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El duelo convulsiona al PSOE andaluz

El congreso de Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón saca a la superficie las tensiones larvadas en el Partido Socialista, a la vez que la neutralidad activa propuesta por Griñán salta por los aires con algunos gestos de la dirección regional.

Griñán, acompañado por Fernando Rodríguez Villalobos y Luciano Alonso, ayer en la inauguración de Fitur.
Juan M. Marqués Perales / Sevilla

19 de enero 2012 - 05:03

Un simple ejercicio de empatía serviría para explicar las razones de la "neutralidad activa" que Griñán quiso instalar en el PSOE andaluz respecto al duelo entre Rubalcaba y Carme Chacón. ¿Quién le conviene más de los dos como secretario general del PSOE para enfrentarse al PP en las próximas elecciones autonómicas del 25 de marzo? ¿El ex vicepresidente experimentado, hombre de Estado y orador capaz de enfrentarse a Mariano Rajoy, aunque derrotado en las pasadas elecciones generales, o la ex ministra de Defensa, joven, adalid de la renovación, pero miembro del Partido de los Socialistas Catalanes que hasta las elecciones del año 2008 defendió un nuevo pacto fiscal para Cataluña?

De esa duda y de la necesidad de que el presidente andaluz no salga como perdedor de ese congreso que él mismo quiso traerse a Andalucía a sólo un mes y medio antes de esas elecciones -el que media entre el 5 de febrero y el 25 de marzo- nace esa neutralidad que esta semana ha terminado por saltar por los aires y ha sacado a la superficie las tensiones larvadas en el PSOE andaluz. En Cádiz habrá, finalmente, dos listas para elegir a sus delegados al congreso federal del 3 al 5 de febrero: una, la del secretario provincial, González Cabaña, y la otra, la que reúne a los griñanistas, a los primeros partidarios de Chacón y liderada, a última hora, por la alcaldesa de Sanlúcar, Irene García. También habrá dos en Almería y en Málaga. Quizás en alguna otra. Esto entraba dentro de lo previsible, pero en ninguna agenda figuraba la brecha abierta en Sevilla, la provincia que aporta 55 delegados al congreso, uno más que toda Galicia y algo más de la mitad que Cataluña. La guerra desatada entre su secretario provincial, José Antonio Viera, y la responsable de Organización del PSOE andaluz, Susana Díaz, junto al presidente de la Diputación hispalense, Fernando Rodríguez Villalobos, convertido desde el verano en el hombre de Griñán en este territorio, ha evidenciado la desconfianza de una parte del socialismo andaluz hacia las verdaderas intenciones de la dirección regional. Y es que, para los más cercanos a Rubalcaba, el núcleo de la sede de San Vicente estaría comenzando a apoyar a Carme Chacón, un extremo negado por la cúpula andaluza, aunque algunas evidencias han servido para dar pábulo a esta teoría.

"Lo de Olula lo aguantaron, pero no el acto de Chacón el pasado jueves en Sevilla; ése ha sido el desencadenante de todo, la gente ha comenzado a darse cuenta de que quizás le estaban engañando", comentó ayer a este medio un dirigente socialista no andaluz y cercano a Rubalcaba.

En Olula del Río, en Almería, Carme Chacón presentó su candidatura. Se trataba de subrayar su raíz andaluza -su padre es de allí- para aliviar su pasado más catalanista y su pertenencia al PSC, un partido distinto al PSOE, aunque integrado en éste. Susana Díaz asistió a Olula como representante de esa neutralidad activa, tal como había ocurrido días antes en el acto de Rubalcaba, pero a apoyar a la ex ministra fueron la número dos del Gobierno andaluz, la consejera Mar Moreno; el consejero de Educación, Francisco Álvarez de la Chica, y la presidenta del PSOE andaluz, Rosa Torres.

Sin embargo, el jueves pasado, y ya en Sevilla, y en el mismo lugar donde Rubalcaba intervino dos días antes, Carme Chacón se presentó ante los militantes en un acto donde se apreció que la Diputación, presidida por Villalobos, había movilizado a toda la institución. Además, desde la dirección regional se subrayó que en el acto había más gente que en el de Rubalcaba y que hubo muchos más aplausos. Es cierto que los asistentes rebosaron la sala que Rubalcaba sólo llenó, pero de un salón anexo se habían quitado las pantallas de televisión, que habían servido para que algunos seguidores del ex ministro del Interior se quedasen fuera, por lo que no abultaron tanto. En cualquier caso, eso fue lo que mantuvo la regional: 200 personas más que al acto de Rubalcaba. Una evidencia que contradecía la neutralidad. O así se entendió por muchos.

