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La fama cuesta

ACADEMIAS DE BAILE

Detrás de todo bailarín hay un profesor, profesional que ha dedicado toda su vida a la danza. La salsa, el tango argentino y la danza moderna, gracias al éxito de nuevos concursos de televisión, son las tendencias más demandadas

La fama cuesta
Cristina Díaz

02 de junio 2008 - 00:00

Entre Granada y Marruecos, así se crió Helena Rull. La casa de sus padres en Tánger le acercó a la cultura árabe, pero fue en su etapa universitaria cuando descubrió su vocación: quería ser bailarina. Viajó a Marruecos, Jordania y Túnez al mismo tiempo que estudiaba Trabajo Social. Conoció a fondo la danza oriental, la cultura y el idioma. Incluso se casó con un periodista libanés.

La vida del bailarín no es ningún camino de rosas. Muchos se tienen que marchar lejos de sus casas para estudiar una profesión que, además de la incierta situación laboral, en España no está reconocida como carrera universitaria y son pocos los profesionales que consiguen comer del baile. Programas televisivos como Fama o Mira quién baila han impulsado a muchos a mover el esqueleto. Pero detrás de todo bailarín hay un profesor entregado a la causa.

Primeros pasos

Jaquelina Becerril tuvo claro que quería ser bailarina desde que sus padres la llevaron a ver con ocho años el ballet El lago de los Cisnes. “Empecé con el ballet clásico y luego el contemporáneo me cautivó, especialmente el jazz dance”, confiesa Jaquelina, que a los 16 años se marchó de su Argentina natal a Holanda, donde inició la carrera universitaria de danza moderna. “Tuve que pasar una audición de 600 personas de las que sólo quedamos 30”. Jaquelina consiguió su objetivo y desde 1994 regenta su propia academia de baile con la ayuda de su hermana Vanesa en el centro de la capital hispalense, Sevilla Dance Center, donde imparten clases de hip hop, new style, break dance, jazz dance y demás ramas del baile moderno. “Necesito transmitir mi pasión. Muchos profesores se empeñan en la técnica pero esto no lo es todo, las coreografías hay que sentirlas, para mí alguien que no baila por dentro es como un muñeco”, asegura Jaquelina.

Antes de empezar con la especialidad, la mayoría de los bailarines dan sus primeros pasos en la danza clásica, la disciplina más técnica y, al mismo tiempo, la base de la danza en general. Incluso algunos, antes de encontrar su destino final, tontean con el flamenco o el clásico español. Y otros se mantienen en sus orígenes, como es el caso de Carmen García, profesora y directora de la Escuela de Danza de Sevilla. “Empecé muy tarde a dar clases, a los 18 años. Yo venía del flamenco, pero esto era distinto. Di muchas horas de clases particulares porque tenía que alcanzar un gran nivel para poder presentarme a las pruebas oficiales del Conservatorio”, reconoce Carmen, que abandonó la carrera de Derecho por el baile. “Mi objetivo es que la danza deje de ser algo mono donde las niñas se pone el tutú a final de curso”.

Hace diez años sólo 12 alumnas bailaron en el festival de fin de curso que organizó la escuela. En la foto de familia del año pasado se cuentan más de 80. “Empiezan a los cinco o siete años, como una actividad extraescolar más, y continúan hasta los trece, aproximadamente. No obstante, tenemos alumnas de 18 años que aún no saben si quieren dedicarse profesionalmente a esto y ex alumnas que se han presentado a las pruebas del conservatorio”, explica Carmen. Lo que sí queda claro entre tantas zapatillas de ballet es que “la danza clásica sigue siendo algo de chicas, por mucho que nos pese”. Sólo tres niños empezaron el curso en esta escuela de danza, de los cuales sólo continúa uno de siete años. “Aún hay mucho reparo por parte de los padres, incluso existen casos donde los hermanos pequeños de las alumnas se interesan pero los padres no le dejan”, asegura la profesora. Los primeros pasos que dan un bailarín son decisivos. Éstos sufren muchos momentos tensos y decir a tus padres que quieres vivir de la danza es uno de ellos. Pocos progenitores se esperan que sus hijos dejen Derecho o Bellas Artes y les digan, como cantaba Concha Velasco, Mamá, quiero ser artista.

A la madre de Jaquelina Becerril no le sorprendió que su hija quisiera marcharse a Amsterdam. “Lo único que me pidió es que regresara a Argentina después de los cuatro años de estudio, pero cuando volví no pude adaptarme, me sentía fuera de contexto y decidí regresar a Europa”. Su madre siempre le apoyó, incluso viajó con ella a Holanda.

