La Grecia de la provincia

Nueve candidatos aspiran a gobernar el ayuntamiento de Barbate, asfixiado por una deuda que parece impagable

Pedro Ingelmo Barbate

11 de mayo 2015 - 01:00

No hay día que el Meteoro no lance desde su facebook una andanada contra el alcalde. "Todos los días le pongo vestido de limpio", dice con un tono gamberro. El Meteoro es un hombre de 63 años que, a causa de una polio infantil, lleva en silla de ruedas desde los ocho años. Y su apodo, que se lo pusieron en los años en los que trabajaba en la Base de Rota, le viene de la destreza con la que maneja su silla de ruedas. Dice que es una de las treinta personas impedidas en Barbate que cada día se enfrenta a la carrera de obstáculos que es el callejero. Y sí, uno mira la calle principal, la avenida del Mar, antes avenida del Generalísimo, y puede hacerse una idea de la dificultad de la tarea.

El alcalde, Rafael Quirós, quisiera arreglar las calles, hacer como hacen otros alcaldes en tiempo electoral, que se ponen a levantar adoquines. Pero no puede hacerlo porque no tiene un duro. El alcalde socialista, Rafael Quirós, uno de los pocos socialistas que sobrevivieron a la debacle de su partido de 2011 pese a no poder pagar la nómina de los trabajadores municipales, gobierna una ruina cercana a los 80 millones de euros, una deuda estructural que ya nadie recuerda dónde tuvo su origen.

Hace treinta años se dejó de pagar la Seguridad Social de una plantilla municipal inmensa, unos 400 empleados, y hubo un momento en que el Estado lo demandó, que qué pasaba con ese dinero. Fue cuando Barbate se convirtió en la Grecia de Cádiz. Un municipio pegado a una deuda, como aquel personaje pegado a su gran nariz.

Uno acude a la casa consistorial, coronada aún por uno de los pocos símbolos que quedan del franquismo, su propio escudo, ya que este pueblo se llamó Barbate de Franco porque fue Franco quien les independizó de Vejer, y lo primero que se va a encontrar en la puerta es este cartel: "Esperamos su comprensión. El trabajador que le atiende lleva siete años cobrando mal..." Lo han puesto los funcionarios por si acaso. Porque en Barbate está todo el mundo muy cabreado.

Ha surgido un movimiento en Barbate que se llama Somos Barbate, un Podemos que no es Podemos, pero le ronda. En su presentación, hace unos meses, pusieron como preámbulo un reportaje de La Sexta sobre el pueblo de Torrelodones, en Madrid, endeudado hasta las trancas. En el reportaje se contaba cómo una agrupación de electores desbancó al alcalde del partido de turno y en sólo cuatro años, recortando gastos superfluos, logaron superávit.

El candidato de esta formación es Nicolás Muñoz, que aspira a ser arqueólogo y sabe de turismo cultural, pero sobre todo está muy metido en la plataforma para recuperar El Retín, el terreno militar que impide la expansión de Barbate. Manuel Relinque, investigador social, los observa con simpatía desde la competencia. Él trabaja para los andalucistas en una campaña que se desvincula del PA y que propone lo de "defender Andalucía". "Defender Andalucía de qué", dice Manuel en la sede del partido, donde esperan que llegue el despertador que va a ser el símbolo de su campaña local: "Despierta, Barbate... ¿te gusta?" Manuel ve en miembros de Somos Barbate una biografía parecida a la suya: "Gente preparada que salió de Barbate y, con la crisis, tuvó que volver , en muchos casos para vivir con sus padres". Él volvió. Sociólogo en Sevilla hasta que en Sevilla dijeron que no hacía falta sociólogos. "Pensé que ya que volvía tenía que hacer algo. Esto no puede seguir así".

Su desesperación es compartida. Rendón es un apellido muy conocido en Barbate. Venden muebles y viviendas, aunque viviendas pocas. En su promotora, junto a cajas de patatas y tomates, cuelgan los mismos 29 planos de viviendas que hace muchos meses. No hay forma de que nadie compre ni una de ellas y eso que en los planos parecen acogedoras. Aún así, los Rendón han diversificado y tienen más negocios. Montaron pistas de pádel que, dentro de lo que cabe, tienen éxito. Quizá porque pegar raquetazos alivia la tensión, a puntan desde sus oficinas. Los Rendón son de los empresarios que, de tanto en tanto, contribuyen a pagar los salarios de los trabajadores municipales, aunque no se sienten especialmente bien tratados por el Ayuntamiento. "Que si piensas en lo de yo te ayudo y tú me ayudas, olvídate, y te lo demuestro. Se hace porque esos trabajadores son vecinos tuyos", comenta un empleado.

Llama la atención paseando por el pueblo la gran cantidad de soportes publicitarios en los que se puede leer 'ponga aquí su publicidad'. Al polígono industrial El Olivar, donde sencuentra el museo del atún, se le llama el polígono fantasma, comenta Iván, que se quita la mascarilla con la que se protege de una pistola tóxica con la que maquea una embarcación de recreo. Es un astillero pequeñito cuya obra maestra es una especie de arca de Noé de madera que se está levantando en la zona sur de la nave. Esto es una extrañeza. Se construyen pocos barcos. "Vivimos de las reparaciones y quedamos dos o tres astilleros aquí. No se parece en nada a lo que fue esto. Con lo que esto ha sido...".

En el mercado de abastos ya bostezan cuando les hablan de remodelar de una vez el mercado de abastos, encajonado, con una enorme dificultad para introducir la mercancía. Es una promesa tantas veces escuchada que es llovizna. "No hacen nada contra la venta ambulante, van a hacer algo en el mercado...", lamenta un pescadero. Pepi, pescadera vivaracha, resume: "Lo que quieren es supermercados, pero en el supermercado no dan fiao. En el mercado vivimos del fiao. Mira, Barbate no tiene solución. Cuanto antes nos demos cuenta, mejor".

Mientras, el Ayuntamiento trata de hacerse presente. Ha puesto una inmensa valla publicitaria, ya que nadie se publicita, en un caótico aparcamiento junto a la Avenida. Anuncia lo siguiente: "Campaña municipal de recogida de excrementos de perros". Los propietarios de mascotas lo observan en su inmensidad.

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