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Propuestas, marcas y caracoles

Zoido inicia la campaña sin un programa conocido y una lista que sólo es oficial en el BOP. Espadas confía en que el efecto Susana Díaz será la guinda que consolide su trabajo. Las fuerzas emergentes se ven como llaves y compiten desde el refugio de sus marcas.

María José Guzmán

08 de mayo 2015 - 06:50

DICEN en el PP que Juan Ignacio Zoido y su equipo se dedican a ganar elecciones y que, por eso, no les preocupan las encuestas, ni las buenas ni las malas. El actual alcalde argumenta que su campaña es el día a día, sin más. Y ayer tocó acabar su agenda con fútbol y una cerveza con caracoles, mientras otros se desgañitaban en mítines y pegadas virtuales de carteles. Es la suerte, opinan en su partido, de haber logrado la confianza mayor depositada en un alcalde en toda la historia, una mayoría que Zoido cree que va a revalidar sin necesidad de reinventarse. "Te quiero aún más", le dice Zoido a Sevilla en el vídeo electoral que presentaron anoche ante un conocido bar de Heliópolis. Y se deja querer. Del Sánchez Pizjuán, donde vio ganar al club de Nervión, a los alrededores del Benito Villamarín. Con el Sevilla y con el Betis. Y con todos los sevillanos.

Juan Ignacio Zoido (PP); Juan Espadas (PSOE); Susana Serrano (Participa Sevilla); Javier Millán (Ciudadanos); Daniel González (IU), y Pilar Távora (PA)

El candidato del PP retomará estos días ese juego de ambigüedad, esa incapacidad de definirse con la que se presentó en 2011 diciendo que no era ni de derechas ni de izquierdas, sino de Sevilla. Una fidelidad que ayer quedó escenificada con el regreso del tendero de Su Eminencia, Juan Gallardo, que protagoniza un nuevo vídeo en esta campaña. En él también están Benito, el hortelano del Tamarguillo, y Salud, profesora de un colegio de Juan XXIII, o el campeón de Europa de halterofilia Josué Brachi, el único que no pudo estar presente en el acto. Cromos repetidos en su inabarcable álbum de gobierno, gestos intangibles que no siempre ven la luz..

La campaña de Zoido es más bien la no-campaña. La vida, de alcalde, sigue para él, que quiere "aún más", según reza su eslogan electoral. O más de lo mismo. Por ello ni ha habido presentación de la lista que acompaña al candidato, que se hizo oficial al publicarse en el BOP, ni del programa. El mejor documento es su gestión diaria, aseguran en su círculo.

Zoido, sea pose o no, insiste en que no le preocupan los sondeos. Pero los hasta ahora conocidos, el último el del CIS de ayer, revelan una seria amenaza para el PP, que necesitaría el apoyo de otra fuerza para gobernar. Un escenario que, aun dándole la mayoría al alcalde, se interpreta como un fracaso, dado el elevado nivel de confianza que reunió hace cuatro años.

La percepción de empate técnico está instalada en la ciudad desde hace ya unas semanas, lo que en el caso del PSOE se traduce en una victoria. O, al menos, en el reconocimiento al trabajo realizado en la oposición. Algunos socialistas confiesan abiertamente que esta situación ni siquiera la habían soñado hace sólo dos años. Juan Espadas, el candidato del PSOE, plantea una campaña totalmente opuesta a la de su rival. En su partido hay muchos que abominan del populismo de Zoido, pero alaban la habilidad de Susana Díaz para tocar la fibra sensible y meterse en el bolsillo al personal. Las comparaciones son... sólo comparaciones. Y, aunque el estilo de Espadas es otro bien distinto, tampoco va a desaprovechar el impulso que garantiza Susana Díaz a cualquier candidatura. Anoche, la presidenta en funciones arrancó la campaña arropando al sevillano, pero la lista de peticiones que tiene la obligará a salir de la capital más de lo que desearía Espadas. No obstante, el alcaldable se siente fortalecido, como su partido, y presume de claridad de ideas. Los números de los cuatro distritos que son clave para el triunfo de los socialistas cuadran, confirmando la devolución del voto prestado a Zoido en 2011l, Y ayer se aventuraron ya a bautizar a Espadas como el "alcalde de las oportunidades" y de los planes de empleo, que del empleo a secas ya hubo otro candidato. A Espadas no le gusta dejar margen para la improvisación y tampoco hablar mal de nadie, apuntó ayer la secretaria general de los socialistas sevillanos, Verónica Pérez. Por eso ayer el PSOE se comprometió a desarrollar una campaña limpia, de la mano de la política con mayúsculas.

Espadas no apelará a los sentimientos, sino al voto útil para la que considera única opción real de cambio y, por ello, pedirá desde hoy "el apoyo de los cabrados con Zoido". El alcaldable asegura que la gente quiere que le expliquen propuestas, no sólo que le den abrazos. Lo mismo que piensan en IU que, ante un candidato muy poco conocido aunque dispuesto a "darle la vuelta a la ciudad" y una izquierda muy dividida, se agarra a su militancia de oro y a su programa mientras algunos ya ven a la federación en el precipicio.

Si UPyD ingenia degustaciones de arroz marinero para lograr cuota mediática y la andalucista Pilar Távora agarra su cámara para hacer llegar sus propuestas al electorado, altavoz le sobra a otros nuevos partidos como Ciudadanos o Participa Sevilla que, sin apenas haber esbozado cuáles son sus propuestas municipales, se saben poseedores de la llave y flotan más o menos al refugio de sus marcas. Albert Rivera, el líder nacional de Ciudadanos, atraerá hoy focos de todo el país hasta Sevilla para gloria de Javier Millán, el candidato a la Alcaldía, que centrará su campaña en las personas. Participa Sevilla tiene más complicado ese apoyo de fuera. ¿Vendrá a Sevilla Ada Colau? Susana Serrano estuvo esta semana en un acto con ella, pero en el público, no en el atril.

Las desavenencias entre las denominadas asociaciones de electores y la marca Ganemos -que no es la que concurre- aportan cada día más ruido. Una confusión a la que ayer se sumó Equo recordando que los votos atribuidos en el sondeo del CIS a Ganemos Sevilla serían suyos, pues esa plataforma decidió apoyar a Equo finalmente, integrando a cuatro de sus portavoces en la lista. Un juego ambiguo que puede dejar en el limbo muchos votos en un momento en el que se cotizan muy caros.

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