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El general de la Guardia Civil se despide por Joaquín Sabina

El jefe de la IV Zona, Alfonso Rodríguez Castillo, pasará a la reserva tras "19 días, 45 años y más de 500 noches, en concreto 16.445" de servicio activo

Relevo en la cúpula de la Guardia Civil en Andalucía

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Despedida del general Alfonso Rodríguez Castillo, jefe de la IV Zona de la Guardia Civil. / Antonio Pizarro

Podría haber citado a María Jiménez, por aquello del Verde, verde, título del temazo que la artista trianera le cantó a su equipo del alma, el Real Betis Balompié, por su centenario. Máxime cuando el general Alfonso Rodríguez Castillo se refirió a sus continuos cambios de destino en la Guardia Civil con la expresión "turismo verde". Porque el verde bético liga tan bien con el verde picoleto que un hijo de guardia, Juan Miranda, fue el héroe en la última Copa del Rey del Betis no hace demasiado tiempo.

Pero quizás habría tenido que salir a dar explicaciones después, como hizo el hermano mayor de la Macarena hace aún menos. Así que el general optó por citar este martes, en su despedida de la bandera, a Antonio Machado ("Caminante no hay camino, se hace camino al andar") y a Joaquín Sabina, a quien por cierto nadie versionó como la Jiménez. "Probablemente cuando hace cuatro años el director general y el ministro del Interior, con el apoyo de mis mandos naturales, esperaron hasta el 19 de septiembre para ascenderme a general, conocían mi debilidad por Sabina para que tal día como hoy, pudiera deciros, que tras 19 días, 45 años y más de 500 noches, en concreto 16.445, ceso en el servicio activo en la Guardia Civil", dijo, al inicio de un discurso plagado de emoción, el general cesante.

Hizo Rodríguez Castillo un repaso de su carrera desde que entró en la Academia de Guardias de Úbeda el 1 de septiembre de 1978, "en una época muy significativa de la historia de España y donde los azotes de la banda terrorista ETA eran continuos". Su primer servicio como guardia fue en una mesa electoral en Estella, en las primeras elecciones municipales de 1978. En julio de 1980 ingresó en la Academia General Militar y luego llegaron "los sucesivos ascensos y destinos por diversas provincias españolas, principalmente andaluzas, a lo que como ya sabéis siempre he denominado turismo verde".

Alfonso Rodríguez Castillo besa la bandera de España, en su último acto oficial como general jefe de la IV Zona. / Antonio Pizarro

Explicó el general que siempre intentó cumplir con su trabajo "sin pensar en otras miras, disfrutando de lo que hacía". "Siempre he pensado que ser guardia civil es algo más que una profesión, es una forma de ser, pensar en verde y sentir en verde, orgulloso de vestir este uniforme". Rodríguez Castillo se refirió varias veces a su familia. Una para contar que, cuando su mujer estaba intranquila en algún momento de trabajo frenético y sin descanso, era su suegra la que la calmaba. "No te preocupes por Alfonso, porque él disfruta con lo que hace".

La despedida de la bandera desató en el todavía jefe de la IV Zona un "torbellino de recuerdos y vivencias". Su designación como general al mando de la Guardia Civil en Andalucía supuso la "culminación de cualquier sueño posible y un verdadero reto" en su carrera profesional. Citó la dificultad para vigilar una comunidad que tiene una superficie de 87.500 kilómetros cuadrados, de los cuales el instituto armado cubre "casi el 90% del territorio, con más de 500 acuartelamientos, su amplia costa, sus numerosos puertos y aeropuertos que generan un importante flujo de personas y mercancías, el turismo, las fronteras, la inmigración, el narcotráfico y otros muchos exponentes que la convierten en singular" para los cometidos de cualquier fuerza policial.

Destacó que en estos cuatro años ha sido testigo de sucesos dramáticos, como la "pandemia y grandes desastres", así como de "importantes éxitos" de las fuerzas a sus órdenes, "esfuerzos baldíos, alegrías y tristezas". Fue acabando el general con un extenso capítulo de agradecimientos, entre los que destacaron los dirigidos a su familia. Se emocionó al hablar de su mujer, Andrea, y de sus hijos, Andrea y Alfonso, así como de sus hijos políticos, Ángel y Celia, y su nieto, Ángel, que cada vez que lo ve le dedica "esa sonrisa de vida, alegría y esperanza que sólo un niño puede dar a su abuelo".

Y concluyó dando la "mejor novedad" al teniente general Mando de Operaciones, Félix Blázquez, que acompañó a Rodríguez Castillo en su despedida. "Sin novedad en la zona, mi general. Muchas gracias". Como es habitual en los actos oficiales de la Guardia Civil, hubo un homenaje a los caídos y un pequeño desfile de distintas unidades destinadas en el acuartelamiento de Eritaña. Al acto de despedida de la bandera acudieron numerosas personalidades civiles y militares de la ciudad.

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