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Era de esperar. El fin de la pandemia ha venido acompañado de la vuelta a la normalidad, una situación que se extiende a la normalidad sexual. Del confinamiento a la liberación, de la peste a las fragancias y de las mascarillas al mascarón de proa y el repertorio de mástiles, no resulta extraño que el fin de la crisis social provocada por el SARS-CoV-2 haya provocado una explosión licenciosa de la población. El caso es que la bajada de infecciones por Covid-19 llega acompasada de un incremento de otras infecciones, las de transmisión sexual. Sus protagonistas son unos viejos conocidos, la clamidia, la gonorrea y la sífilis, cuya presencia, durante los dos largos años de pandemia, había disminuido a niveles casi anecdóticos.
Es el sexo y es el disfrute. El regreso a los bares y a las discotecas, la vuelta a la normalidad al cabo, está reflejándose en un alza natural de casos de infecciones de transmisión sexual (ITS) que están quedando registrados en las estadísticas médicas. La comparación entre las cifras de 2020 y 2021 son suficientemente elocuentes.
La clamidia, que infecta a hombres y mujeres y que puede causar daños graves en el aparato reproductor femenino, ha doblado sus cifras desde el primer año de la pandemia y el segundo. De 672 casos analizados en Andalucía a los 1.273 de 2021, según informa el informe semanal del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de la Consejería de Salud y Familias. La gonorrea está casi a un mismo nivel de incremento en el mismo periodo: de 755 casos en 2020, cuando el estricto confinamiento y la rigidez de los miedos, a los 1.167 casos del año pasado. En el caso de la sífilis, el crecimiento en dos años ha sido de 510 a 813 casos.
El coordinador del Plan Andaluz frente al VIH/sida y otras ITS, Javier de la Torre, añade al menor uso de los preservativos factores como la extensión de aplicaciones móviles para el encuentro. "Hay más facilidad para acceder al sexo y más gente dispuesta a mantener relaciones sexuales", dice De la Torre, quien agrega un tercer elemento más habitual en poblaciones cosmopolitas: el uso de drogas recreativas vinculadas al sexo. Un fenómeno nuevo, una "moda" que reproduce las horas de las fiestas, "sustancias que mantienen el ánimo y las erecciones". "Es una cuestión que preocupa sobremanera ahora", destaca De la Torre.
De la Torre, que como el resto de especialistas en estas enfermedades temía un aumento de casos después de la pandemia, está entre quienes esperan un periodo semejante a etapas posteriores a las epidemias de toda la vida. A veces es como si la población hubiera olvidado los viejos usos y las antiguas precauciones. Al responsable del Plan Andaluz frente al VIH/sida y otras ITS, efectivamente, le preocupa la "probable explosión de relaciones sexuales con el fin de la pandemia". Ya sucedió en anteriores crisis sanitarias. "La más cercana fue la gripe de 1918-1919", indica De la Torre, cuyas secuelas, añadidas a la resaca de la Primera Guerra Mundial, derivaron en el frenesí de los "felices años 20".
"El mayor numero del número de casos de ITS se produce en las provincias mas pobladas y con mayores núcleos urbanos, confirmando que la tendencia cosmopolita de estas infecciones", explica el coordinador médico de la Consejería de Salud. Es lo sucede con la clamidia, la gonorrea y la sífilis particularmente en las provincias de Cádiz, Granada y Sevilla.
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