El cariño verdadero

Sesión de control en el Parlamento Andaluz · Cinco llagas

Inventario y propaganda. El del jueves pudo ser el penúltimo pleno de la legislatura, si Díaz convoca elecciones a la vuelta del verano, así que todo el mundo hizo balance político y personal

Susana Díaz, ayer durante su intervención en la sesión de control en el Parlamento de Andalucía.
Susana Díaz, ayer durante su intervención en la sesión de control en el Parlamento de Andalucía. / Raúl Caro / Efe
Ignacio Martínez

06 de julio 2018 - 09:01

Maíllo brindó su cariño a la presidenta y ella le contestó con letra de pasodoble. Le pidió que fuese un cariño duradero, porque hacía poco le había reprochado no tener vergüenza fiscal. Se infiere que Susana Díaz no se cree que el cariño del jefe de IU sea verdadero. En su fuero interno Díaz cotiza la talla intelectual de Maíllo más que la de ningún otro dirigente de la oposición, pero en público lo mantiene a distancia, en especial cuando le hace guiños de complicidad.

La sesión de control de ayer en el Parlamento andaluz tuvo mucho de inventario. Si la presidenta convoca elecciones a la vuelta de las vacaciones, a esta legislatura le queda un pleno. Y como todo el mundo es consciente de eso, los jefes de los partidos hicieron balance de los 40 meses que llevamos de legislatura, con 80 días de menos de lo que correspondería, por el retraso en la investidura del que tanto se resiente Susana cada vez que puede.

Legislatura cortita la llamó Teresa Rodríguez, pero Díaz le puede quitar por detrás otros 150 días con el adelanto que se barrunta. Eso sí, a la presidenta nunca le falta el ofrecimiento formal de mano tendida a Maíllo, a Marín y a Rodríguez, pero no a Moreno.

Con Moreno usó la mano para sacudirle: le acusó de cobarde, de falto de valor, y de actuar con miedo a defender los intereses de Andalucía. Y también de zafio e indecente por utilizar a las víctimas de ETA para criticar el acercamiento de presos de la banda al País Vasco, cuando quedan 400 asesinatos sin aclarar. Se le fue la mano a ambos. (Y también al portavoz del PSOE, que en la pregunta de salón que hace a su jefa introdujo gruesas descalificaciones hacia el PP. La escuela de Rafael Hernando ha hecho mucho daño. ¡Qué tiempos aquellos en los que el portavoz socialista Pepe Caballos usaba la ironía y no la cachiporra!).

Al jefe del PP andaluz se le fue la mano porque no se acuerda de que en sus primeros meses el Gobierno de Aznar acercó a 135 presos de ETA en pleno secuestro de Ortega Lara. Y a Susana Díaz, porque en vez de esgrimir estos u otros argumentos, prefirió el insulto. Moreno ya empezó faltón con Ciudadanos, un socio cómodo para los socialistas en su opinión, de los que dan cheques en blanco. Se le adivinaba tocado por una reciente encuesta que les daba empatados en unas autonómicas. Tan entregados ve Juanma a los de Rivera en Andalucía que considera que el PSOE ha tenido de facto una mayoría absoluta en esta legislatura.

A continuación, sacó a pasear sus quejas sobre la sanidad, que aseguró que estará cerrada por vacaciones. O sobre la falta de reformas, por ejemplo para bajar un punto y medio los tipos del IRPF como en otras regiones. O contra la propaganda gubernamental que considera exagerada: "un día van a poner un plato de ducha y van a convocar a los medios". O sobre la ausencia de cualquier indicación sobre los presupuesto del año próximo…

Y ahí elevó sus críticas a Sánchez, desde las hipotecas que tenga que pagar a sus socios de investidura hasta la subida del gasoil. Susana le puso su disco favorito, que ha repetido decenas de veces en estas comparecencias: desde que ella es presidenta hay medio millón de empleados más en Andalucía. Y este año Andalucía va a terminar con el PIB más alto de su historia.

Como Díaz no le gasta mucho cariño al jefe de los populares, le reprochó agriamente que en estos 40 meses de legislatura no ha hecho ningún servicio a Andalucía ante el anterior Gobierno. Y que el señor de Santa Pola ha dejado en herencia un recorte del 60% en las inversiones en la región. Le recordó que hasta su candidata en las primarias del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, reconoció que la comunidad autónoma está infrafinanciada.

Moreno contraatacó con la política nacional. Que su partido le ha entregado por Real Decreto RTVE a Pablo Iglesias y que ha habido un cambalache para asaltar el poder en Televisión Española. Oyendo a Juanma parecería que la gestión de la televisión pública por parte del PP hubiese sido plural e independiente, en vez de un órgano de propaganda gubernamental… Y otro ejercicio de mala memoria: el acercamiento de presos de ETA. Aquí es donde Díaz le acusó de zafio y le auguró en el futuro un puesto de senador por Cantabria, como mucho. Estos dos no acaban bien, la verdad.

Marín, el presunto socio acomodado, quiere ponerse incómodo pero no le sale. El jefe de Ciudadanos se quejó de la lentitud de la Junta en la ejecución del presupuesto. La presidenta le contestó con delicadeza que este año la ejecución va mejor que el curso pasado. Juan Marín acudió a ejemplos concretos: dos de regadíos, el trasvase del túnel de San Silvestre en Huelva y la desaladora del Almanzora en Almería. Díaz contestó que son obras de interés general del Estado. Las otras dos fueron el puerto seco de Antequera y el tramo de ferrocarril Santa Justa-Aeropuerto en Sevilla. Aquí la presidenta jugó de manual: mano tendida, acuerdos, presupuestos muy sociales, crecimiento y empleo de calidad. Todo va mejor.

Teresa Rodríguez tampoco le tiene ley. Empezó con simulada intención de agradar. Enumeró temas en los que están de acuerdo en materia de memoria histórica, defensa de los servicios públicos o contra la LGTBfobia, pero se quejó enseguida de la soberbia del PSOE, que nunca devuelve la generosidad que pone Podemos por llegar a pactos. Susana se lo tomó a mal. Y le recordó algunos de sus grandes éxitos, como "El susanismo es una degeneración del socialismo" o "con el PSOE ni muerta". Teresa le había preguntado por qué no deroga el PSOE la Reforma Laboral del PP, como había prometido. Díaz le explicó que no hay una mayoría en el Congreso y le sugirió que se lo pregunte a los líderes de su partido, Echenique e Iglesias, con los que se lleva tan mal.

En la réplica siguió Rodríguez con fingidos elogios. Hasta calificó de bravura algunas de las actuaciones de la presidenta, para concluir que es rencorosa: "usted me ha dicho a mí barbaridades en estos tres años, pero a mí se me olvida". Díaz pensó cuando escuchó lo de bravura que era un exceso de cariño, "pero enseguida vi cómo le salía el rencor".

Con Maíllo la relación es distinta. Por lo que se oyó ayer, coinciden en el catálogo de asuntos que reclamar al presidente del Gobierno en la reunión del 23 de julio. Díaz desgranó su lista: financiación adecuada, tasa de reposición en las plantillas públicas, corredores ferroviarios, el AVE de Granada, liberar el peaje de la AP-4, plan especial de empleo, defensa de la PAC, desestimar el copago sanitario, parar el proyecto gasístico de Doñana, convocatoria de una conferencia de inmigración... A lo que Maíllo añadió varias cosas más, como el cumplimiento de la ley de dependencia, la renta básica o la brecha de género…

Para la aritmética futura, aquí hay más cercanía que rencor o desdén. Aunque el cariño no sea verdadero del todo.

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