Una declaración polémica

El testimonio de Lamas deja impactada a la sala

Detalle de las manos de Josefina Lamas durante su declaración.
Detalle de las manos de Josefina Lamas durante su declaración.
G. N. J.

07 de julio 2013 - 01:00

La perito de la Policía Científica Josefina Lamas reconoció su error. En sus manos estaba que el caso se resolviera tan sólo unos días después de que se produjera la desaparición de los niños, pero no supo distinguir, hasta que no vio unas fotografías hechas por el antropólogo Francisco Etxeberria, que lo que el 10 de octubre lo estaba ante sus ojos eran restos humanos y no de animales.

Con un simple "perdón, me equivoqué" hubiese bastado, pero ella quiso ir más allá. Todo el público que llenaba la sala y el Tribunal Popular estaba pendiente de sus palabras y ella lo sabía. Su declaración estaba muy estudiada y supo aprovechar su momento. Reconocer su "error" hasta quedó en un segundo plano porque Lamas lo que quería era contar su "verdad" y demostrar al resto de mortales que no toda la culpa podía recaer sobre sus espaldas, aunque con sus palabras se llevase por delante a varios de sus propios compañeros.

Su declaración comenzó confirmando que los restos eran humanos, tal y como rectificó ante el juez instructor del caso, José Luis Rodríguez Lainz. Pero quiso entrar más a fondo en la cuestión, creando la controversia. A pesar de que los agentes han insistido en que nadie removió la hoguera el día de la desaparición, ella aseguró que este episodio se produjo y que así se lo habían "contado". "La hoguera la removieron dos agentes y se produjo, incluso, una llamarada", insistió.

La rumorología llegó más lejos cuando, sin sopesar sus consecuencias, dijo que en la comisaría de Canillas (Madrid) se hablaba de que los restos óseos extraídos de la hoguera "se habían ido de copas", dejando entrever que Francisco Etxeberria había podido verlos en un bar antes de que dispusiese del permiso judicial. Sus palabras han provocado que se abra una investigación de un presunto delito de injurias o calumnias a funcionarios públicos en el ejercicio de sus cargos. Así, lo que era simplemente reconocer el error que ha marcado el caso, se ha convertido en un nuevo problema.

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