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Dos solos dejan al otro ausente

Arenas no asiste y la televisión pública emite el debate, que no un cara a cara, entre Griñán y Valderas. La moderadora defiende la honestidad de los profesionales de Canal Sur frente a las críticas del PP. La junta electoral censuró que en la RTVA se insertara una imagen de Rajoy en una noticia de pederastia.

Juan Manuel / Marqués / Perales

13 de marzo 2012 - 01:00

Andalucía, tenemos un problema. Un serio problema de déficit, pero no de desajuste entre los gastos y los ingresos -que también-, sino de déficit democrático. Los andaluces llegarán a las primeras elecciones andaluzas que se celebran en solitario desde 1990 sin un debate televisado entre los principales candidatos -José Antonio Griñán y Javier Arenas- y tampoco, entre los tres líderes con representación parlamentaria: los dos anteriores más Diego Valderas, de IU. Tal como estaba previsto, Arenas, el candidato del PP, al que las encuestas dan como claro vencedor, se ausentó del debate organizado anoche por Canal Sur Televisión, y dejó solos a los presuntos socios: a Griñán y a Valderas, al PSOE e IU.

El debate, por ello, se hizo en momentos cansino, pobre en el sentido democrático. No fue un cara a cara, aunque Canal Sur acortó con acierto el programa a una hora y 10 minutos y logró que se convirtiese en uno de los asuntos más comentados en la red social Twitter. Hasta fue trending topics mundial. Hoy conoceremos la audiencia, pero el tiempo dirá quién se equivocó: si Griñán o Valderas, los que se quedaron solos, o Arenas, el ausente, que desaprovechó una oportunidad para plantarse ante las cámaras y preguntarle al presidente, por ejemplo, por el caso de las prejubilaciones falsas, por los ERE. Griñán, vestido de azul de distintas tonalidades, incluida la corbata, utilizó casi por primera vez en esta campaña un tono redondamente presidencial, y lanzó su mensaje: de lo que se trata, en su opinión, el 25-M, es de elegir entre "dos modelos": el que representa Rajoy, y por tanto Arenas -el que ya "no es una agenda oculta", dijo- o el suyo, el del PSOE, al que en dos ocasiones relacionó con el del autogobierno que se logró el 28-F. Por eso lo del déficit democrático: Arenas podía haberlo rebatido; se ha enfrentado a Griñán, dialécticamente, cada 15 días en el Parlamento; no tenía nada que perder, quizás algo que arriesgar en el peor de los casos, pero primó su denuncia sobre Canal Sur. Hubiera preferido el Parlamento, el Casino de la Exposición de Sevilla o Televisión Española: nunca Canal Sur, que esta vez se cuidó mucho de no dejar el atril de Arenas vacío, porque una sentencia del Tribunal Supremo del 10 de octubre de 2010 ya mantuvo que no era legal escenificar la ausencia de este modo.

Los ERE, el caso que más duele a la Junta, sin embargo, no estuvo ausente. Valderas, de corbata roja, parecía que sabía cómo iba a referirse a ello Griñán, así que le reprochó que el PSOE no dejase crear una comisión de investigación en el Parlamento para abordar este asunto, cuyo último hito ha sido el encarcelamiento del ex director general de Trabajo Francisco Javier Guerrero. Griñán había mantenido anteriormente: "Ha habido personas de mi partido que se han aprovechado, es un caso de corrupción grave, pero no generalizado". Y más: Griñán mantuvo que su Gobierno había denunciado a personas de su propio partido, y recordó que la Junta solicitó el viernes la prisión de Francisco Javier Guerrero. "Me asquea la corrupción", sentenció el candidato socialista, ante lo cual, Valderas le exigió responsabilidades políticas.

