De la sequía a las danas: Andalucía cierra 2024 con un 71% más de agua en sus embalses

La demarcación hidrográfica del Guadalquivir, la principal de la comunidad, acumula 2.824 hm3, por lo que está al 35,15 por ciento de su capacidad

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El embalse del Gergal descarga agua tras las copiosas lluvias de hace dos semanas.
El embalse del Gergal descarga agua tras las copiosas lluvias de hace dos semanas. / José Ángel García

Los vaivenes hidrológicos de Andalucía en 2024, que han combinado periodos de sequía con las danas de final de año o las abundantes lluvias de Semana Santa, han permitido un aumento del 71% en las reservas, ya que los embalses cierran el año por encima del 34%, con algo más de 4.100 hm3, frente al 20 % de 2023.

El año 2024 ha sido muy diferente al anterior, ya que a cierre de 2023 se habían registrado importantes pérdidas de agua, de un 28,5 por ciento en el transcurso de sus doce meses. En la actualidad, la demarcación hidrográfica del Guadalquivir, la principal de la comunidad, acumula 2.824 hm3, por lo que está al 35,15 por ciento de su capacidad, cuando hace un año estaba al 19,3 por ciento.

En las Cuencas Mediterráneas Andaluzas, que agrupan las dos provincias más afectadas -Almería y Málaga-, se registran 342 hm3, el 29,71 por ciento de la capacidad total, mientras que hace un año estaban al 19,5 por ciento.

El agua embalsada en la cuenca del Guadalete-Barbate asciende a 342,48 hm3, que suponen el 29,71 por ciento, mientras que en la misma semana de hace un año se encontraba al 14,6 por ciento.

Por su parte, la cuenta del Tinto-Odiel-Piedras-Chanza está al 42,5 por ciento con 474 hm3 frente al 35 por ciento de hace doce meses.

Mal inicio, buen final

Andalucía arrancó el año preparándose para un verano con restricciones de agua en capitales como Sevilla, Málaga y Córdoba, así como en otras grandes ciudades del litoral, debido a la sequía de "extrema gravedad", tal y como explicó en aquel momento el presidente, Juanma Moreno.

Sin embargo, de enero a mayo se produjo una escalada continuada durante cuatro meses en el agua embalsada, lo que le permitió llegar al verano con más del doble de reservas de las registradas a inicios de enero.

Los pantanos andaluces pasaron de estar al 20 por ciento a inicios de año a registrar en mayo el 43,75 por ciento, sobre todo por las persistentes lluvias de Semana Santa y las posteriores aportaciones a los embalses de las escorrentías.

Los comités de sequía suavizaron las restricciones al consumo de agua, al uso para riegos y al uso industrial. Además, se permitió el llenado de piscinas comunitarias y particulares, también en la provincia de Málaga, donde más incidencia tiene el turismo pero también la sequía, en ese segundo caso por detrás de Almería.

Sin embargo, Andalucía perdió en verano una cuarta parte de sus reservas de agua, donde pantanos como el del Guadalhorce (Málaga) llegaron a mínimos históricos. En octubre, una vez que la Junta dio por "salvado" el verano turístico, se aumentaron las restricciones en el litoral malagueño y en el Campo de Gibraltar (Cádiz).

Precisamente en Málaga fue donde más incidencia tuvo las dos danas de otoño, con intensas lluvias que permitieron un aumento generalizado de las reservas de agua y que en diciembre se hayan vuelvo a suavizar las restricciones acordadas dos meses antes.

Las dos caras de la dana

Las dos danas permitieron una subida de reservas de agua crucial, pero también ha supuesto importantes daños en municipios de varias provincias andaluzas, sobre todo de Málaga.

La primera dana, de final de octubre, supuso el desbordamiento del río Guadalhorce, que inundó diferentes zonas de Álora, Cártama, Málaga capital o Alhaurín de la Torre. En ese último municipio incluso hubo un fallecido, y en el resto se sucedieron los rescates.

Esa misma dana propició la tragedia en Valencia, por lo que cuando se produjo la segunda dana, dos semanas después, Andalucía afrontó las lluvias torrenciales con miles de desalojos preventivos, suspensiones de clases escolares y de transportes y muchas otras medidas de prevención que permitieron que no hubieran daños personales.

Sí hubo importantes daños materiales en la Axarquía, donde azotó con más fuerza, sobre todo en el pequeño pueblo de Benamargosa.

Las intensas lluvias conllevaron un aumento generalizado de las reservas de agua en toda la comunidad, que permiten afrontar el inicio de 2025 con muchas mejores perspectivas que hace un año, pero sin olvidar que la comunidad sigue inmersa en una sequía.

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