Valderas condiciona el futuro de IU a "hablar de políticas y no de sillones"

El líder de la coalición da a IU como triunfadora al doblar los escaños y promete que no defraudará.

Foto: José Ángel García
Foto: José Ángel García
Charo Solís

25 de marzo 2012 - 22:17

Izquierda Unida fue el ganador de la noche electoral. Después de tres legislaturas estancada como tercera fuerza política en Andalucía con seis escaños, logró duplicar su bancada. Doce diputados -437.445 votos y un 11,34% del escrutinio- que le abren las puertas del Hospital de la Cinco Llagas y del Palacio de San Telmo, aunque si acabarán de la mano o no del PSOE está todavía por decidirse. La gran pregunta de la noche fue esquivada ayer con los mismos argumentos de toda la campaña: se consultará a las bases y a la veintena organizaciones que han contribuido a la redacción del programa electoral. El coordinador regional de IU y candidato, Diego Valderas, se encargó de repetirlo una vez más: hay que hablar "de políticas y no de sillones". Aunque todo indica que los doce escaños le dan fuerza más que suficiente para vencer las reticencias que dentro de IU pueda haber a la entrada en un gobierno con el PSOE -en especial de la CUT que dirige Juan Manuel Sánchez Gordillo, cabeza de lista por Sevilla-, toda vez que el peso ganado hace difícil que estas siglas se diluyan bajo la marca socialista como le pasó al PA, que tras dos legislaturas acabó por desaparecer en 2008 del Parlamento andaluz.

El principal escollo al que se tendrá que enfrentar el PSOE -no hay opción a que IU apoye una investidura del PP como en Extremadura- son las exigencias que pueda plantear IU que no sólo están recogidas en un programa electoral, sino que está firmado ante notario. Esta prueba de compromiso de la coalición de izquierdas ante el electorado será, junto al Estatuto de autonomía, su "guía de trabajo" para los cuatro próximos años. Así se encargó de recordarlo Valderas, es un "contrato con el pueblo" sustentado en 24 leyes y diez planes y que recoge, entre otros, una renta básica, un derecho al trabajo, acabar con la pobreza, potenciar la economía social e impulsar la transparencia política hasta acabar con la corrupción.

Con este programa-contrato, el candidato recordó que su obligación es "mandar obedeciendo" lo que dijeron las urnas, y estas han sido "rotundas": "el pueblo tenía una batalla fuerte contra la injusticia social, y eso es ahora una responsabilidad clara de IU". Y la primera tarea, será inmediata. La cita será el 29-M y la convocatoria de huelga general. De hecho, fue la consigna más coreada por los militantes y cargos orgánicos de IU que se habían congregado en la sede regional para celebrar los resultados, y era el telón de fondo del escenario desde que Valderas hizo su primera alocución, con dos grandes carteles que rezaban: "29-M, IU siempre con los trabajadores".

Aparte de esta lectura social, también la hay ideológica. Porque para Valderas, el mensaje mandado por los electores es una negativa a las "políticas de derechas de PSOE y de PP", encargando a IU la tarea de "desplazarlas" de San Telmo. "Los mercados no pueden seguir mandando en la democracia, y el pueblo andaluz quiere políticas de izquierdas", dijo, a la vez que recordó que el avance de IU también ha servido para romper el bipartidismo y marcar en el mapa Andalucía como la reactivación de la izquierda a nivel nacional y europeo.

"Se abren nuevos tiempos para las políticas de izquierda, porque la derecha empieza a retroceder en esta tierra. Que tomen nota PP y PSOE y aquellos a quienes han obedecido", advirtió, señalando que aunque no le gustaba decirlo, eran los "auténticos ganadores" de esta consulta electoral. En esa clave de perdedores, Valderas quiso recordar al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, al que aconsejó presentar otros presupuestos porque "Andalucía ha rechazado los que tenía ocultos".

El resultado alcanzado anoche por IU es un hito después de doce años y le coloca al mismo nivel de las elecciones de 1996, cuando con trece diputados vivía su primera caída después de aquel bienio de la pinza, en el que llegó a su cota máxima de los veinte parlamentarios. Con este resultado, era lógico que la euforia se desatara entre los cargos orgánicos y militantes de base que se acercaron a la sede regional de la coalición. Aunque todos los sondeos apuntaban a que el escrutinio podía dar nueve o diez escaños como máximo, lo cierto es que la dirección regional de IU no descartaba sobrepasar la barrera de los dos dígitos, pero de ahí a lograr doce, no dejó de ser una sorpresa.

Con la confianza de una subida segura, IU había afrontado la noche electoral, aunque hubo dos momentos de tensión. El primero, cuando un sondeo a pie de urna ponía en riesgo el escaño por Huelva, la provincia por la que era cabeza de lista Diego Valderas. Señalaban de cero a un escaño, algo que no casaba con los datos que manejaba la dirección regional, que estaban en torno al 11% de intención de voto, lo que daba por seguro el acta de diputado que al final sí salió para el candidato -fue un 10,89% y 25.000 votos-. Ya existía el precedente de la séptima legislatura, en la que Valderas se quedó fuera del Parlamento al concurrir por Huelva en lugar de por Sevilla, donde sí tenía garantizado el escaño. El segundo momento, fue la plaza por Almería, que estuvo a punto de perderse por un puñado de votos y que habría dejado por segunda vez consecutiva a Rosalía Martín fuera del Parlamento andaluz.

Con estos doce escaños, y gracias a las listas cremallera, el grupo parlamentario de IU contará de nuevo con mujeres, serán seis -Sevilla, Córdoba, Málaga. Granada, Almería y Cádiz-. Han sido cuatro años sin parlamentarias por estas siglas, una situación contradictoria en un partido que presume de color violeta en su eslogan -junto al rojo y al verde-, y que llevó al propio Diego Valderas a plantearse dejar su escaño para dar paso a alguna compañera de siglas, algo que se frenó desde la dirección regional por su condición de coordinador.

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