Así que Javier Arenas, que quería el debate en el Parlamento, y que aún no descarta que se celebre alguno, se quedó en un mitin en Antequera, y dejó a los presuntos socios en el plató de Canal Sur. Y lo de presuntos no es gratuito, porque el cabeza de lista de IU por la provincia de Sevilla, Juan Manuel Sánchez Gordillo, que es el alcalde de Marinaleda y uno de los dirigentes de la línea más dura de esta formación de izquierdas, enmarcó ayer cuál será la postura de su formación ante un posible pacto con los socialistas: no entrarán en un posible Gobierno de coalición, y sólo apoyarían a Griñán en la sesión de investidura en el caso de que su grupo consiga una amplia representación en las elecciones del 25-M, unos 15 escaños, cuando ahora tienen sólo seis.

Y, aunque con matices, ésa es la idea de los dirigentes de IU: el acuerdo de legislatura con los socialistas sólo se dará si obtienen en las urnas un mandato de los andaluces para ello, lo que, según esta opinión, se debería traducir en algo más de 10 escaños. Por eso viene lo de los presuntos socios, aunque los dos se comportaron en el plató de un modo elegante, y no sólo en el vestir, sino en las formas. Griñán llegó a pedir disculpas, al final, a Valderas por si en alguna ocasión lo había molestado.

Claro, que para ello, para ese probable pacto, es necesario que Javier Arenas pierda lo que le otorgan las encuestas: la opción de la mayoría absoluta, los 55 escaños. El líder del PP se ausentó en una estrategia que muchos entienden como un seguimiento de la doctrina Arriola: no arriesgar cuando la mayoría está, al menos, escrita en los sondeos demoscópicos. A Pedro Arriola, sociólogo de cabecera del PP, se le atribuye que Mariano Rajoy no arriesgase mucho durante la campaña de las pasadas elecciones generales.

No obstante, Arenas sigue manteniendo que está dispuesto a debatir con Griñán y Valderas, pero en otras cadenas. El PP hizo público ayer que negocia debates con Televisión Española, Antena 3, Onda Cero y la Cope y la Ser. Y es que Arenas esgrime que Canal Sur ha sido censurada en una ocasión por anunciar una manifestación no autorizada frente a la sede del PP en Sevilla -ratificada ya por la Junta Electoral Central- y otra por insertar una imagen de Mariano Rajoy en una información sobre un caso de pederastia. La Junta Electoral de Andalucía reprochó a la televisión pública ayer este caso por vulnerar el principio de neutralidad al que obliga la ley orgánica que regula las elecciones (Loreg), pero rechazó otra queja presentada por el PP debido a una imagen en que su portavoz, Rosario Soto, daba una rueda de prensa en el que apareció un cintillo donde se leía caso Malaya. Lo rechazó por haberla presentado fuera de plazo.

El PP había pedido a Canal Sur mediante un notario que, antes de iniciarse el debate, la moderadora, Mabel Mata, leyese un comunicado en que explicase que Arenas se ausentaba por la falta de neutralidad de la cadena, pero la periodistas reivindicó la honestidad de los profesionales y aseguró sentirse orgullosa de trabajar en el canal. Fue una suerte de reproche, una reivindicación como defensa, que en cierto modo vino respaldada por la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, que tachó al PP de realizar "acusaciones falsas" contra Canal Sur.

Pero el de la periodista no fue el único reproche. Griñán estuvo más comedido que Diego Valderas, y lamentó en dos ocasiones que Arenas no estuviera allí para explicar si su modelo es el de Rajoy y el de lo que él llamó "ataque" al Estado de las autonomías como gemelo del Estado del bienestar. El candidato de Izquierda Unida, mucho más duro, acusó a Arenas de huir de un debate porque no quería explicar ni las últimas medidas del Gobierno central ni la reforma laboral. Guiños a la izquierda: Valderas inició su presentación con un saludo a todos los que se manifestaron el pasado domingo en contra de estos cambios laborales y a favor de la huelga general. O dos solos o un ausente, los ganadores, o el ganador, del debate sólo lo podrá contar el tiempo, pero ya hay algo seguro: pierde la democracia, que a estas alturas aún no ha resuelto cómo se pueden solventar las diferencias entre partidos para celebrar un debate donde sólo se trata de enfrentar ideas y programas. Y es que el déficit no sólo es de números.

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