Los embalses del Guadalquivir ganan esta semana el consumo de agua en Andalucía de cuatro meses
En la última semana añadieron 164 hectómetros cúbicos procedentes de las escorrentías
La cuenca Guadalete-Barbate aumenta un 35%, mientras que las Mediterráneas bajan
La borrasca Berenice ha dejado en Sevilla y Huelva una media de 60 litros por metro cuadrado del viernes al domingo
Si al comienzo de la semana las lluvias apenas aportaron una cantidad apreciable a unos embalses andaluces necesitados de recursos, los aportes de los ríos y escorrentías han salvado la situación conforme han ido pasando los días y cuando las precipitaciones han desaparecido de los cielos de toda la comunidad autónoma. Si la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) reconocía que durante el fin de semana las lluvias habían aportado a los pantanos de la cuenca un total de 37 hectómetros cúbicos (que equivalen al consumo de toda la población andaluza durante un periodo de un mes), las últimas aportaciones elevan esa cifra por encima de los 164 hectómetros cúbicos, esto es, lo que necesitan los más de 8 millones de andaluces para satisfacer sus necesidades de consumo durante tres meses y medio.
Los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica de la Cuenca del Guadalquivir, confirman el hecho de que las precipitaciones directas sobre los pantanos de la cuenca que suma casi las tres cuartas partes del agua embalsada en toda la comunidad autónoma, no sirven para que éstos aumenten sus niveles de recursos.
No ha sido hasta unos días después cuando las aportaciones de los ríos y las escorrentías lleven sus caudales hasta los pantanos para que comiencen a incrementar el volumen de agua hasta límites apreciables. Valga el ejemplo de que la CHG reconocía que durante el fin de semana, el volumen ganado por los embalses de su cuenca, ganaron esos 37 hectómetros cúbicos cuando las lluvias eran más que importantes.
Los dos días siguientes, de nuevo con apreciables cantidades de agua recogidas en los medidores repartidos por la demarcación, apenas ganaban 9 hectómetros cúbicos cada uno de ellos. Cuando las precipitaciones remitieron (el miércoles), la cantidad aportada se incrementó hasta los 44 hectómetros cúbicos que pasaron a más de 63 el jueves. A lo largo de ese día y ayer, los pantanos dependientes de la CHG crecieron otros 38 hectómetros cúbicos. Como resumen, desde el lunes el agua embalsada en la cuenca del Guadalquivir ha crecido en 164 hectómetros cúbicos, o lo que es lo mismo todo el agua que para el consumo humano necesita la población de Andalucía durante más de cuatro meses. En esa cantidad no están incluidos los dos grandes consumidores de recursos hídricos en la región, es decir, la agricultura y la actividad industrial.
Por provincias, Córdoba es la que tiene un mayor volumen de recursos, que llegan hasta los 945 hectómetros cúbicos, favorecida por haber sido la que mayor cantidad de precipitaciones ha registrado durante toda esta semana. Le sigue Jaén con 685 hectómetros cúbicos, Sevilla con 510, Granada que llega a los 248 y Huelva a los 113.
A día de ayer, de los 8.034 hectómetros cúbicos de capacidad de los embalses de la cuenca del Guadalquivir, ésta tenía un total de 2.579 almacenados, lo que representa un 32,10% del total. Hay que tener en cuenta que el año hidrológico se cerró el pasado 1 de octubre con un nivel de agua embalsada de 2.434 hectómetros cúbicos, la mayor desde el año 2020.
Cádiz y el Mediterráneo
A esa cantidad, hay que añadir los 9,69 hectómetros cúbicos que se recogieron en los pantanos de la provincia de Cádiz, casi la mitad de ellos en el embalse de Bornos que ha llegado a los 48,45 hectómetros cúbicos, 4,19 más que al comienzo de la semana. De esta manera, los pantanos de la demarcación Guadalete-Barbate son los que más han crecido en su volumen en las últimas horas, toda vez que resultan los más beneficiados por las aportaciones de los ríos que desembocan en ellos. En las últimas 24 horas han pasado de los 249 a los 337 hectómetros cúbicos, es decir un incremento de más de un 35%.
Los de Málaga aumentaron apenas 0,68 hectómetros cúbicos (sobre todo en el de La Concepción) y ahí se terminaron las buenas noticias, toda vez que los de las provincias de Málaga y Almería perdieron capacidad, aunque de manera mínima, 0,76 hectómetros cúbicos los primeros y apenas 0,54 en los de la más oriental de Andalucía. Eso lleva a las Cuencas Mediterráneas a registrar una ligera pérdida de dos hectómetros cúbicos en las últimas 24 horas.
Según el resumen de la evolución de las precipitaciones en España de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), las cantidades acumuladas se encuentran por encima de sus valores normales en toda la Península salvo en el levante y en la mitad más oriental de Andalucía. En la mitad occidental de la comunidad autónoma de Andalucía se superaron los 100 litros por metro cuadrado en varios puntos en incluso se llegaron a acumular más de 200 en el norte de la provincia de Sevilla.
Lluvias y previsiones
Entre las precipitaciones acumuladas en observatorios principales, Aemet destacó los 127 litros por metro cuadrado en Morón de la Frontera; los 108 en el aeropuerto de Jerez de la Frontera; 96 Sevilla-San Pablo; los 91 en Cádiz y los 77 litros por metro cuadrado en el aeropuerto de Córdoba.
El año hidrológico comienza de la mejor manera posible, aunque desde el Gobierno autonómico se quiere pecar de prudencia, a pesar de que se han ganado tres puntos porcentuales de agua embalsada. Esta semana el consejero de Agua, Ramón Fernández-Pacheco, se refirió a la situación en Andalucía como “crítica”. La situación de los embalses es mejor que la del año pasado, pero todavía no lega a la media del decenio, por lo que se esperará a que las próximas semanas confirmen los datos alcanzados en los últimos días. Será entonces cuando se decida si se ponen en marcha medidas como un nuevo decreto de sequía, algo que a día de hoy parece poco probable. De hecho la Aemet pronosticó que el otoño tenía un 70% de posibilidades de ser más cálido de lo normal y un 40% de ser más seco.No obstante, las danas serán más frecuentes e intensas, con unas aportaciones poco significativas para el agua embalsada.
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