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El asesino y su cómplice cargaron a hombros el cadáver hasta el coche

Marta murió antes de las nueve de la noche y a las diez y media ya había sido arrojada al río · Samuel condujo el vehículo de la madre del menor hasta el puente de Camas con el cuerpo en el asiento trasero

El asesino y su cómplice cargaron a hombros el cadáver hasta el coche
F. Pérez Ávila · J. Muñoz / Sevilla

20 de febrero 2009 - 07:10

Marta del Castillo Casanueva fue asesinada y arrojada al río en apenas dos horas. Este fue el intervalo de tiempo transcurrido entre el momento de la muerte en la vivienda de la calle León XIII en la que residía el presunto asesino, Miguel Carcaño Delgado, y el instante en que este joven y su amigo Samuel Benítez Pérez la tiraron al Guadalquivir desde el puente de la vía verde hacia Camas.

El juzgado de Instrucción número 4, que ayer levantó el secreto de sumario, ha podido reconstruir la secuencia de los hechos a raíz de las declaraciones de los testigos y de los cuatro implicados en el asunto: Miguel, Samuel, un menor de 15 años amigo de ambos y Javier Delgado, hermano de Miguel. Este último ingresó ayer en prisión después de que prestara declaración durante unas dos horas y media ante el juez encargado del caso.

Marta salió de su casa sobre las cinco de la tarde del sábado 24 de enero y se reunió con Miguel aproximadamente una hora después. Antes de salir, la adolescente de 17 años había comunicado a su madre que tenía que arreglar un asunto con Miguel, con el que había mantenido una relación tiempo atrás y con el que seguía viéndose. La pareja estuvo a las ocho y cuarto en las inmediaciones del puente de Triana, donde charlaron durante unos diez minutos con un amigo de la joven que se dedica a los bordados de Semana Santa. Marta y Miguel se marcharon luego en el ciclomotor de éste al piso situado en el Bajo C del número 78 de la calle León XIII en el que residía Miguel, adonde llegarían aproximadamente sobre las nueve menos veinte. En el piso se entabló una discusión de carácter sentimental que fue subiendo de tono hasta que Miguel golpeó a Marta en la cabeza con un objeto contundente, que podría haber causado la muerte de la joven salvo que se demuestre posteriormente que aún estaba viva cuando fue arrojada al río.

La agresión se produjo poco antes de las nueve de la noche. Según la versión de Miguel, el crimen ocurrió en una habitación pequeña de la casa que habitualmente ocupaba, pero que últimamente estaba casi convertida en trastero porque este joven llevaba dos meses viviendo con su novia actual en Camas. La Policía no cree esta versión y considera que la agresión se cometió en el salón de la vivienda.

En cualquier caso, Miguel sufrió un ataque de nervios y llamó a su amigo Samuel para que lo ayudara. Éste tardó una media hora en llegar. Cuando lo hizo, quiso llamar a un médico que asistiera a Marta, pero Miguel se negó y convenció a Samuel para que avisaran a un menor de 15 años amigo de ambos, vecino del barrio, al que pidieron que se acercara con el coche de su madre. Era habitual que este adolescente tomara prestado este vehículo y que incluso lo hiciera para ir a clase.

El menor sostuvo ante la Policía y ante el juzgado que sólo estuvo media hora en la casa de Miguel. Es el único de los tres que implica al hermano de Miguel, Javier Delgado, que aseguró ayer en su declaración que se marchó de la vivienda entre las ocho y media y las nueve menos veinte. Estuviera o no el hermano, parece claro que los tres amigos trasladaron el cuerpo de Marta de la vivienda hasta el coche aparcado en el portal del bloque sobre las diez de la noche. Lo hicieron llevando el cadáver sobre los hombros y enrollado en una manta, según la confesión de Miguel. Dejaron a Marta en el asiento trasero y en el vehículo se montaron Samuel y el menor. Condujo el primero de ellos, el único de los tres que tiene carné.

Miguel les siguió en su ciclomotor. En apenas unos 20 minutos llegaron al puente sobre la vía verde hacia Camas, junto al Charco de la Pava, un lugar que Miguel conocía bien porque está a poco más de dos kilómetros de la casa de su novia. Samuel y Miguel arrojaron el cuerpo al río desde la pasarela. En torno a las diez y media de la noche el cadáver ya estaba en el agua. Un poco antes, sobre las diez y cuarto, llamó la madre de Marta al teléfono móvil de su hija y éste se encontraba apagado, algo que generó cierta alarma entre los padres de la joven y que les hizo regresar antes a su casa de la calle Argantonio.

Los tres amigos se despidieron poco después. Mientras Samuel y el menor volvían en el coche a su barrio, Miguel llegó a la vivienda de su novia en Camas sobre las once menos diez de la noche, como corroboran las declaraciones de la chica de 14 años con la que se relacionaba y de la madre de ésta. Según ellas, el joven no salió más hasta las cuatro de la madrugada, cuando se levantó para ir a su trabajo en un bingo. Sin embargo, un testigo lo vio manipulando una silla de ruedas sobre la una y media de la madrugada en la calle León XIII. El presunto asesino pidió permiso luego en el bingo y dejó su puesto de trabajo durante unas horas la mañana siguiente.

Samuel, en cambio, participó en la búsqueda de Marta del Castillo la misma noche de su desaparición e incluso acompañó a Antonio del Castillo a presentar la denuncia en la comisaría de la Policía Nacional en Nervión. Este joven se ha declarado inocente de los cargos que se le imputan y aseguró en su declaración ante el juez del caso que no había visto a Miguel en toda la noche del 24 al 25 de enero. Tres de los cuatro implicados (Miguel, su hermano Javier y Samuel) se encuentran en prisión provisional imputados por un delito de asesinato con las alternativas de homicidio y detención ilegal. El menor de 15 años permanece en un centro de reforma en régimen cerrado imputado como encubridor pese a que el fiscal le pedía los mismos cargos que a los otros tres.

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