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"Estoy encantada de estar aquí"

La primera dama de EEUU, Michelle Obama, y su hija pequeña, Sasha, llegaron ayer al aeropuerto de Málaga a las 10:30 · Se desplazaron por carretera hasta el hotel, en Benahavís, en 13 coches en un gran despliegue de seguridad

"Estoy encantada de estar aquí"
A. R. · B. R. · I. R. / Málaga · Marbella

04 de agosto 2010 - 19:09

Michelle Obama y su hija pequeña Sasha ya están en Málaga para pasar unos días de vacaciones. La primera dama estadounidense llegó hacia las 11:40 al hotel Villa Padierna, ubicado en Benahavís, junto un amplio dispositivo de seguridad. Nada más entrar en el hotel fue recibida por el propietario del establecimiento, el empresario Ricardo Arranz y su esposa. No hubo una mayor recepción por expreso deseo de Obama, que quiere mantener una sensación de tranquilidad en todo momento. Arranz destacó que la esposa del presidente de EEUU, acompañada de su hija, le dijo que "estaba encantada de estar aquí, que tenía muchas ganas de conocer el hotel y los jardines y que venía a descansar". Acto seguido, el empresario y su esposa la acompañaron hasta la villa de lujo que tiene reservada hasta el domingo, una casa con 500 metros cuadrados, piscina privada, salón, cocina y tres dormitorios.

Arranz destacó que Michelle le pareció una "mujer guapa, impresionante y muy simpática" y, en ese breve intervalo de conversación, la esposa de Barack Obama le comentó que varios amigos suyos habían estado anteriormente en el hotel y le habían dado buenas referencias, motivo por el cual ha decidido pasar estos días en la Costa del Sol y no en cualquier otra parte del mundo.

De hecho, Michelle Obama no vino sola sino que, además de su hija, la acompañan varios amigos de la familia con los que almorzó en el hotel, salió ayer por la tarde a pasear por Marbella y con los que hoy prevé visitar la Alhambra en Granada.

Obama quiere pasar por una turista normal que llega a Málaga con un grupo de amigos. Sin embargo, una cosa son los deseos y otra los hechos, máxime teniendo en cuenta que es, posiblemente, la mujer más poderosa del mundo. Tienen 60 habitaciones reservadas en el Villa Padierna y otras tantas en el hotel Caledonia, un lugar próximo.

Acompañada en todo momento por los servicios secretos estadounidenses y por numerosas fuerzas de seguridad españolas, la llegada a Málaga fue espectacular. Hacia las 10:30 aterrizó en el aeropuerto de Málaga a bordo de un avión privado de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, un Boeing similar al famoso Air Force One que traslada al presidente. "¿Ha llegado ya?" Esa fue la pregunta más repetida ayer por el personal del aeropuerto de Málaga y los curiosos que se acercaban a los ventanales de la Terminal 1, donde numerosos medios de comunicación, locales y nacionales esperaban desde horas muy tempranas su llegada. Otros periodistas se desplazaron hasta Churriana para intentar captar cualquier tipo de imagen de la llegada del convoy a la capital ante el gran despliegue de seguridad instalado en las inmediaciones del aeropuerto. En muy pocos minutos los ocupantes abandonaron la aeronave, se distribuyeron en una docena de coches oficiales que esperaban a pie de pista y salieron a toda prisa hacia Benahavís.

Se quería mantener cierta discreción pero fue imposible. Los 13 vehículos a gran velocidad con las sirenas de policía conectadas fueron vistos desde la salida del aeropuerto hasta Estepona, donde circularon por la autopista hasta llegar al hotel. Cajeros de la autopista señalaron ayer a este diario que la comitiva de Obama "pagó la tarifa como todo el mundo". A 6,20 euros el coche.

Mientras tanto, un centenar de periodistas esperaban en una rotonda próxima al Villa Padierna -el lugar que la Guardia Civil permitió- el momento en que llegara la señora Obama confiando en que pudiera dar alguna instantánea. Las principales cadenas de televisión emitieron en directo y un nutrido grupo de fotógrafos se agolpaba para intentar no perder un detalle mientras la Guardia Civil pedía calma una y otra vez. "La caravana viene rápida y no queremos que atropelle a nadie", decía un agente a los periodistas.

Al margen de los medios de comunicación, fueron llegando poco a poco algunos curiosos. Olga Dinopoulos es griega y vive en la zona desde hace tres años. Estaba corriendo por los alrededores "y he venido a ver algo". Dinopoulos estaba contenta porque "ahora tenemos una calle nueva, árboles, luces... Llevamos años reclamándolo porque la calle era estrecha y peligrosa y desde que se dijo que venía Michelle Obama lo han hecho todo en una semana", decía con cierta sorna, mientras pasa una excavadora.

Junto al Villa Padierna hay varias urbanizaciones de lujo con viviendas muy caras "aunque con la crisis hay muchas en venta", dice Dinopoulos. La familia Henares, de Argentina, ha venido unos días de veraneo. "Hemos alquilado una casa hasta el sábado e íbamos a la playa cuando nos han dicho que venía Michelle Obama por lo que nos hemos dado la vuelta para verla", decían. El piso que tienen arrendado tiene vistas al hotel aunque no creen que puedan ver a la primera dama. En cualquier caso, "esto es algo fuera de lo común y estamos encantados", apuntaban.

Pasaban los minutos y, bajo un sol abrasador, Obama no acababa de llegar. Dos señoras que viven en la zona afirman enojadas que quieren ir a la playa pero no pueden porque la Guardia Civil no les deja pasar. "A mí me da igual Obama pero no puedo pasar", señala enfadada una de ellas. Finalmente, a las 11:40 aparece la comitiva. En apenas 40 segundos y a gran velocidad pasan los 13 coches. No paran, Obama no baja la ventanilla para saludar a los medios o permitir que le hagan una fotografía. Nadie consigue ver nada pese a varias horas de espera. Se respira cierta frustración en el ambiente, pero la seguridad es clave. Michelle Obama y su hija ya están en Málaga, vienen a descansar y, de paso, vuelven a poner la imagen de la Costa del Sol en todo el mundo.

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