La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Coronavirus Andalucía
Que el anuncio de la tercera ola no era una broma era algo sabido desde hace semanas. No había farol en los avisos de los especialistas de Salud Pública, unas advertencias asumidas por las administraciones para lo que vino a llamarse la "salvación de la Navidad". La ola, por tanto, está ya aquí, puntual como un reloj atómico. Dos semanas después de la celebración de la Nochevieja, los datos de contagios diarios, un mero indicador adelantado de la saturación hospitalaria por venir, marcan picos históricos.
La negativa evolución de la pandemia ha obligado a reaccionar a la Junta, que habla ya sin remilgo de nuevas restricciones, sólo cuatro días después de entrar en vigor las nuevas restricciones tras las fiestas. Además, emplaza a estudiar la vuelta a un encierro estricto al Gobierno central, al que le solicita también el adelanto del toque de queda a las 21:00.
"No sería comprensible que el Gobierno de la Nación, teniendo los datos que se están viendo no sólo en Andalucía sino en el resto de España y Europa, no tomara una decisión para el conjunto del país", manifestó ayer el presidente de la Junta, Juanma Moreno, durante una visita que hizo ayer a la localidad gaditana de Algeciras.
No está el Gobierno central por la labor de aplicar por ahora el encierro total. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, tildó la solicitud de la Junta de Andalucía de "reacción impulsiva" y volvió a reivindicar la "cogobernanza", es decir, la delegación de la autoridad y, por tanto, de la toma de las decisiones a las comunidades autónomas. Ábalos recordó que la gestión de la pandemia ya no se plantean en el ámbito del Gobierno sino en el marco de la gobernanza entre el Ministerio de Sanidad y las consejerías, "que tanto fue requerido en la primera parte de la pandemia", dijo el ministro en un acto en Madrid recogido por Europa Press.
Los partidos de la oposición aumentaron la presión sobre el Gobierno de la Junta, exigiéndole la asunción de las responsabilidades como autoridad delegada. El PSOE andaluz, en boca de Susana Díaz, urgió a Moreno a reaccionar. También criticaron que la Junta "llegue tarde" a la tercera ola. En la misma línea, el coordinador general andaluz de IU, Toni Valero, advirtió de la evolución del "tsunami" de la "tercera ola" de la pandemia y criticó que la Junta no asuma su "responsabilidad" después de haber "relajado" las medidas restrictivas antes de la Navidad.
Con presiones desde todos los flancos, también, naturalmente, desde los sectores empresariales que temen una mayor paralización de la actividad comercial, el Gobierno de la Junta está convencido en la inmediata adopción de políticas más restrictivas. La última palabra, según la Junta, la tendrán los expertos en el dictamen que emitan en la reunión de mañana, pero el veto a la movilidad entre las provincias e incluso entre los municipios y la reducción del horario de la actividad comercial sobrevuelan las meninges de los dirigentes andaluces. Hay comunidades autónomas, como la balear, que ha decretado el cierre de bares, restaurantes, grandes superficies y gimnasios durante dos semanas. El anuncio definitivo para Andalucía será conocido mañana.
En el Palacio de San Telmo cunde la preocupación. Moreno anticipó desde Algeciras la previsión de que el comité de expertos considere necesario restringir la movilidad y la actividad para frenar los contagios. El presidente andaluz, ante los datos epidemiológicos del día, que se están multiplicado "de una manera muchísimo más rápida que en la primera y en la segunda ola", según citó Efe. Moreno no se cortó lo más mínimo y definió la situación de la pandemia en Andalucía de "explosiva".
En ese sentido y casi en los mismos términos se expresó el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, quien avanzó que las siguientes medidas que tome el Gobierno andaluz en torno a la reducción de la movilidad serán "importantes", aunque prefirió no adentrarse en el universo de los detalles antes de que se pronuncien los expertos. "Lo razonable es que se reduzca la movilidad y que, al final, se traduzca en un alivio en la presión sanitaria", señaló Marín, en unas declaraciones recogidas por Europa Press.
Aunque la situación de la ocupación en los centros hospitalarios andaluces todavía no registra un nivel excesivo de presión para el personal sanitario, la precaución es la que debe primar frente a un escenario subidas elevadas de contagios en los próximos días y sus consecuencias en el número de enfermos graves, cuya proporción con respecto a los contagiados plantea una relación matemática. Marín, que no descartó que en los próximos días haya "necesidades hospitalarias", explicó que, en este momento, la disponibilidad de camas hospitalarias y de las plazas de la UCI "es aún importante".
Según los datos clínicos notificados ayer por la Consejería de Salud, el número de camas convencionales y de UCI disponibles en Andalucía no están aún en el máximo nivel de alerta. Lo preocupante es que la tercera ola está aún en pañales.
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