La educación andaluza continúa bajo la “sombra del pasado”

La foto actual que muestra el nivel de formación educativa de los andaluces merecería el baúl de las cosas para olvidar. Andalucía ocupa los puestos de menos relumbrón en el apartado de personas sin estudios –incluidos analfabetos– y se encuentra en los escalones más discretos en el porcentaje de ciudadanos con estudios avanzados. De la foto a la secuencia, al recorrido se le añade otra instantánea, la de 2011, de la que resulta un movimiento uniformemente acelerado, a la par que otras regiones de España.

Andalucía, explica el sociólogo Manuel Pérez Yruela, ha pasado en poco tiempo de ser una sociedad agraria a una urbana y de servicios sin pasar por el proceso de industrialización que tuvieron otras sociedades desarrolladas. El modelo de aquella sociedad antigua provocaba carencias. Una de ellas, entre las más importantes, fue el acceso a la educación de un gran número de la población. De aquella realidad no tan lejana se han mantenido rémoras en la formación y la cualificación en personas que están en la sesentena.

De aquellos polvos estos lodos, una realidad que el Pérez Yruela denomina la “sombra del pasado”. Los andaluces con una educación primaria o inferior permanecen en una proporción superior al de la media de las comunidades autónomas. “Arrastramos un desnivel negativo en las tasas de escolarización y alfabetización”, explica Pérez Yruela, autor de Un relato sobre identidad y buena vida en Andalucía (Centro de Estudios Andaluces). “Para igualar a la media española queda todavía un poco. Hemos superado mucho pero tenemos residuos del pasado. Los mayores que no tenían acceso a la escuela siguen vivos. No ha habido posibilidades. Es una sombra del pasado”.

En un detalle sobre los niveles más altos de analfabetización, la población andaluza sin estudios dobla en 2021 a la media de España (1,8% en Andalucía por 0,9% en España). Es el porcentaje más elevado después del registrado en Murcia. En la foto de 2011, analizando la secuencia, Andalucía tenía entonces una menor proporción de analfabetos que Murcia y Extremadura. De la realidad en perspectiva cabe destacar, sin embargo, que la tasa actual de personas ocupadas analfabetas en Andalucía supone la mitad que hace una década (1,8% en 2021 por 3,6% en 2011).

En el ámbito provincial, es destacable la condición de Almería, Huelva y Jaén como las que mayor porcentaje de ocupados con educación primaria o inferior, un fenómeno vinculado en algunos manuales a la alta cantidad de mano de obra no cualificada que trabajan en el ámbito de la agricultura y de los servicios.

En el lado opuesto, es dable apuntar a las características de las provincias de Granada y Sevilla. Ambas, en la foto de 2011 y en la de 2021, repiten como los lugares en los que existe una mayor proporción de ocupados con una educación superior. Y no es algo que tenga que ver con el tamaño e historia de los campus universitarios de sus capitales.

Para Pérez Yruela hay una hipótesis para el caso de Sevilla y es “la concentración de funcionarios, lo que provoca que haya muchas personas que hayan necesitado un grado o una licenciatura para trabajar”. Sobre Granada, el sociólogo propone como hipótesis para explicar esa alta proporción de residentes con un alto nivel formativo a que, al ser proporcionalmente una ciudad pequeña –no en el ámbito metropolitano–, el sesgo de los porcentajes pueden arrojen altos número de la población.