A partir de ese acto, se desencadena la crisis en Sevilla. Según personas cercanas a José Antonio Viera, él comunicó a Griñán y a Susana Díaz que se manifestaría a favor de Rubalcaba, lo que fue entendido por ambos como una ruptura de la neutralidad activa. A favor de Chacón ya se habían manifestado miembros del Gobierno andaluz, la presidenta del PSOE regional, amigos personales del presidente, pero Griñán no quería ningún pronunciamiento de los secretarios provinciales. La neutralidad se reducía a eso.

Días antes, el lunes, Rodríguez Villalobos realizó unas declaraciones a Europa Press en las que manifestaba que prefería que la "gente joven" tomase el testigo, lo que fue entendido como un apoyo del presidente de la Diputación a Chacón. Esto es importante. Desde el verano, Villalobos se ha convertido en una suerte de portavoz oficioso de los deseos del presidente. Fue él quien afirmó en julio que en la nueva dirección federal del PSOE se debía reflejar el cambio experimentado en la Ejecutiva andaluza, donde los chavistas fueron barridos; fue él quien solicitó, públicamente, que Griñán encabezase la lista de las autonómicas por Sevilla en vez de por Córdoba, así que tras la insinuación de Villalobos a favor de Chacón y el citado acto del jueves pasado, Viera y muchos más entendieron que la dirección regional chaconeaba.

En otras provincias, los partidarios de Rubalcaba ya mantenían desde hace semanas que la dirección iba a apoyar a Chacón o a negociar en el congreso con ambos candidatos para sacar mayor partido orgánico, pero el ex vicepresidente del Gobierno mandó un mensaje a los suyos: no quería pronunciamientos ni plataformas a su favor que supusieran un problema con la estrategia marcada por Griñán.

Fuentes cercanas a Rubalcaba han expresado que seguirá actuando del mismo modo, aunque hoy en Cádiz se constituirá la primera plataforma de Andalucía a su favor. Gaspar Zarrías, que sigue controlando toda la provincia de Jaén, ejerció de director de esta estrategia de acercamiento entre Griñán y Rubalcaba, y aún sigue en ello. Y con redes en varias provincias.

Griñán intenta ahora que el PSOE andaluz no se erosione más con motivo del congreso, y ayer conminó a José Antonio Viera a que alcanzase una lista de consenso en Sevilla. "Tiene la obligación de buscarlo", y si no lo hace, "será su problema", mantuvo el presidente desde Madrid, donde estuvo en Fitur. Desde los opositores a Viera se ha apuntado que "ya estaba quemado" por el asunto de los ERE: él fue consejero de Empleo, y sus detractores dan por hecho que terminará siendo imputado por la juez Alaya. De hecho, hay quien mantiene en el PSOE que a Viera lo enviaron de cabeza de lista al Congreso en las pasadas elecciones generales para que no figurase en la nómina de las autonómicas en la provincia de Sevilla, la que probablemente encabezará Griñán. "Miserables", juzgó una persona cercana a Viera a los que siguen esta estrategia contra el secretario sevillano.

Ahora bien, en Andalucía en este proceso se han cruzado dos tipos de rivalidades: las del liderazgo en cada provincia y las del duelo entre Rubalcaba y Chacón. Así, Fuensanta Coves, la presidenta del Parlamento andaluz y persona imprescindible en la forja de la nueva mayoría griñanista en Almería, se ha manifestado a favor de Rubalcaba; como la consejera de Bienestar Social, Micaela Navarro.

"Lo malo es que, a estas alturas, ya deberíamos estar tirados por los pueblos haciendo campaña para las autonómicas, y estamos en el lío del congreso", mantuvo ayer un viejo dirigente del PSOE. Y no es menos cierto que todo lo que ocurre -tal como apuntaron varios consultados- no pasaría si en muchos niveles de poder de la Junta no se diera por hecho que perderán las elecciones del 25-M. Según esta versión, muchos de los movimientos obedecen a una estrategia para el día después, un posicionamiento de líderes provinciales y regionales para un futuro escenario donde ya no controlen el poder andaluz.

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