El PSOE se atrinchera y logra desviar el cambio sevillano

El último bastión rojo, pese a su debilitamiento, duplica su ventaja respecto al PP en cuatro meses · El avance de IU provoca a la pérdida de plazas del PP, que fracasa en los pueblos.

Foto: Antonio Pizarro
Foto: Antonio Pizarro
Marí José Guzmán / Sevilla

25 de marzo 2012 - 19:37

Sevilla, una vez más, se le atragantó al PP. El último bastión rojo de Andalucía soportó el envite de la marea azul y lo hizo en las peores condiciones posibles, con un partido roto y descabezado. Mientras, el empuje de Juan Ignacio Zoido, convertido en referente nacional tras aplastar al PSOE en mayo, se mostró insuficiente para culminar el anunciado cambio andaluz.

No obstante, los socialistas han conseguido en sólo cuatro meses taponar la hemorragia y la sangría de votos registrada en las pasadas elecciones generales e incluso ha experimentado una destacable mejoría en la provincia. El descenso ha sido de once puntos con respecto a las anteriores autonómicas, pero inferior al de las generales del 20-N, que fue de 17 puntos. Si en noviembre ambos partidos se quedaron a unos 30.000 votos, esta distancia es ahora de más de 77.000 votos, más del doble.

Desde la óptica del PP, los resultados en Sevilla tienen otra lectura: nadie falta a la verdad si dice que su avance ha sido histórico, pues por primera vez consiguen siete escaños en el Parlamento andaluz, uno más que en la legislatura anterior. Pero a todas luces, el objetivo no se ha cumplido, pues ha sido insuficiente para entregar la mayoría absoluta a Javier Arenas. El cabeza de lista del PP por Sevilla, el alcalde Juan Ignacio Zoido, no se cansó de repetir en los últimos días que Sevilla era la clave y la llave del cambio y, finalmente, este rol lo ha jugado Izquierda Unida. La candidatura encabezada por Juan Manuel Sánchez Gordillo casi ha duplicado sus votos, liderando el mayor crecimiento en un alto porcentaje de municipios. Curiosamente, el alcalde de Marinaleda, que ahora deberá dejar la Alcaldía, fue designado como cabeza de lista de Sevilla con la oposición de un amplio sector de la coalición.

La capital se ha convertido en una isla donde, por tercera vez en menos de un año, el PP sube y el PSOE baja. En la provincia, el cantar es otro. Que la batalla se libraría en los pueblos estaba claro desde antes de iniciarse la campaña. Ahora lo evidente es que la recompensa del esfuerzo desarrollado en el área metropolitana ha sido para los partidos de izquierdas. Los populares han arrancado, y es literal, un puñado de votos en las ciudades medias: 53 en Utrera, 122 en Dos Hermanas o 300 en Tomares, donde el PP gobierna con mayoría absoluta. En Mairena del Aljarafe -donde vive José Antonio Griñán y el PP está en mano de uno de sus dirigentes provinciales, Ricardo Tarno- UPyD sube más del doble que el PP. Y en Arahal o Marchena, la lista encabezada por Zoido ha retrocedido en votos.

Y hay un dato más negativo aún: el PP consiguió romper su techo de cristal en las pasadas generales de noviembre en 17 localidades, en las que se impuso al PSOE. Hasta entonces sólo habían ganado en número de votos, otra cosa es gobernar, en 13 municipios contando con la capital. Y ahora, otra vez, las plazas se reducen a 12, lo que confirma la pérdida de peso específico de los populares en la provincia.

El efecto Zoido no ha conseguido traspasar las fronteras de la ciudad hispalense. A lo que se une la más que discreta campaña electoral de los líderes del PP, quizás confiados en que el cambio ya estaba en marcha. Por contra, el PSOE, que irrumpió con resignación en la carrera por la Junta, ha conseguido movilizar in extremis a su electorado, uniendo fuerzas y recursos y clamando el apoyo del electorado progresista que, finalmente, se ha repartido entre IU y el PSOE. Los votos prestados que el PP de Zoido y de Rajoy ha recibido en las últimas dos citas con las urnas fueron de castigo a los gobiernos socialistas. Probablemente, las reformas emprendidas por Mariano Rajoy han pesado más que el paro en una población que, en el último minuto, ha retirado su respaldo al PP y ha respetado sus convicciones. Antes que a Griñán, le han dado el voto al alcalde de Marinaleda para retirárselo a Arenas.

El PSOE ha cumplido su objetivo. Sus previsiones más optimistas contemplaban ocho diputados, pero serán nueve. La número dos de IU, Marina Segura, hasta anoche era una desconocida y se sentará en el Parlamento. Y más de 45.000 sevillanos optaron por partidos minoritarios, ajenos al PA, Equo o UPyD. Mientras, el cambio sevillano del PP se quedó estancado.

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