Se dispara el consumo de fármacos para dormir: "Es un problema más emocional que médico"

Médicos y farmacéuticos advierten del "alarmante" aumento de consultas por problemas para conciliar el sueño

Las razones: los "nuevos estilos de vida" y "la escasa tolerancia al sufrimiento"

Lorazepam, Alprazolam, Orfidal, Dormindina... la lista de los somníferos más demandados

El farmacéutico Joaquín Venegas junto a varios de los fármacos y productos recomendados para conciliar el sueño.
El farmacéutico Joaquín Venegas junto a varios de los fármacos y productos recomendados para conciliar el sueño. / Juan Carlos Muñoz

España no duerme bien, y por ende, los andaluces, tampoco. Nuestro país se ha ganado el primer puesto en todo el mundo en el uso de medicamentos para tratar el insomnio. Un título con el que ha destronado a Estados Unidos, que llevaba años a la cabeza. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha denunciado los alarmantes datos sobre el uso de benzodiazepina, que sitúa a España en el número uno mundial en el consumo de estos psicofármacos, una herramienta terapéutica efectiva que no está exenta de efectos secundarios y riesgos de generar dependencia.

Primero fue una pandemia y después el estallido de una guerra cuyos efectos colaterales se han traducido en una crisis económica que nos está afectando de lleno. Hace meses que los profesionales de la salud mental advierten de que las estadísticas se han disparado, en parte, por culpa de un contexto que no ayuda en nada. Una de las vías de escape de ese malestar puede observarse en los problemas para conciliar el sueño.

La Sociedad Española de Neurología estima que entre un 20% y un 48% de la población adulta sufre en algún momento dificultad para iniciar o mantener el sueño. Entre este alto porcentaje de la población que padece algún tipo de trastorno del sueño, el insomnio es el más frecuente: entre el 25% y el 35% de la población adulta padece insomnio transitorio y entre un 10% y un 15% (unas cuatro millones de personas en España) sufre insomnio crónico.

"Es un problema más emocional que médico. Todos los días nos encontramos con una media de 4 ó 5 casos en consulta. Vivimos en una sociedad en la que parece que todo tiene que estar bien siempre, pero la población tiene sus problemas, tiene su frustraciones y tiene infelicidad y todo eso conlleva preocupaciones que se trasladan a la vida diaria y uno de los principales síntomas por cualquier trastorno laboral o sociofamiliar es el insomnio", reflexiona David Maya, médico de Familia del Centro de Salud Coca de la Piñera, en el municipio sevillano de Camas. En su opinión, en la mayoría de los casos, esos problemas para conciliar el sueño suelen ir acompañados del "uso abusivo de las pantallas", tanto móvil, como tablet o televisión a la hora de irse a la cama, y "la falta de una educación o higiene del sueño adecuada".

Según el doctor Maya, "la población lo que busca son soluciones rápidas y por ello recurre a las consultas de Atención Primaria". "Hay pacientes que vienen porque tienen un conflicto en el trabajo o están pasando por un momento complicado en el entorno social o familiar. Vienen para que el médico le dé esa solución y requieren que se le receten fármacos que los ayuden a dormir", añade.

Una situación que se está traduciendo en los últimos años en un aumento "alarmante" del consumo de productos para ayudar a conciliar el sueño por parte de la población. El farmacéutico Joaquín Venegas, de la Farmacia Pino Montano, en Sevilla, así lo confirma. "Es uno de los segmentos de mercado de industria farmacéutica que más está creciendo en los últimos años". La pandemia, explica, ha acrecentado el consumo de este tipo de fármacos y también la actual crisis económica y la situación de incertidumbre sobre el futuro.

"El boom llegó definitivamente con el inicio de la pandemia por Covid. Vivimos todos una nueva situación con el confinamiento en el que de la noche a la mañana se pasaban muchas horas en casa sin realizar ejercicio ni tareas de desfogue, perdidas de horas de sueño y regularidad en los ciclos de éste, sumado a una inestabilidad psicológica fuerte por el bombardeo informativo y situación desconocida de la pandemia. Todo ello acarreó que muchas personas que nunca habían tenido relación con el insomnio comenzaran a convivir con él", apostilla.

Una media diaria de cinco pacientes

Asegura que por su oficina de farmacia pasa a diario "una media de 5 ó 6 personas" en busca de algún consejo o remedio para tratar los insomnios. En esta línea, remarca que sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, antihistamínicos y sustancias hormonales, del tipo melatonina, son los medicamentos más vendidos. "Es importante remarcar que muchos de estos fármacos son de prescripción medica para un periodo de tiempo determinado y deben estar supervisados siempre por el médico", aclara el farmacéutico.

Aún así, destaca que la venta de productos naturales para combatir el insomnio también se ha visto incrementada en los últimos años. Una "opción mas apropiada y menos nociva para el insomnio pasajero o leve", según Venegas, y que responde al uso de los preparados de extractos naturales de Valeriana, Pasiflora, Espino Blanco, Lúpulo, Melisa o Amapola de California, entre otros.

"No podemos hablar de grandes diferencias entre unos y otros. Tanto los fármacos que requieren prescripción médica como los naturales se consumen prácticamente por igual, aunque se trabaja en el sentido de tratar con prescripción solo aquella patología de insomnio que verdaderamente lo necesita, y derivar a la respuesta natural en la mayoría de los casos para no caer en un sobre abuso de estas sustancias", agrega.

Y es que, el uso continuado de estos fármacos deriva en "una dependencia a la pastilla", advierte el médico David Maya. Las benzodiazepinas, apunta, están indicadas para entre dos y cuatro semanas. "Hay mucha gente que lo utiliza de manera habitual y eso conlleva dos problema. Por un lado, se crea una dependencia física y psicológica y, por otro, una tolerancia, es decir, con el tiempo, el fármaco deja de surtir efecto y se necesita tomar en mayor cantidad", defiende el sanitario, que asegura que a pesar de que socialmente se cree que este tipo de fármacos los consumen mayoritariamente personas mayores, la edad media va desde los 30 a los 60 años. "Sobre todo, en edad laboral", concreta.

Consejos y alternativas

Médicos y farmacéuticos, conscientes de este incremento del consumo de estos fármacos, apuestan por reforzar el mensaje de que, en muchos casos, "no es necesario ningún tratamiento para el insomnio únicamente con llevar una vida activa, practicar deporte, buena alimentación, ordenar las horas de sueño, y relativizar los problemas del día a día podemos volver al idilio con Morfeo, disfrutando de un sueño profundo y reparador, incide Venegas

Sobre el incremento del consumo de benzodiacepinas, David Maya advierte de otros efectos secundarios importantes ya que interaccionan con otros medicamentos y puede provocar la "sensación de desorientación y de olvidos". "El uso continuado provoca una disminución del rendimiento cognitivo y una alteración de la memoria", sentencia.

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