Los expertos ven difícil hallar restos de ADN de Ruth y José
Miguel Botella y José Antonio Lorente coinciden en que casi nunca se han extraído huellas genéticas de huesos calcinados · Abogan por analizar "pieza por pieza"
El director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad de Granada, Miguel Botella, afirmó ayer que la distinción entre huesos humanos y animales es "muy fácil" de realizar y ve "incomprensible" que se haya podido cometer un error policial en el caso de los niños de Córdoba Ruth y José porque esta prueba es algo "muy básico" en el campo de la antropología.
De hecho, tras ver algunas imágenes por televisión, el experto ha asegurado, que los restos óseos hallados en la hoguera de la finca de Las Quemadillas de Córdoba "son inconfundibles por sí mismos", toda vez que ha aparecido un pubis completo y otros huesos que "no dejan lugar a dudas".
"Me parece un error incomprensible y me sorprende profundamente porque conozco a las personas -del cuerpo policial- que han podido hacer este trabajo y realmente me parecen personas muy informadas".
Preguntado por la posibilidad de que las altas temperaturas alcanzadas en la hoguera, en torno a los 800 grados, hayan podido favorecer las contradicciones en la distinción de los restos, el antropólogo lo descartó y tampoco cree que tenga que ver con el tiempo que haya podido transcurrir desde la toma de la muestra o su posterior análisis.
Así, recordó que la ciencia ya permite hacer identificaciones humanas de los hombres del neolítico o de los neandertales a pesar del tiempo transcurrido. "Los huesos de animal son distintos morfológicamente a los humanos y no tiene más. Esa distinción forma parte de los primeras pruebas básicas que hacemos con los alumnos", subrayó el catedrático de Antropología de la Universidad de Granada. Respecto a la identificación de los restos, Botella explicó que se trata de un proceso más complicado que el anterior, especialmente si no se logra extraer ADN, ya que puede que los huesos no tengan suficiente entidad para hacer una comprobación.
Con un análisis pormenorizado de restos óseos pueden detectarse enfermedades que haya padecido la víctima para poder identificarle e incluso traumatismos o golpes que puedan indicar la causa de su muerte, aunque el experto matiza que desconoce si esto podría darse en el caso de los niños de Córdoba, toda vez que no ha estudiado en primera persona los huesos. "Pero si están en el cortijo, en la finca de la familia, coincide la edad de unos de ellos, que se ha establecido con una precisión excelente, a mi me surgen pocas dudas, aunque la confirmación al 99,9% sólo se puede hacer con el ADN", añadió.
Según explicó, se han dado casos en los que ha sido posible extraer muestras genéticas de huesos calcinados, aunque es complicado hacerlo. No obstante, confió en que sea posible a fin de que la familia "pueda descansar" después de tantos meses de "incertidumbre".
Por su parte, el director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, afirmó ayer al respecto que obtener ADN de unos restos óseos que han sido calcinados a una temperatura alta y durante un periodo prolongado, como ha podido ocurrir con los restos hallados en la finca de Las Quemadillas es "entre muy difícil y totalmente imposible".
Lorente, uno de los más prestigiosos especialistas en identificación genética de España, explicó que, de una forma genérica, la destrucción de ADN en unos huesos expuestos al fuego depende de dos factores: la temperatura y el tiempo. "Si han estado a mucha temperatura pero poco tiempo no se destruye el ADN totalmente y en huesos que han estado mucho tiempo al fuego pero con baja temperatura tampoco", pero en caso de coincidir ambos efectos negativos, la posibilidad de obtener este material genético es "vaga", precisó el también doctor del Departamento de Medicina Legal de la UGR.
No obstante, matizó que estas apreciaciones responden a situaciones genéricas, por lo que en el caso de los niños desaparecidos en Córdoba "habrá lógicamente que valorarlo", cogiendo "pieza por pieza" y analizándolas con lupa en busca de rastros de tejido orgánico.
Lorente destacó además que las pruebas de ADN en restos óseos son destructivas, ya que "se coge el trozo de hueso y literalmente lo pulverizamos". A efectos de la Justicia, esta práctica puede ser autorizada una vez que el hueso haya sido analizado por los expertos correspondientes, de modo que una vez fotografiado, tomadas sus medidas y todos sus datos, los informes periciales pueden constar como prueba. A su entender, lo ideal en este caso a efectos judiciales es comprobar que los restos hallados pertenecen a los niños porque si no "todo será circunstancial" -pese a que la lógica lleve a pensarlo por el lugar donde han sido hallados- y esto sólo puede hacerse genéticamente, según recordó el experto.
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