Capítulo 1: Pasqual Maragall en Suresnes, 1976

Análisis

El ex secretario general del PSOE-A y ex presidente de la Junta inicia una serie de artículos en los que analiza la idea de España del Partido Socialista de Cataluña desde antes de la Transición

Pasqual Maragalla y Juan Carlos I, en una imagen de archivo.
Pasqual Maragalla y Juan Carlos I, en una imagen de archivo. / M. G.

29 de agosto 2024 - 06:59

SUCEDIÓ a principios del verano de 1976, en Suresnes, junto a París. El Ceres (Centre d’Etudes et de Recherches Socialistes), tendencia organizada de izquierdas del Partido Socialista Francés, convocó una Conferencia de Partidos Socialistas del Sur de Europa bajo el lema de Le Compromis Géographique (El compromiso geográfico). La idea era la de promover una sintonía “más de izquierdas” entre los partidos socialistas sureños de Europa para compensar el “peso de derechas” de los partidos socialdemócratas del norte y centro de Europa, por una parte; y de orientarnos hacia una propuesta de “unidad de la izquierda” con los partidos comunistas europeos, para así poder encarar con posibilidades de éxito las campañas electorales en los respectivos países. 

Yo estuve allí, en representación del PSOE, y allí conviví, durante tres días, con Pasqual Maragall, que iba en representación de Convergencia Socialista de Catalunya (entonces no existía todavía el PSC), y con un representante de un partido socialista minoritario del País Vasco, de cuya identidad no estoy completamente seguro. Allí conocí, también, a Jean-Pierre Chevènement, líder del Ceres, y a Pierre Guidoni, encargado por Mitterrand de las relaciones con España y posterior embajador de Francia en nuestro país. Asistió también algún representante del Partido Socialista Portugués. 

El coloquio fue entretenido, pero de ahí no salió casi nada. Nos pusimos de acuerdo, sí, en que la autogestión (¡oh, la idealizada autogestión!) tendría que ser una de las señas de nuestra identidad política. Pero, a partir de ahí, casi nada: ni los portugueses ni yo, en representación del PSOE, estuvimos de acuerdo con jugar la carta de la “Unión de la Izquierda” como arma de futuro. Además, y especialmente, ni los franceses, ni los portugueses ni el PSOE aceptamos las reiteradas peticiones de Pasqual Maragall y del socialista vasco de que teníamos que aceptar y defender la “realidad nacional” de las “naciones oprimidas” de Europa, concretamente Cataluña y el País Vasco.

Y aquí viene lo importante: tuve ocasión de charlar distendidamente con Maragall, y me explicó que ellos, los socialistas catalanes, no querían separarse de España, no querían la independencia, porque España era su patio trasero, el territorio al que vendían sus productos, el mercado fundamental de su economía…Y llegó a decirme: “España, económicamente, es para nosotros nuestro “pal de paller” (nuestro “palo del pajar”). O sea, el tronco básico en torno al cual se erigen nuestras reservas. No queremos desligarnos económicamente de España. Pero no nos gusta que sean las instituciones del Estado español las que rijan nuestras vidas”.

¿Lo quieren ustedes más claro?: Desde 1976, desde antes de que empezara la Transición en España con la Ley de Reforma Política, ha habido muchos políticos catalanes, con socialistas entre ellos, que no quieren ni un Estado de las autonomías, ni un Estado plurinacional, ni un Estado federal… ¡¡Por lo que han estado trabajando es por una Confederación de Estados!!

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