La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
El PSOE se despeñó, naufragó, se hundió en unas elecciones andaluzas en las que no pudo siquiera igualar ni el magro millón de votos ni los 33 paupérrimos asientos obtenidos por Susana Díaz en 2018, sino que lideró el hundimiento de la izquierda en una comunidad que dominó durante casi 37 años; es más, el batacazo de órdago a la grande de la formación de Juan Espadas provoca más dolor aún al ver cómo su principal adversario, el Partido Popular, ha logrado el mayor hito de su historia en esta región, una mayoría absoluta que le permitirá a Juanma Moreno gobernar en solitario sin necesitar la muleta de la ultraderecha de Vox.
El revés absoluto de la izquierda ha quedado patente, con menos de 40 escaños de los 109 entre las tres formaciones progresistas.
Seguramente los analistas de Ferraz y de San Vicente habrán comprobado, de nuevo, que exprimir el miedo de la ultraderecha vinculándola al PP ha disparado precisamente a la formación de Juanma Moreno, por tanto, la estrategia ha sido garrafalmente fallida por la confrontación que ha buscado entre las derechas, aunque también es cierto que Espadas se ha visto arrastrado por el sentir general en contra de Pedro Sánchez, pues el votante andaluz ha castigado las políticas del presidente del Gobierno.
Entre el 2 de diciembre de 2018 y el 19 de junio de 2022 hay 1.295 días, una travesía en el desierto para el otrora todopoderoso PSOE andaluz, el que aun perdiendo en 2012 frente al PP de Javier Arenas, logró quedarse en el Palacio de San Telmo. Pero incluso venciendo en las urnas ese 2-D hace tres años y medio, se quedó sin el poder, y estas 185 semanas a la sombra lo han abocado al precipicio con su peor resultado en doce legislaturas autonómicas.
Ha sido tan penoso el resultado de los socialistas que incluso perdieron en la provincia de Sevilla, un dato histórico en democracia. Es más, en Dos Hermanas, granero sempiterno socialista y cuna del sanchismo desde que decidió presentarse a las primarias tras su defenestración, el PP arrasó con el 37% de los votos, viniendo del 11%, casi 12 puntos más que el PSOE.
Espadas, elegido por Sánchez para apartar a Susana Díaz, no ha devuelto la ilusión al votante socialista, pese a que su batalla, como él mismo ha dicho ("soy un corredor de fondo"), está más focalizada en 2026. No obstante, el líder del PSOE-A debe saber mejor que nadie que la soledad siempre acompaña al fondista y que, en estos tiempos tan líquidos y volátiles, predominan más los esprínters, pese al ímprobo esfuerzo en la campaña con 18.000 kilómetros recorridos y entre tres y cinco actos diarios.
Ya queda en el remoto olvido aquella mítica frase de Alfonso Guerra: "El PSOE presenta una cabra y gana la cabra". La vaca de Juanma Moreno derrota a cualquier pieza caprina… Este revolcón en las urnas, empeorando el suelo socialista en la región, claro que se leerá en clave nacional, porque supone otro serio aviso para Sánchez a año y medio de las generales.
No obstante, si nos atenemos a la palabra dada por el secretario general socialista nacional, que es mucho atenerse tras tantos bandazos, la cabeza de Espadas no corre peligro, aunque obviamente, siendo política, habrá un mar de fondo que trate de descabalgarlo. El político sevillano no se aferrará al cargo, sino a la promesa de su líder para continuar trabajando con visos a 2026. Así se desprende de sus declaraciones durante la campaña y también de esta noche.
En una breve comparecencia sin preguntas, Espadas reconoció la derrota: "Los andaluces han hablado y tengo absoluto respeto al resultado de estas elecciones y he felicitado al señor Moreno. Ahora toca ser coherente y trabajar en el Parlamento por nuestra tierra". El líder socialista, admitió que "nos pusimos un objetivo en esta campaña, que no era otro que la movilización del electorado, y no lo hemos logrado porque cuando la participación es baja, la izquierda suele sufrir en las urnas". Apuntó, igualmente, una crítica a Moreno, pues "nos hemos enfrentado a un presidente que ha usado toda la propaganda desde la Junta en estos tres años y medio".
Y no dudó en afirmar que seguirá trabajando por Andalucía: "Desde mañana soy jefe de la oposición y ahí me van a encontrar, defendiendo los intereses de los andaluces. Ya viví esta situación en 2011 y sé lo que se siente al perder unas elecciones". Cerró su breve alocución, mostrando su "orgullo por mi partido", y agregando que "si bonito es ganar elecciones, también hay que saber perderlas, y desde mañana estaré en pie para volver a recuperar la confianza de los andaluces".
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