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Del efecto ZP a la 'operación PZP'

Análisis

Juan Manuel Marqués Perales

01 de marzo 2010 - 06:49

Ni la presidencia española de la Unión Europea ni las primeras medidas de ajuste del gasto público, desde la reforma del sistema de pensiones hasta el plan de austeridad, están sirviendo para mejorar la imagen de José Luis Rodríguez Zapatero, que al día de hoy parece un presidente amortizado. Cinco de cada 10 andaluces consideran que ésta debería de ser la última legislatura de ZP, el hombre que, sin embargo, produjo un auténtico vuelco electoral en el año 2004, y cuyos efectos se hicieron notar en Andalucía: Manuel Chaves recuperó la mayoría absoluta en su quinto mandato. Pero lo que viene a revelar el Barómetro de este 28-F son las dudas que Zapatero está generando entre su propio electorado. Un 38,7% de los que se consideran simpatizantes socialistas también creen que Zapatero no da para más, de lo que habría que concluir que les gustaría otro candidato. Esto no es un capricho de los andaluces.

En Madrid, mentidero político desde la Restauración, ya se maneja la posibilidad de que el presidente no vuelva a presentarse. Él mismo no ha cerrado el interrogante, y cada vez hay más cargos en su partido que están en la operación del poszapaterismo (PZP).

Hay quien alega que es la familia del presidente quien considera que ocho años de residencia en La Moncloa son demasiados, pero todos los sondeos son muy malos para Zapatero, como este Barómetro Joly; pésimos si no tuviera en frente a un Mariano Rajoy que no levanta pasiones ni en el electorado propio ni en el de su partido, donde sí que hay gente con claros nombres y apellidos que se preparan para el posmarianismo, si es que alguna vez existió el pretérito.

Si ZP decide no repetir -eso es seguro, la decisión será suya-, le haría un favor a su sucesor al marcharse antes de las elecciones. Ahí han estado siempre los nombres de Rubalcaba, el mejor comunicador y el superviviente de la vieja guardia; Carme Chacón, que en sus tiempos fue la preferida; Patxi López, o José Blanco, un Pepiño renacido y acicalado que si no es sucesor, estará en la sucesión, en la operación PZP. Y Andalucía es espejo de España, como saben Chaves y Griñán. Ya hay presidentes autonómicos socialistas que no están dispuestos a seguir la senda de la caída de Zapatero. Barreda, en Castilla; López, en el País Vasco, y Montilla, en Cataluña. Griñán, de momento, sigue fiel a quien nunca fue de su cuerda.

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