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Elecciones andaluzas: Un debate punzante que obligó a Moreno a defenderse a derecha e izquierda

Elecciones Andalucía 2022

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Los candidatos antes de comenzar el debate
Antonio Méndez

14 de junio 2022 - 00:07

Tenía razón Juanma Moreno. Más tenso que hace una semana, según se admitía en su entorno, porque se esperaba ataques con mayor contundencia. Y los recibió a derecha e izquierda, casi como en una carrera de relevos. Primero Vox, luego PSOE y Por Andalucía, de nuevo Vox. Un pim pam pum, más punzante, que el favorito el próximo domingo intentó evitar en ocasiones y esquivar en otras sin perder la compostura.

Sólo se le atisbó un cierto nerviosismo cuando Macarena Olona le aseguró que aunque se quede a un diputado de la mayoría absoluta no tendría su voto para su investidura en el Parlamento, si su partido no entra en el Gobierno. Antes le perdonó las descalificaciones hacia su formación que venía escuchando durante la campaña. Incluso le tendió físicamente la mano en el último momento. En el aire se quedó ese pacto que Moreno rehusó aceptar.

Moreno habló en general de pactos con los andaluces y le reprochó a Olona su incoherencia porque querer entrar en un Ejecutivo en el que no cree. Juan Espadas acababa de ver "una declaración de amor" y sacó a relucir su argumentario electoral. "Hay que parar a la extrema derecha". "Ya se reparten los sillones", terció Juan Marín, un convidado con el que nadie cuenta después del próximo domingo. En una vuelta de tuerca, la candidata de ultraderecha llegó a ofrecer a Moreno una vicepresidencia en la Junta. "Eso es un delirio", le contestó el aludido y al comprobar que el contrincante con socialista disfrutaba con la escena, le recordó que la alternativa es acordar con "siete formaciones" de izquierda.

Olona persiguió a Moreno desde el principio. Casi en un marcaje constante. Escandalizada porque los libros de texto escolar puedan recoger la práctica de la masturbación en la educación sexual. Tachándole de "llorón" porque no aireaba los casos de corrupción del PSOE. "No se achante, no se trague la bazofia ideológica de la izquierda", le espetó. Hasta que el candidato popular le replicó: "Déjeme que haga mi debate y yo el suyo". "Ve usted el peligro" le advertía Espadas ante la posibilidad de ese pacto entre las dos derechas. "Por eso voy a sacar una mayoría suficiente", se zafó Moreno.

Desde luego el futuro de Canal Sur no será problema si se alcanzase una alianza PP-VOX. La formación de extrema derecha no hizo bandera de la disolución de la televisión pública y sólo quiere acabar los enchufados. Un alivio que le recordó el candidato de Ciudadanos, porque es el único canal que ofrece programas de toros, caza y revive las tradiciones andaluzas. Y que tiene programas para mayores, también recordó Teresa Rodríguez.

Espadas quiso empezar con más contundencia que hace una semana. Con la defensa de los trabajadores públicos, acampados a las puertas de la sede del debate televisivo en el edificio de Retevisión. Con que no reconocía que la mayor parte de los fondos sanitarios usados procedían del Gobierno central. Con la acusación de que el PP quería eliminar la gratuidad de las matriculas universitarias, que obligaba a Moreno a negar con cara de incrédulo. "Se le está poniendo toda la cara de la señora Susana Diaz" le interpeló, Inmaculada Nieto, en unas críticas coordinadas desde la izquierda.

Y tocó el empleo, "desde 2019 no han hecho uno" le reprochó Nieto. "Con 60 euros por habitante", le respondía Moreno en referencia al aprobado hace unos días por el Ejecutivo central. Espadas se hizo portavoz de la Confederación de Empresarios de Andalucía para pedirle a su oponente que no capitalice los logros económicos, como las exportaciones. Y directamente le tachó de mal gestor por haber desaprovechado el dinero que había llegado a Andalucía como consecuencia de la Covid.

Pero cuando el apellido Sánchez apareció, de nuevo, por el debate de Canal Sur, Moreno nombró directamente a Espadas su "delegado en Andalucía". No encajó bien el nuevo cargo el aspirante socialista, "que tengo mi corazoncito" y defendió su autonomía. Y se abrió turno a las tutelas de los partidos presentes. Sólo el PP andaluz y Teresa Rodríguez, de Adelante Andalucía, pueden actuar con libertad, sentenció Moreno convertido en juez de paz.

Un debate con más chispa y algunos momentos hilarantes, como las torrijas que fabricó Juan Marín durante la pandemia. Y de acidez. Si Rodriguez bautizó como "iberdrolona" las acciones de la candidata de Vox en la compañía eléctrica, la aludida replicó con las "comilonas de Kichi", el alcalde de Cádiz y pareja de la aspirante de Adelante Andalucía. "Ya sé que se le ponen los pelos de punta de escucharme, también a mí a usted", le dijo Rodríguez en otro sonado rifirrafe.

El cambio climático, la sanidad, salieron a relucir. Y la educación. Pero no era previsible que el debate en ese área pudiera girar sobre la masturbación y la edad a la que los alumnos andaluces pueden acceder a la educación sexual. Con diez años no, se escandalizaba la aspirante de Vox. Mientras Moreno rehuía recibir el libro con la supuesta prueba.

17 minutos para convencer a casi dos millones de indecisos. Dicen los expertos que los debates apenas sirven para convencer a un mínimo porcentaje de la audiencia. Pero con 6,6 millones de potenciales electores y un 18% de ellos que, según el CIS, confiesa que no sabe qué papeleta escogerá el domingo, hasta una décima puede valer un escaño. Y son seis las fuerzas a las que los sondeos le dan una mínima posibilidad de representación.

Ahora sólo queda conocer si Juanma Moreno, Juan Espadas, Macarena Olona, Juan Marín, Inma Nieto y Teresa Rodríguez supieron medir muy bien sus tiempos. El primer debate, hace una semana, logró una audiencia media de 541.000 espectadores y casi un millón y medio se conectaron en algún momento del programa. La segunda y última oportunidad. En la primera ocasión, hace una semana, en algún momento se interesaron casi millón y medio de espectadores en Andalucía. Si se repite, como mínimo, la cifra presenta suficiente atractivo para despertar alguna nueva expectativa.

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