Sergio Romero: "Cuando te sientes más valorado fuera que dentro es hora de partir"
Sigue la desbandada en Ciudadanos
El político sanluqueño, cabeza de lista de Ciudadanos por Cádiz en las elecciones andaluzas de 2015 y 2018, se despide de la política a través de una carta
"Me voy con la cabeza alta y la conciencia muy tranquila", afirma en un escrito en el que no cita a Juan Marín y en el que elogia al "inigualable" Albert Rivera
El político sanluqueño Sergio Romero se ha despedido de la política activa a través de una carta que ha hecho pública en la tarde de este lunes. En la misiva, fechada este mismo 6 de junio, Romero no ahonda en sus diferencias con quien fuera su mentor en política, el también sanluqueño Juan Marín, aunque sí deja claro que "ha llegado la hora de separar oficialmente mi camino del de Ciudadanos".
Tanto en las elecciones andaluzas de 2015 como en las de 2018 Sergio Romero lideró la candidatura de Ciudadanos por Cádiz, logrando un parlamentario por la provincia en la primera de estas citas y tres en las celebradas hace ahora tres años y medio, cuando la formación naranja logró el hito de ser la segunda fuerza política de la provincia en votos.
Durante su etapa de parlamentario Romero llegó a ser el portavoz del grupo de Ciudadanos, una responsabilidad de la que fue apartado hace ahora un año, cuando se incorporó a la Mesa de la Cámara andaluza.
En la carta que él mismo ha hecho público, Sergio Romero elogia a Albert Rivera, a quien califica de político "inigualable", dice que deja la política "porque cuando te sientes más valorado fuera que dentro es hora de partir" y subraya que ha sido "un honor indescriptible y un grandísimo privilegio representar a los andaluces" y que se va "con la cabeza alta y la conciencia muy tranquila".
Esta es la carta íntegra de despedida de Sergio Romero:
Ahora sí, a falta ya de pocas fechas para que acabe mi cometido en la Diputación Permanente del Parlamento Andaluz y eche a andar una nueva legislatura, ha llegado la hora de separar oficialmente mi camino del de Cs.
Comienzo esta carta de despedida agradeciendo el apoyo, la confianza y el cariño sinceros que hasta el último día y durante años he recibido de cientos y cientos de compañeros de toda España, especialmente de mi querida provincia de Cádiz; personas normales haciendo cosas extraordinarias con las que he compartido sueños, esfuerzo y grandes logros, pero también una profunda desilusión ante episodios que vienen sucediéndose desde hace demasiado tiempo tanto a nivel nacional como autonómico (algunos evidentes y otros menos conocidos).
Lamento muchísimo que lo que representa el principal valor de cualquier organización, su capital humano, haya ido sintiendo ante esto la misma frustración que yo porque es a los afiliados a quienes les debo haber vivido intensamente nuestra tierra de la única forma que sé: con ética y dejándome la piel cada día por ella. Miles de kilómetros y de horas que hoy, echando con emoción y orgullo la vista atrás, se han convertido en un impagable aprendizaje y unos recuerdos que quedarán grabados por siempre en mi corazón.
Mi gratitud también a quienes con su voto, consecutivamente en dos primarias, apostaron por mí para representarles; y cómo no, a los miles de gaditanos que un 22 de marzo de 2015 y un 2 de diciembre de 2018 me permitieron ser partícipe como parlamentario de los históricos hitos que se han producido en nuestra tierra en los últimos años. Logros que no son propiedad de nadie, sino mérito de todos los
andaluces. Los innumerables representantes y colectivos de todos los ámbitos sociales y económicos que he conocido han hecho que descubra el valor de aquello en lo que uno cree y por lo que uno lucha; ellos son los verdaderos protagonistas de la sociedad y me han enseñado también que la política, practicada con nobles
intenciones, es una herramienta imprescindible, no para vivir de ella tras una máscara, sino para que la gente que paga nuestros sueldos viva mejor.
Gracias, por supuesto, a mi mujer e hijos por soportar mi ausencia y ser un sostén vital. A mi fiel amiga y compañera Almudena (lo mejor que me ha dado la política) y al resto de mis verdaderos amigos, que sabéis perfectamente quiénes sois. A todos, mi agradecimiento por ser la gasolina que me permitió no sólo levantarme, sino tomar impulso para superar mis propios límites y los momentos más oscuros.
Ha sido un honor indescriptible y un grandísimo privilegio representar a los andaluces y hasta el último día he sido la misma persona que llegó, fiel a unos principios incorruptibles, entendiendo la política como un abnegado servicio a los demás y, pese a ser testigo de la cara menos amable de la política, imponiéndome cada día como premisas la estabilidad y la mejora de Andalucía.
Siempre llevaré con orgullo haber sido el primer diputado por la provincia de Cádiz que tuvo Cs, ese Cs, liderado por un inigualable Albert Rivera, que nos conquistó a millones de españoles por la defensa de unos principios que yo he seguido practicando. Y es que mantener durante todos estos años la integridad, la actitud correcta y no despegarme un ápice de mis valores ha sido duro, muy duro, pero ese peaje no sólo ha fortalecido mis principios, sino que se ha convertido en una gran lección de vida que no olvidaré jamás.
Como tampoco olvidaré el aprecio y la amistad que me llevo, que es algo mutuo, de decenas de compañeros diputados de otras formaciones políticas, de los magníficos profesionales de mi grupo parlamentario, de todo el periodismo y de cada trabajador de la que ha sido mi casa durante más de siete años (desde el Letrado Mayor hasta esa anónima limpiadora nocturna o quienes siempre con una sonrisa me han servido un café). Qué suerte la mía.
Reconozco, y lo lamento, haber cometido errores (muchos de ellos, qué paradoja, pensando en Cs antes que en mí mismo) pero siempre antepondré el honor y la forma en que concibo ejercer un cargo público a cualquier otro interés; las responsabilidades que he ejercido y todas las maravillosas personas que he ido
encontrándome en este trayecto me han permitido disfrutar de la política que siempre merecerá la pena (vocación que llevo muy dentro), pero, por contra, también he tenido que convivir con situaciones que me han supuesto grandes dilemas morales inadmisibles para mí durante más tiempo.
Me voy con la cabeza alta y la conciencia muy tranquila de haber representado y defendido un proyecto hasta donde he podido, de jugar limpio, sin utilizar ni engañar nunca a nadie, prevaleciendo mi felicidad y mi libertad a ser arrastrado por un poder que es efímero.
Cuando te sientes más valorado fuera que dentro es hora de partir y como ser libre significa poder elegir, porque nadie me ha regalado nada, éste ya no era mi camino; estoy convencido de que los andaluces, como yo hago hoy, sabrán elegir el suyo el próximo 19 de junio para que esta bendita tierra que es Andalucía pueda seguir avanzando.
Yo seguiré nadando en mi calle y poniendo mis sueños a trabajar porque lo mejor… siempre está por llegar.
Sergio Romero
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