Del ciudadano Griñán a la presidenta Díaz
El resto del tintero
Esta semana, con el Pleno de investidura en el Parlamento, culmina el proceso de sucesión en el PSOE. La futura jefa del Ejecutivo ultima su discurso y pergeña la composición de su equipo.
UNA de las primeras tareas que José Antonio Griñán realizó después de presentar el martes su dimisión como presidente de la Junta fue despojarse del cargo en su cuenta de Twitter. Desde entonces, @PepeGrinan es una referencia sin ningún vínculo con su puesto anterior. Ya es el Pepe Griñán que deseaba ser hace tiempo, un hombre de 67 años que se dedicará a partir de ahora a su familia y, con menos compromiso, a su puesto en el Senado. Su dimisión ha sido una suerte de liberación y penitencia. Liberación por su escaso apego al puesto y a la gestión diaria, y penitencia porque ha asumido la gravedad del caso de los ERE.
Quienes han estado con él durante estos días aseguran que ha tenido sus altibajos: contento por marcharse, triste por haberse ido para dejar la Presidencia libre de una posible imputación de la juez Mercedes Alaya. Si ésta desea hacerlo, si solicita el suplicatorio de Griñán al Tribunal Supremo, el eco del auto no atronará en los muros de España ni en los oídos de sus socios de Gobierno, y es que a IU le sería muy difícil mantener la coalición con un presidente imputado. Si Alaya da ese paso, será contra ese Pepe Griñán a secas, no contra el primer dirigente andaluz.
Senador, presidente federal del PSOE y, por unos meses, secretario general de su partido en Andalucía. Tanto él como su sucesora, Susana Díaz -que el jueves será elegida presidenta en el Parlamento-, están de acuerdo en que el PSOE andaluz celebrará un congreso extraordinario pronto para elegir a secretaria general a la segunda. Ambos van a esperar a la celebración de la conferencia política del PSOE de noviembre, pero, después, se pondrá en marcha el cónclave. Es posible que el nuevo secretario general sea elegido mediante unas primarias. Al menos, ésa es la propuesta que va a ser aprobada en la conferencia; si su aplicación es inmediata y afecta a todos los niveles, Susana Díaz tendría que presentarse, de nuevo, a una votación general de la militancia.
En el entorno de Díaz no preocupa este hecho. En el proceso anterior, aunque no hubo votación, obtuvo avales de la mitad de la militancia. Será en este congreso extraordinario cuando Díaz, que ya será presidenta, integre a todos los sectores del PSOE andaluz y equilibre la posición de las provincias, porque a la hora de confeccionar el Gobierno, considera que no tiene ningún compromiso.
No será meticulosa con el reparto de cuotas provinciales ni con los equilibrios en el partido, sino que, según fuentes cercanas a ella, será un Ejecutivo eficaz, con una estructura diferente, aunque con el mismo número de consejeros y más volcado en la calle. A la conclusión que han llegado en San Telmo es que los consejeros se han metido en demasiadas ocasiones en los despachos, queriendo evitar, quizás, el malestar de la crisis en la calle. Una de las primeras órdenes que Díaz le dará a los miembros de su gabinete es que vuelvan a la calle.
De este modo, la presidenta no tendrá en cuenta las cuotas provinciales, como tampoco las tuvo Griñán, y está libre de otros compromisos políticos. En el último Gobierno de Griñán, por ejemplo, no hay consejeros de Almería ni de Cádiz ni de Granada. Málaga, Sevilla y Córdoba copan la mayor parte del equipo, mientras que Huelva sólo tiene a Diego Valderas. Por ello, Susana Díaz sí va a intentar evitar los grandes desequilibros: gobiernos, por ejemplo, con cuatro consejeros de Sevilla, además del presidente, como el actual, y nadie de tres provincias.
De este modo, los compromisos y la devolución de los favores prestados durante las primarias se dejará para el congreso, cuando deba integrar en la ejecutiva a los críticos de Cádiz y a los de Jaén que le apoyaron durante el mes de julio.
Díaz ultima estos días el discurso de investidura y, según se explica desde su entorno, no será hasta el jueves por la tarde, una vez acabada la sesión, cuando comience a hablar con los designados para forjar el Ejecutivo. Ella tomará posesión el sábado, pero es posible que se tome el fin de semana para dar los últimos detalles, y sea el lunes cuando se conozcan los nombres del primer Gobierno de la primera mujer que presidirá la Junta.
Por el momento, los posibles nombres de su futuro Ejecutivo sólo obedecen a las especulaciones, la de los medios, pero también las de su partido y las de los propios integrantes del Ejecutivo. Díaz aún no ha hablado con nadie. Sólo el secretario general de Presidencia, Máximo Díaz Cano, está confirmado, aunque su puesto puede cambiar. Él es la persona que se está encargando de casar la anterior agenda de Griñán con los nuevos compromisos de su sucesora. Sí es posible, y así lo han confirmado fuentes conocedoras de estas primeras reflexiones, que la presidenta pueda fichar a algún ex alto cargo socialista de otra comunidad; se trataría de alguien con bastante experiencia y que ahora no se encuentre trabajando para la administración. Hay que considerar que el PSOE cuenta con muchos cuadros que ahora no tienen responsabilidades debido a la pérdida de poder de este partido en el resto de España. También es posible que Díaz recupere a algunas de las personas que estuvo más cerca de Manuel Chaves en sus últimos gobiernos. Incluso se da por hecho que el actual delegado del Gobierno andaluz en Sevilla, Francisco Javier Fernández, tendrá algún tipo de responsabilidad en el equipo, aunque sea en un segundo nivel. La gran incógnita que la presidenta resolverá el lunes es a quién encargará el desarrollo de ese nuevo modelo productivo de Andalucía: es decir, quién dirigirá Economía y si esta persona sustituirá a Antonio Ávila.
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