Dificultades

“El baile no te va a llevar a ningún sitio”. Así de contundente fue la madre de Isabel Cornejo, aunque todos la conocen como Pillina, profesora de tango. Ya a los 11 años le pidió a su madre el disco del cantante y compositor argentino Carlos Gardel. Pillina empezó en programas de baile de la Diputación de Cádiz y cursos de formación. “Llevo 20 años bailando, desde los 17, y diez con mi pareja de baile y marido, Manuel”. Juntos dirigen la academia Pillina y Manuel en Chiclana (Cádiz) donde el tango es el rey de la pista.

Más difícil lo tuvo la granadina Helena Rull. “La danza oriental estaba mal vista antes, lo relacionaban con el erotismo y a mi madre le preocupaba el qué dirán”, recuerda Helena. Ahora la profesora tiene una academia de danza oriental en Granada, participó en la Orquesta Andalusi de Tánger y es directora del proyecto de danza para chicas americanas en Granada. “Una señora me llegó a decir en tono hiriente: sí, sí, los siete velos te los vas quitando poco a poco”, recuerda.

Los tiempos están cambiando y la danza oriental, el tango argentino y la salsa son otros ritmos que están entrando con fuerza. Pillina y Manuel viven del tango. “Nunca me canso, me transporta, para mí es mágico”, reconoce la profesora. El perfil de sus alumnos es bastante claro. “Son parejas que aún no tienen hijos o que ya son mayores, de ahí que tengan más de 40 años. Muchos hacen amigos y salen en pandilla, es otra manera de hacer vida social”.

Diego y Melchor, los dueños de la taberna O´Farrel en Chiclana, apostaron por ellos y han hecho que el tango argentino llegue a las costas gaditanas. Los miércoles la taberna se transforma y las milongas son las grandes protagonistas, un género emparentado con el tango. “Es un baile sensual, con muchos roces de brazo y piernas, por eso hay que ser muy profesional”, asegura Pillina que también ofrece clases particulares de vals porteños a las parejas que están a punto de casarse y que eligen este ritmo como baile nupcial. “Es algo que llevamos en la sangre y hasta mi hijo de seis años lo baila” .

Pero sin duda el gran rey de la pista es la salsa. La sala gaditana El Malecón comenzó a impartir clases en 1999 y ahora es uno de los principales centros de referencia. Sus alumnos son de todas las edades. Cerca de 150 personas se apuntan cada año para aprender un baile que está provocando furor. “Ahora queremos ampliar la oferta con el tango, la danza del vientre y la Kizomba, un baile afro-portugués”, explica José Sierra, profesor y relaciones públicas de El Malecón. Anabel Usal se apuntó hace tres años a salsa tras ver un cartel en su facultad. “Al principio me daba vergüenza pero aprendí rápido”, reconoce la joven gaditana. “Antes daba tres vueltas y me mareaba y ahora ya doy doce seguidas”, anuncia orgullosa la joven que trabaja en un parque infantil para pagarse las clases.

Triunfos

La fama cuesta pero con esfuerzo muchos consiguen sus objetivos. Los profesores de Sevilla Dance Center pueden alardear de haber colaborado en la formación de bailarines que hoy viven de la danza. “Es una satisfacción ver cómo en cada espectáculo o concurso hay siempre alguien que ha salido de aquí”, reconoce Vanesa Bruno, la hermana de Jaquelina, directora comercial de la escuela. La academia ha aportado bailarines al concurso televisivo Operación Triunfo y a musicales como Hoy no me puedo levantar. “Con nosotros estuvo Antonio Martos, actual miembro del grupo musical D’Nash, que participó en el musical de Nacho Cano”, retoma Vanesa. “Varios alumnos se presentaron a los casting del concurso Fama y algunos entraron como Jesús, Paula Vera y Juanma. Para nosotros es un orgullo”. Pero estos tres concursantes no son los únicos que pasaron por Fama, Gala, la ayudante del profesor Rafa Méndez, también se formó con Jaquelina y Vanesa. Llega un punto en el que los alumnos abandonan el nido y vuelan solos. Pero siempre habrá un maestro detrás de un bailarín.

* Estudio de danza Odalisca Camino de Ronda, 77. Granada. Tfno: 639 068 217 www.helena-danzaoriental.com

* El Malecón Paseo Almirante Pacual Perry s/n. Cádiz. Teléfono: 956 224 551-956 224 519

* Pillina y Manuel Mendizabal, 4. Chiclana de la Frontera, Cádiz. Teléfono: 626 352 295. http://www.pillinaymanuel.com/

* Escuela de Danza de Sevilla Sor Ángela de la Cruz, 29. Sevilla. 954 212 550. http://www.danzasevilla.com/

* Sevilla Dance Center Miguel Cid, 67. Sevilla. 954 383 902. http://www.academiadedanza.com/

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