El color de los gobiernos apenas cuenta en la expansión del coronavirus
Cinco provincias limítrofes, cinco resultados dispares, cómo el pentágono del sureste español da cuenta de lo similar que ha sido la gestión autonómica
La gestión que de la pandemia han hecho los diferentes gobiernos autonómicos se ha convertido en el gran tema de esta semana, a cuentas de de las asimetrías provinciales y autonómicas. Muchos gobiernos regionales han entendido este pase a la fase 1 como una suerte de examen para los distintos dirigentes. El portavoz del Gobierno andaluz, Elías Bendodo, ha acusado al central de discriminar a Málaga y Granada porque Pedro Sánchez no podía soportar un mapa blanco en toda Andalucía.
Sin embargo, la evolución en los territorios poco tiene que ver con la gestión de cada gobierno. Es más, el elemento que de modo radical se ha impuesto como el controlador de la pandemia fue el confinamiento decretado el 14 de marzo en todo el territorio nacional, y lo que ha marcado la evolución en cada una de las zonas ha sido la situación en que se encontraba en ese momento.
A eso, a la situación en eso momento cero, hay que añadir unos pocos factores: la densidad de población, la proporción de residencias de ancianos por población de más de 65 años y otros condicionantes, no probados del todo, pero que parecen determinantes: la temperatura y la humedad. Sólo hay que fijarse en un curioso pentágono, el formado por estas cinco provincias limítrofes: Albacete, Murcia, Almería, Granada y Jaén.
Ninguna de estas provincias tienen una alta densidad de población ni cuenta con una red potente de metro ni un aeropuerto internacional, como Madrid, Barcelona o Málaga. Madrid tenían identificado algo más de 3.500 positivos cuando se decretó el estado de alarma, mientras que en Andalucía y Castilla-La Mancha apenas se sobrepasaban los 400. Son cinco provincias de tres comunidades autónomas diferentes y donde, además, gobiernan dos coaliciones diferentes: en Murcia y Andalucía, el PP con el apoyo de Ciudadanos, y en Castilla-La Mancha, el PSOE.
El número de fallecidos en Murcia y Almería no llega a una personas por 10.000 habitantes, pero en Granada y Jaén, en las misma Andalucía, es casi tres veces más altas. El caso extremo es Albacete, hasta con 12 fallecidos por cada 10.000 habitantes.
Aunque todas sean provincias cercanas y poco pobladas, las diferencias climatológicas son evidentes. La temperatura y la humedad afectan a la expansión del coronavirus, no como para acabar con el contagio, pero sí para condicionarlo, y eso es lo que parecen verse en ese pentágono. En Almería y Murcia buena parte de la población viven en las zonas costeras, donde la temperatura es más baja y la temperatura es mayor. En Granada y Jaén, hay mucha población en el interior, en ciudades situadas a mayor altura que en las dos anteriores y cuya media de temperatura en enero y diciembre fue mucho más baja. El caso extremo es Albacete, ya situado en la meseta.
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