El Calabacino y otras aldeas ‘hippies’ de Andalucía
Un cortijo rehabilitado, una antigua playa de pescadores y un polémico poblado de montaña, entre los ejemplos
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En una sociedad cada vez más urbanista, todavía resisten algunas comunidades que apuestan por un estilo de vida sostenible, una economía autosuficiente y la plena conexión con la naturaleza. Hablamos de las ecoaldeas, en su momento conocidas como comunas 'hippies', muchas de ellas fundadas a finales del siglo XX. En Andalucía, existen varios ejemplos de estos pueblos bohemios, nacidos a contracorriente como fruto del éxodo urbano. A continuación, repasamos las increíbles historias de 4 aldeas hippies andaluzas.
El Calabacino, Huelva
El Calabacino era un pueblo del municipio de Alájar (Huelva) deshabitado desde los años 70. En 1992, repobladores, venidos de diversas partes de España y Europa, se asentaron en este enclave del Parque Natural Sierra de Aracena, donde rehabilitaron algunas de las casas en ruina. En la actualidad, son 110 habitantes, la mitad niños, constituidos legalmente bajo la Asociación de Vecinos Raíces, que apuestan por la permacultura y la artesanía como medios de vida. Los vecinos de El Calabacino van camino de regularizar su situación y piden ser reconocidos como "hábitat rural diseminado de interés social y ecológico", con el apoyo del Ayuntamiento de Alájar, tras un conflicto urbanístico con la Junta de Andalucía pendiente de resolver.
Los Portales, Sevilla
Los Portales se asienta en un cortijo rehabilitado en las entribaciones de Sierra Morena, en el municipio de Castilblanco de los Arroyos, 50 kilómetros al norte de Sevilla. Sus habitantes cuentan con huertos e invernaderos, un rebaño de cabras, colmenas, sus propias plantaciones de heno, cereales y olivos, entre todo lo que la naturaleza les ofrece para su autosuficiencia. Además, ofrecen a los forasteros la posibilidad de pasar una "semana de experiencia" en alguna de las casas de la aldea, donde conocer más sobre su filosofía de vida, elaborar tu propio pan o queso o unirte alguno de sus talleres de biodanza, yoga o pilates, entre otras actividades.
San Pedro, Almería
En la cala de San Pedro, a 4 kilómetros del barrio de las Negras de Níjar (Almería) vive la que algunos consideran entre las últimas comunas hippie de España. Se trata de un enclave excepcional del Parque Natural Cabo de Gata: una playa de 250 metros de longitud de arena fina y aguas turquesas a la que solo se puede acceder andando. Aproximadamente medio centenar de personas han construido sus casas con roca, madera, caña y otros materiales de la zona y se dedican a la venta de artículos hechos de cuero y conchas, así como de comida y bebida a los turistas. Además, riegan sus huertos con una de las fuentes del valle.
Órgiva, Granada
Pese al anuncio de desalojo hace un año por parte de la Junta de Andalucía, cerca de 200 personas continuan residiendo de forma permanente en la comuna de Beneficio, en el municipio de Órgiva (Granada). Este asentamiento tiene su origen en los años 70, cuando llegaron a las Alpujarras varios hippies procedentes de Europa. Desde entonces se han asentado en el cauce del río Sucio: tiendas, caravanas, cabañas... En los últimos años, el asentamiento se ha visto envuelto en varias polémicas por distintos motivos, desde la producción de varios conatos de incendio hasta la retirada de la custodia de cinco menores a una madre de nacionalidad checa.
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