación posible y alertaban a los empleados de Medio Ambiente para que esperaran un poco más. A las 15:04 minutos, la consejera y Ángela Ortiz levantaron la puerta por la que se materializaba la suelta del primer lince en el Guadalmellato. Fue visto y no visto, ya que el animal corrió en sentido contrario a donde se ubicaba la nube de espectadores. De inmediato, el segundo de los felinos salió también de su pequeña prisión, aunque este sí dio algo más de juego -sobre todo a los fotógrafos- y facilitó una visión clara de un animal de gran belleza, único y que se fue perdiendo en sentido opuesto al camino emprendido por su compañero. Sin embargo, ambos coincidieron pronto en el cercado de apenas cuatro hectáreas que será su hogar durante los próximos cuatro meses y, por unos instantes, se les vio ya juntos en uno de los extremos de la finca.
Hasta llegar a Córdoba, el camino de del macho Caberú y la hembra Charqueña, ambos de cuatro años, ha sido muy distinto. Mientras que el primero inició viaje desde las instalaciones del Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de Granada, el segundo lo hizo desde del Centro de Cría en Cautividad de La Olivilla, en Jaén. Todo estaba perfectamente calculado, hasta la hora de la suelta, que aunque algo intempestiva (las 14:00), era la más aconsejable, según los técnicos del programa Life de recuperación de esta especie, dado el viaje que los dos felinos debían realizar hasta el Alto Guadalquivir. De la relevancia de este acto dio cuenta la propia Cinta Castillo, quien calificó la jornada de ayer como "una día histórico e importante" y de "el primer paso para que deje de ser excepcional que el lince esté entre nosotros".
Si la cría en cautividad del lince ibérico fue la meta del anterior programa de conservación, desde ayer se abre una nueva fase cargada de incógnitas, como reconocen sin pudor muchos de los responsables de la iniciativa, pero que si tiene éxito marcará el camino a seguir por la Administración para que la recuperación del lince sea real. Caberú y Charqueña permanecerán unos meses bajo el estricto control de los técnicos de Medio Ambiente, "hasta asegurar que haya reproducción", matizó la consejera. A partir de ahí, el desarrollo de los acontecimientos marcará cuándo los felinos podrán campar a sus anchas por las cercanías del embalse de San Rafael de Navallana. De todas formas, Cinta Castillo apuntó que Charqueña y Caberú tendrá en poco tiempo nuevos acompañantes, concretamente dos parejas más de linces que se soltarán en los cercados de la finca El Cotillo, cuyo propietario, José Barasona, se mostraba ayer emocionado por la experiencia vivida y ansioso porque los nuevo ejemplares lleguen al Guadalmellato. "No creo que haya en el mundo una iniciativa más importante que la que se está desarrollando aquí con el lince y no tendríamos perdón alguno si entre todos dejamos que desaparezca", dijo Barasona mientras buscaba con sus prismáticos los nuevos inquilinos de la finca Navallana.
Cinta Castillo afirmó que los diversos estudios científicos realizados han determinado para esta zona una capacidad de acogida de aproximadamente 30 hembras territoriales de esta especie, así como que la intención inicial de su departamento es que, una vez fuera de los cercados, los ejemplares se expandan por la provincia de Córdoba a lo largo de superficie aproximada de 18.000 hectáreas, entre los términos municipales de Villafranca y Adamuz. Una circunstancia que, en palabras de la responsable andaluza de Medio Ambiente, "entre sus muchos beneficios podría ayudar a incrementar la interconexión de los actuales núcleos de la especie, con lo que se combatiría la que ha sido una de las tradicionales debilidades de la misma: el aislamiento y la elevada endogamia de sus poblaciones".
Para realizar un seguimiento pormenorizado de sus evoluciones, los cercados originales de suelta están dotados con un sistema de videovigilancia. A esto se une el hecho de que todos los ejemplares están dotados de radiotransmisores que facilitarán su localización vía GPS una vez que inicien sus naturales movimientos de dispersión a lo largo del nuevo territorio. De hecho, los operarios de Medio Ambiente ratificaron ayer su funcionamiento nada más producirse la suelta.
No obstante, la consejera insistió en que se trata de una experiencia completamente pionera y que la falta de referentes obliga a ser cautos respecto a la obtención de resultados a corto plazo. En este sentido, señaló que la liberación de ejemplares en la otra zona de Andalucía seleccionada para la formación de nuevos asentamientos, el entorno del río Guarrizas, deberá esperar hasta el próximo año, concretamente hasta la primavera, matizó Castillo, quien repitió que la experiencia de Villafranca será aplicable después en Jaén. "Se consigue así supeditar la evolución de esta experiencia al estudio de los resultados previos, al tiempo que se da un mayor plazo para la adecuación de esa área jiennense, en la que algunos de los parámetros fijados siguen en fase de concreción, especialmente la instalación de los cercados de preadaptación".
La consejera aseguró que esta actuación de conservación refuerza la colaboración con la sociedad en general y con los propietarios privados. Así, señaló la buena predisposición de las poblaciones locales a la hora de acoger al lince, subrayando la complicidad de los propietarios de la zona que han colaborado con el Gobierno andaluz en esta iniciativa que, según sus palabras "certifica una estrecha y fructífera colaboración entre la Administración y los particulares".
Hasta la fecha existen en Andalucía unas 150.000 hectáreas con algún tipo de convenio de colaboración entre propietarios de fincas y la Consejería de Medio Ambiente que han posibilitado que actualmente todas las áreas linceras de la comunidad estén sujetas a algún tipo de convenio. Ese trabajo conjunto con la sociedad civil es el que ha permitido que Caberú y Charqueña inicien la reconquista de la Sierra Morena cordobesa. El tiempo dirá si triunfan.
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