El enigma de Las Quemadillas
El Cuerpo Nacional de Policía regresa a la finca de la familia de José Bretón para acometer un nuevo registro, esta vez con la ayuda de maquinaria pesada, tras rastrear con guías caninos y con un georradar.
Los investigadores consideran desde el principio la parcela la pieza clave del puzzle de la desaparición, la puerta que guiará a la salida de un laberinto que dura ya ocho meses. El registro se centrará en esta ocasión en el subsuelo del terreno y de los alrededores, donde el juez instructor, José Luis Rodríguez Lainz, considera que el procesado podría haber construido un habitáculo para esconder a sus hijos. La búsqueda de Ruth y José en Las Quemadillas arrancó el 10 de octubre sin, hasta el momento, arrojar resultados.
10 DE OCTUBRE. UNA HOGUERA CENTRA LAS SOSPECHAS
La Policía Científica efectúa el primer registro en la finca paterna después de que los agentes hallaran restos sospechosos de una hoguera que Bretón prendió el mismo día de la desaparición. La alerta surgió después de que los investigadores encontraran restos óseos, que luego se confirmó que pertenecían a huesos de animales con los que la madre de los pequeños, Ruth Ortiz, habría hecho sus prácticas de veterinaria. Más tarde se supo que Bretón encendió la hoguera para quemar ropa y enseres de Ruth, enfadado por que ella decidiera poner punto y final al matrimonio.
20 DE OCTUBRE. PRIMERA BÚSQUEDA CON AYUDA DEL GEORRADAR
Tras detener a Bretón, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) volvió a la parcela con el arrestado. Por primera vez, los agentes utilizaron un georradar para buscar pistas sobre el paradero de los niños. Centraron sus pesquisas en el subsuelo de una zona del huerto de naranjos y que los perros de la unidad canina habían acotado como un posible lugar en el que podía haber sepultados restos humanos. Allí se hicieron unas catas y se pasó el georradar, al igual que se hizo en buena parte de los terrenos de la casa de campo, aunque sin éxito.
22 DE OCTUBRE. UNIDADES CANINAS BATEN EL TERRENO
Tras la infructuosa busca en la finca, la Policía amplió su trabajo a una gravera abandonada próxima a Las Quemadas, donde existen varios pozos y un complicado sistema de conexiones subterráneas. Los agentes se ayudaron de nuevo de guías caninos, que desde aquel momento han protagonizado numerosos rastreos en los alrededores, sin que haya trascendido que alguna de ellas terminara con éxito.
3 DE NOVIEMBRE. NUEVO REGISTRO EN LA FINCA, CON CÁMARAS
Por tercera vez, los miembros de la UDEV regresaron a la finca paterna, empeñados en que durante las horas que José Bretón pasó allí la tarde del 8 de octubre tuvo que dejar necesariamente alguna pista que lleve al paradero de Ruth y José. En esta ocasión, los investigadores se centraron en el interior de la vivienda, que registraron palmo a palmo, minuciosamente. Los agentes inspeccionaron una caseta para aperos agrícolas y la vivienda familiar, de dos plantas, con ayuda de un georradar. El Grupo Especial de Operaciones del Subsuelo se sumó al dispositivo y los agentes llegaron a montar varios cuerpos de andamio para meter una microcámara por los falsos techos de escayola y por la chimenea de la vivienda. También levantaron varias losas, de nuevo sin obtener resultados.
La semana que arranca hoy será clave para el desenlace del caso. Está previsto que los trabajos arranquen a las 17:00 y que la madre de los pequeños, Ruth Ortiz, esté presente con el objetivo de detectar posibles cambios en la estructura de la finca que puedan conducir a los agentes a alguna pista. La semana pasada también trascendió que el propio Bretón estará en el nuevo registro y que, incluso, podría producirse un encuentro con su ex mujer, el primero que tendría lugar ceñido estrictamente a la investigación. El día de la desaparición, Bretón llegó con sus hijos a la parcela a las 13:46 y no salió hasta las 17:30. Según el juez, tuvo tiempo para materializar un plan que habría ideado a lo largo de un mes. Hoy tiene una nueva oportunidad para confesar qué ocurrió.
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