Lo destacado de la campaña en Huelva es que ya sólo le quedan dos días

Huelva/Apenas faltan dos días. Es lo mejor que se puede decir de una campaña electoral que, al menos en lo que se refiere a la provincia de Huelva, ha sido probablemente la más anodina, plana y plúmbea que se recuerda en cualquier tipo de cita electoral. Los mensajes repiten machaconamente, sin el menor resquicio a la originalidad, las posiciones fijadas semanas antes de la convocatoria electoral, a saber: el peligro de que el PP pacte con Vox; el dique de contención que supone Juanma para que esto no ocurra; la pretensión por los disgregados de la izquierda en convertirse en la única voz de la misma y lo mal que lo han hecho en una legislatura los unos en comparación con lo bien que lo hicieron éstos y viceversa. Nada más.

Valga un ejemplo. Ayer la figura destacada en los actos del PSOE, fue la secretaria de Justicia, Relaciones Institucionales y Función Pública de la Ejecutiva Federal, Llanos Castellanos, quien no encontró nada en Huelva con lo que defender el llamamiento que hizo a los onubenses para acudir a vitar a sus siglas el próximo domingo, que hablar de lo que ha pasado en Madrid con las políticas privatizadoras de Ayuso, un mensaje que podía repetir en cualquier otro lugar, de cualquier comunidad autónoma.

Fue María Márquez la que bajó a la tierra y la que criticó las deficiencias en un sistema que tiene “a más de mil onubenses en listas de espera para operarse de patologías graves” y las propias carencias de la localidad donde se encontraba, Almonte, “con una población flotante de 40.000 personas que carecen de los recursos e infraestructuras suficientes para recibir una atención de calidad” de lo que culpó a la gestión del Ejecutivo popular.

Los integrantes del mismo, se fueron a los pueblos. Manuel Andrés González, presidente del partido y número dos en su lista al Parlamento, destacó que el “gobierno de Juanma Moreno” (onmipresente), se “ha ocupado de las zonas rurales para evitar su desconexión y aislamiento, favoreciendo el desarrollo económico de los pueblos”. Dado que las mismas siguen aisladas y desconectadas, tampoco parecía un buen mensaje, así que se aferraron a la falta de inversión en materia de infraestructuras hidráulicas para continuar a lo suyo. Así, pasaron del desdoble del túnel de San Silvestre, a la presa de Alcolea, del canal de Trigueros al trasvase. Lo malo es que éstas no se han eternizado en estos últimos tres años (que también), sino que llevan en la lista de agravios desde hace décadas, incluso cuando gobernaba el PP.

Julio Díaz se fue a ver a la Asociación de Industrias Químicas, Básicas yEnergéticas (Aiqbe) para recordarles lo mucho que les apoya. Cierto es que de los proyectos que tienen esas empresas y de la repercusión que tienen en el futuro de la provincia en su conjunto se ha hablado apenas nada y se trata de una de las claves del desarrollo a corto plazo. Tampoco esta vez hubo suerte y el candidato barrio para casa, para atribuirse el mérito de su impulso.

Por su parte, Por Andalucía, hizo bueno el dicho de la izquierda de que si se leyeran más los programas y se escucharan a los candidatos que los proponen, tendrían muchísimos más votos que ahora y Silvia Zambrano, se reunió con sindicalistas y trabajadoras del sector de la Dependencia en Huelva, para escuchar sus reivindicaciones, con el compromiso de “poder mejorar sus condiciones laborales así como también la atención a las personas dependientes a las que cuidan, mediante el servicio de ayuda a domicilio y en las residencias para personas mayores”.

La campaña tradicional ha quedado hecha añicos. Ésta se juega ahora en las redes sociales y habrá que ver qué efecto tienen en la movilización de un electorado que puede parecer el único factor que queda por decidir de aquí al domingo. Al menos de momento, en los días que quedan no se esperan más novedades. Los cierres serán en Sevilla, con mítines de los principales líderes a la Presidencia de la Junta. En Huelva seguirán por la misma tónica, con actos más discretos con los cabezas de cartel que apurarán los últimos minutos para pedir el voto.

La fragmentación de la representación política, hace que los restos que determinan el reparto definitivo que determina la Ley d’Hont para la asignación de los mismos, puede hacer que unas décimas sean determinantes a la hora de separar un éxito incuestionable, de un fracaso estrepitoso. Aquello de que la noche del domingo será muy larga, es en esta oportunidad, algo más que una frase hecha. Al menos tan larga como lo que se está haciendo la campaña.