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El agua ha vuelto a Doñana por fin. La escasez continuada de precipitaciones desde mediados de la década pasada, agravada sensiblemente desde el año 2022, ha provocado uno de los periodos de sequía más graves desde que existen registro.
La falta de agua ha llevado al Parque Natural de Doñana a una situación límite. A principios de marzo, la Junta de Andalucía culpaba a la sequía de la muerte de pinos en este espacio natural. Y un mes antes, los científicos de la Estación Biológica de Doñana lanzaron un SOS ante los descensos históricos en el censo de animales en la zona.
Las lluvias caídas durante la Semana Santa le han dado un pequeño respiro a este espacio protegido. La Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) ha realizado una valoración "muy positiva" de estas precipitaciones, aunque advierten de que es "pronto" para valorar sus efectos en los acuíferos y lagunas del Parque Nacional, ya que "hay que esperar a que llegue toda el agua a la marisma".
Según los datos facilitados por la EBD, recogidos por la estación meteorológica del Palacio de Doñana, en marzo se recogieron en el Parque Nacional 142,5 litros de agua por metro cuadrado. La mayor parte se concentró durante la última semana del mes, pues en estos días se recogieron alrededor de 100 litros.
El director de la EBD-CSIC, Eloy Revilla, señala que en Doñana "hay miles de lagunas, sobre todo temporales, y las hay de todo tipo", por lo que "habrá algunas que hayan cogido algo de agua con la propia precipitación, pero la mayor parte se inundan del agua que viene de abajo hacia arriba, no de arriba hacia abajo".
"Las que están en las zonas más bajas, y que tienen una vocación de ser permanentes, y el acuífero están en buen estado, esas ya han mejorado mucho. Por ejemplo, la laguna de Santa Olalla presenta una situación mucho mejor ahora. Del resto es muy difícil hacer una predicción de cuál va a ser el estado dentro de unos meses, habrá que esperar a verlo. A la que sí le está entrando agua de manera importante es a la marisma, que sí que depende de la escorrentía y es mucho más directo el efecto", ha detallado Revilla.
El director de la Estación Biológica de Doñana subraya que un proceso de sequía tiene "dos componentes". Por un lado, "el coyuntural, que es el que se ve aliviado de manera importante con la lluvia", por ejemplo, "la mejora del estado de la vegetación, que está muy seca, aunque el invierno ha sido bastante mejor que los anteriores", o "la reducción de la mortalidad de los árboles, aunque los que han muerto no los vamos a recuperar".
Por otro lado, está "el componente estructural", que tiene que ver con "un exceso de demanda de agua que hacemos con respecto a la disponibilidad a medio y largo plazo". "Ese no se ve aliviado por la lluvia de una semana y tiene que ver más con el cambio en los patrones de uso del agua que hacemos", agrega Revilla.
A pesar de lo beneficioso que ha resultado la lluvia de esta Semana Santa, no es suficiente, y aún debería llover mucho más en los próximos meses para resolver el problema de la sequía. De momento, el fin de la borrasca Nelson ha dado paso al buen tiempo y a unas temperaturas más propias de la primavera e, incluso, que rozarán los 30 grados en los próximos días.
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