Los viajes desde Euskadi y Madrid, clave en la propagación de la pandemia en Andalucía
Coronavirus Andalucía
El movimiento de personas y los contagios entre sanitarios fueron los factores más importantes en la expansión
La vulnerabilidad de Andalucía a los principales causantes fue baja-moderada
Antes de hablarse de brotes y rebrotes, de la nueva normalidad, de la desescalada y del confinamiento, los ciudadanos fueron familiarizándose con el concepto de la curva, que a su vez lleva asociado el concepto de pico. Era finales de febrero. Durante aquellas semanas la gente no concebía la mascarilla como una parte más de su atuendo. No las había; ni siquiera para el personal sanitario, para quienes la protección facial no era un mero atuendo sino un objeto esencial para el ejercicio de la profesión.
Esto que ya se intuía ha sido confirmado por el Centro Nacional de Epidemiología (CNE), cuyo informe preliminar concluye que el porcentaje de sanitarios infectados ha sido el principal factor en la expansión de la pandemia en España durante su primera fase, es decir, durante el proceso de la ascensión de la curva hasta alcanzar al pico. Luego llegó el confinamiento.
Investigadores del CNE y del Ciber de Epidemiología y Salud Pública están llevando a cabo el proyecto Factores de difusión Covid-19 en España, que tiene como objetivo definir los parámetros que influyeron en la "desigual difusión" del coronavirus entre las comunidades autónomas. En general, atendiendo a los primeros datos analizados, los elementos que tuvieron un papel más importante en el ascenso de aquella primera curva fueron el elevado porcentaje de personal sanitario infectado, el número de plazas residenciales y el movimiento de las personas, que son quienes –con síntomas o sin síntomas de la enfermedad– van portando el virus de un modo más o menos invisible.
La movilidad desde el País Vasco y Madrid
Sobre el movimiento de personas, el citado estudio publicado por el Instituto de Salud Carlos III concluye que la movilidad interna y la producida desde Madrid y el País Vasco a otras comunidades autónomas durante las últimas semanas de febrero y el mes de marzo están entre los factores que más contribuyeron a la diseminación del SARS-CoV-2 por España, por encima de otros muchos factores escrutados como la densidad de población, los locales abiertos, el uso del transporte público o el estado general de la salud de la población.
En Andalucía, a pesar de lo especulado entonces sobre los viajeros procedentes de Madrid o Cataluña, comunidades en donde el virus hacía estragos, fueron los desplazamientos desde Euskadi los que más contribuyeron en ese estadio inicial a la propagación de la pandemia. Según el estudio, Andalucía está entre las siete comunidades más expuestas a este factor, aunque con una intensidad moderada-baja.
Pero si por algo destaca Andalucía a raíz de los datos aportados por este informe epidemiológico preliminar es su baja exposición a los factores que más provocaron la transmisión del Covid-19 en España. Además de la mencionada movilidad desde el País Vasco, Andalucía fue más vulnerable, y en un grado de intensidad sensiblemente bajo, tal como se aprecia en el gráfico que acompaña a esta información, a la movilidad interna entre los municipios y las provincias y al factor del personal sanitario infectado, que fue contagiando a familiares, allegados y pacientes sin saberlo y como consecuencia de la falta de equipamiento de protección individual (EPI). En aquellas fechas, el EPI estaba sujeto a una especie de severa cartilla de racionamiento.
Una baja influencia de los contagios en residencias
No obstante, ni uno ni otro factor tuvieron en Andalucía la carga de intensidad en la transmisión del virus que padecieron en otras comunidades autónomas como Cataluña, Madrid –principalmente la movilidad interna–, Valencia o Castilla-La Mancha. El informe concluye sobre Andalucía que "la intensidad del efecto es moderada-baja y baja en todos los factores". A claves como ésta cabe atribuir la relativa baja incidencia de la pandemia en la comunidad andaluza una vez decretado el estado de alarma, si se compara con las cifras de contagiados del resto del país.
Cabe destacar la escasa vulnerabilidad en Andalucía, comparativamente hablando, al factor señalado como las plazas en residencias por cada 100 personas mayores de 70 años. La transmisión que se producía en estos centros durante las primeras semanas contribuyó de un modo "bajo" a la propagación de la pandemia, que es coherente con el bajo número de plazas residenciales. Distinto sería hablar del porcentaje de muertes entre la población residente.
Una curva que se demoró en el pico y un rápido control
La diseminación del virus detonó con silenciador a finales de febrero y explotó con estruendo a principios de marzo. Es una conclusión del Proyecto Factores de Difusión del Covid-19 elaborado por el Centro Nacional de Epidemiología y el Ciber de Epidemiología y Salud Pública. Los primeros datos, correspondientes a un informe preliminar, revelan la fecha de la tasa de disparo de la pandemia, es decir, el instante en el que los contagios se incrementaron por encima de los 5 casos por 100.000 habitantes antes de lo peor. En Andalucía, ese disparo se produjo el 7 de marzo (en Madrid había sido el 24 de febrero y en Euskadi, el 29). El pico andaluz, que se produjo el 20 de marzo, tardó en llegar un día más (13 días) que en la media de España (12), aunque menos que en Madrid (21) o Euskadi (20). El control de la pandemia, por su parte, se produjo en Andalucía cinco días antes (2 de mayo) que en el promedio de las autónomías (7 de mayo).
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