La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Selectividad 2023
El examen de Matemáticas II se ha convertido ya en el protagonista indiscutible de la Selectividad 2023 en Andalucía. Desde este miércoles se han sucedido las críticas por parte de alumnos y docentes, que se han quejado de la dificultad que entrañaban algunos de los ejercicios planteados. No obstante, también hay expertos que defienden que la prueba es asimilable y que entra en las enseñanzas impartidas durante el Bachillerato en esta asignatura.
Así lo expone el catedrático de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Sevilla (US), Emilio Carrizosa, quien, en declaraciones al programa La mañana de Andalucía, de Canal Sur Radio, ha argumentado que "el examen se puede hacer con los conocimientos adquiridos en el Bachillerato".
Este profesional ha sido preguntado por uno de los apartados que más críticas ha generado, en el que pedían a los alumnos que realizaran un cálculo sobre la cantidad de coches vendidos, según el tipo de color. "Es un ejercicio que sólo exige comprensión lectora y una ecuación lineal", ha respondido Carrizosa, quien ha abundado en que "con haber trabajado en clase esta herramienta es suficiente para resolver el problema planteado".
"El examen no ha fallado, sólo que se aleja de repetir machaconamente, como años anteriores, un tipo de problema al que en cada edición sólo se le cambiaba una cifra", indica el catedrático de la US, quien cree que dicha alteración ha provocado "una reacción nerviosa" en el alumnado. Debe recordarse que muchos estudiantes salieron llorando el pasado miércoles de las aulas al enfrentarse al referido examen.
"Los futuros universitarios deben estar preparados para este tipo de ejercicio", insiste Carrizosa, que apunta como causa de la reacción de los jóvenes a que "en los centros educativos más que enseñar Matemáticas se enseña a aprobar el examen de Selectividad, tomando como referencia modelos de años anteriores".
Este catedrático universitario no descarta que en algún instituto "no se haya podido abordar toda la programación y este tipo de ejercicio no se haya propuesto en clase", una posibilidad muy reducida, puesto que "el temario de Matemáticas en Bachillerato no es muy extenso".
En este punto, Carrizosa señala uno de los problemas que arrastra esta asignatura en la enseñanza preuniversitaria y del que ha advertido en ocasiones anteriores: "Muchas veces las clases consisten en resolver mecánicamente problemas matemáticos. El aprendizaje del alumnado es memorístico, pero no se le incentiva para que piense". Una queja que va muy en línea del nuevo planteamiento que pretende la enseñanza por competencias, base de la reforma educativa (Lomloe), que tanta polémica ha generado.
Otros de los profesionales que cuestionan la dificultad del examen es el profesor de Álgebra Miguel Olalla, quien en su cuenta de Twitter ha publicado que sólo hay dos ejercicios distintos al de años anteriores, el 4 y el 6, para cuya solución son suficientes los conocimientos adquiridos en el Bachillerato. "Yo entiendo que los enunciados pueden crear ansiedad en los chavales. Creo que ha sido distinto en forma a los de otros años y les ha impactado, pero la dificultad es la de siempre", afirma.
Frente a estas opiniones, se encuentran las de algunas familias, que alertan de las consecuencias de la polémica prueba. Una madre, que no quiere desvelar su identidad, ha enviado un escrito a este periódico en el que expresa la sensación de muchos de los padres cuyos hijos realizaron este miércoles el examen de Matemáticas II. "Nuestra reacción es de máxima incomprensión ante la naturaleza del examen, que sentimos como un inexplicable castigo con respecto a los exámenes de otras comunidades", refiere la remitente.
"No dejamos de preguntarnos qué han pretendido los examinadores andaluces con un ejercicio como éste, que prácticamente nadie ha realizado con éxito, que no evidencia en absoluto los conocimientos de los bachilleres porque está muy por encima de las competencias que se les exige y que los va a relegar descaradamente en las notas finales, lo que los situará a distancia de alumnos de otras comunidades", advierte esta madre. Una de las consecuencias que, a su juicio, tendrá el polémico examen es que "muy pocos alumnos andaluces van a poder optar a las pocas plazas que se ofertan en las carreras de más nota, que previsiblemente sí podrán ocupar estudiantes de otras comunidades que han tenido más suerte con la prueba a realizar".
"¿Qué sentido tiene hacer esto a sus propios alumnos, que tendrán que conformarse con carreras de notas más bajas, pese a ser brillantes, o salir fuera de la comunidad, con el consiguiente perjuicio para ellos y sus familias?, lamenta esta madre, quien admite no encontrar explicación para este “escarmiento”. "Ni nosotros ni nuestros hijos logramos entender a qué ha venido esto. Nos estamos perjudicando a nosotros mismos", asevera.
Críticas como ésta han llevado a pedir la impugnación del examen en la plataforma change.org, que cuenta ya con más de 20.000 firmas a favor de dicho propósito. La Universidad Pablo de Olavide (UPO), que ha coordinado este año la Selectividad andaluza, descarta que dicha prueba se vaya a repetir. Debe recordarse que en 2018 también se originó una polémica similar con el examen de Matemáticas, lo que llevó a la Junta de Andalucía a pedir la repetición de la prueba, al contener una errata en un enunciado, de la que se advirtió en las aulas antes de empezar el ejercicio. Sólo los estudiantes con necesidades educativas especiales volvieron a examinarse.
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