La otra cara del caso de la niña madre
El parto de una menor de 10 años levanta críticas hasta en la comunidad de origen de la familia.
El caso de la niña rumana que dio a luz con diez años en el hospital de Jerez el pasado 26 de octubre tiene, para comenzar, una incertidumbre: el tiempo que la menor lleva en España. En ello trabajan los servicios sociales de la Junta de Andalucía. Si demuestran que la niña lleva un tiempo considerable, la familia debería responder a la no escolarización de la menor y sobre el asunto en cuestión: la falta de seguimiento médico durante el embarazo, más allá del disparate de que una niña quede encinta.
Durante los últimos días, la ciudad de residencia de la familia, Lebrija, vive en conmoción. Otra vez. Nada más comenzar el año, la localidad se vio marcada por un caso de violencia de género en la vecina El Cuervo. De la decena de personas que conforman la familia directa de la niña, tan sólo una tía está empadronada en Lebrija desde 2007. El resto de la familia viene y va sin control.
La Consejería de Igualdad de la Junta ha pedido datos al Consulado de Rumanía, pero sin éxito hasta el momento.
Según el relato de los vecinos, los primeros rumanos llegaron hace cinco años y se alojaron en el inmueble más viejo de una céntrica calle con una amplia presencia de comercios, en un barrio de clase media.
"La verdad es que aquí no dan problemas", señala el propietario de una tienda de prendas para premamás y bebés. Una de las clientas, que dice vivir justamente enfrente de los rumanos, dice que trabajan en mercadillos semanales. Ellas, ataviadas con largas faldas que cubren hasta los tobillos, suelen pedir a las puertas de los supermercados de la zona.
Es allí donde algunas de las dependientas aseguran que, además de comprar ingentes cantidades de pan (entre 10 y 15 barras a diario) han visto cómo la tripa de la niña iba creciendo semana a semana, día a día.
La edad de la niña genera dudas entre los vecinos. La propia familia la presentaba con 13 o 16 años según le diese, comentan. A menos que el Consulado de Rumanía lo desmienta, la niña seguirá teniendo diez años, pese a los sospechas de los vecinos.
Una visita a la barriada deja claro que entre los mismos rumanos gitanos hay discrepancias. Algunos de ellos alaban la maternidad de la niña, otros por el contrario la detestan. Unos no dudan en repetir hasta la saciedad que "eso es normal en Rumanía", pero otros se muestran desacuerdo. El debate ha alcanzado incluso al país de origen, donde fuentes diplomáticas han señalado que los matrimonios "entre menores de dieciocho años están prohibidos y que sólo se concede permiso, de forma excepcional, si ambos han cumplido al menos los dieciséis".
La madre de la niña, Olimpia, dijo que ésta llego a España hacía tres semanas con la excusa de acudir a la boda de un familiar, pero la Junta de Andalucía dio a conocer el viernes que la pequeña estuvo escolarizada en otra ciudad española. Un caso que tiene más de una cara y muchas aristas.
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