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Los retos de la agricultura frente al cambio climático

Innovación agroalimentaria

La agricultura afronta los retos del cambio climático gracias a la investigación en genética para obtener semillas y plantas mejoradas

La agricultura frente al cambio climático
Estíbaliz Redondo

20 de noviembre 2024 - 06:00

Los acontecimientos vividos por la sociedad en los últimos cuatro años han motivado la toma de conciencia de algunos términos que no parecían tan relevantes. Sin duda la pandemia con su consecuente parón hizo que los ciudadanos fueran más conscientes que nunca del efecto que la actividad humana tenía sobre nuestro entorno. Así lo refleja el último Ecobarómetro de Andalucía, donde se concluye que el medio ambiente es una preocupación prioritaria para el 16,2% de la población andaluza, la cifra más alta desde 2010. Este estudio refleja que la mayoría de la población andaluza cree en la existencia del cambio climático así como que es importante intervenirlo.

En este sentido, el informe ‘Por un planeta vivo’ elaborado por la organización conservacionista WWF señala que “la pérdida de vidas y de bienes por culpa de los fenómenos meteorológicos extremos; la agudización de la pobreza y la inseguridad alimentaria tras sequías e inundaciones; el malestar social y el incremento de los flujos migratorios; y las enfermedades zoonóticas” ha hecho que “la pérdida de naturaleza ya no se suele contemplar como un asunto meramente moral o ecológico, sino en un sentido más amplio, teniendo presente su importancia vital para nuestra economía, estabilidad social, bienestar y salud individual, y como una cuestión de justicia”.

La catástrofe sufrida a consecuencia de la DANA ha puesto de nuevo encima de la mesa no sólo los efectos del cambio climático sino el estado de nuestra tierra. Por eso en los últimos años se ha ido poniendo más énfasis en conocer la salud del suelo y un ejemplo de ello lo encontramos en la Ley de vigilancia del suelo, puesta en marcha por la Unión Europea y cuyo objetivo principal es lograr suelos saludables para 2050. Según recientes estudios, la erosión del suelo se degrada con mayor rapidez de lo que se regenera por lo que es muy importante conocer cuáles son los factores que pueden revertir esa situación ya que eso permitirá adaptar el manejo agrícola.

El crecimiento de la población supondrá un incremento de la producción agrícola del 70%

De ahí que, la I+D+i en materia agraria permitirá contar con herramientas para adaptar la producción de alimentos a estos nuevos desafíos, donde las nuevas técnicas genómicas jugarán un papel clave para desarrollar la competitividad, rentabilidad y sostenibilidad del sector. En palabras de Luis Planas, ministro de Agricultura: “El futuro exige producir más y mejor y hacerlo en las nuevas condiciones que se derivan del cambio climático”. Para ello, explica Antonio Villarroel, director general de ANOVE, debe primar el criterio científico a la hora de regular las técnicas de edición genética ya que serán las mejores aliadas para combatir el cambio climático que afecta directamente a la agricultura y ayudarán al agricultor a producir más y mejor frente a “enemigos” naturales y meteorológicos; lo que finalmente repercutirá en la capacidad de proveer de alimento a la sociedad. En este sentido, si consideramos que las recientes previsiones hablan de un crecimiento de la población que va a alcanzar los 9.000 millones para mediados de este siglo con el consiguiente incremento de la demanda de materias primas de origen vegetal, el sector agrícola se va a ver abocado a un incremento en su productividad de casi el 70%. Esto ha provocado que el sector primario, especialmente el agrícola, tienda hacia una altísima cualificación y especialización, optando por ejemplo por el uso de semillas de calidad que se adapten a las nuevas circunstancias no sólo del mercado sino del propio suelo. De esta manera, se ha duplicado el porcentaje de uso de semilla certificada de cereal de invierno en España en la última década, pasando de un 20% a más de un 40 % en la última campaña. 

Los últimos datos hablan de que la cosecha media en España sigue su tendencia alcista a pesar de que la superficie de siembra del cultivo de cereal se viene reduciendo año a año. Este incremento se debe al impacto que tienen en los rendimientos agrarios el buen uso de los medios de producción, especialmente la genética aportada por las nuevas variedades vegetales, fruto de las importantes inversiones llevadas a cabo por el sector investigador, que desarrolla y pone a disposición del productor las nuevas variedades vegetales.

Eliminación de enfermedades y desarrollo de cultivos resistentes a la sequía y a los insectos

Es el caso de la mejora genética de cultivos como el trigo, que ofrece una solución a estos nuevos retos de lograr una mayor producción respetuosa con el medio ambiente y más resiliente frente a condiciones ambientales hostiles. Las nuevas técnicas de edición genética (NGTs) pueden permitir inducir mutaciones dirigidas y específicas en genes concretos, capaces de introducir resistencias a enfermedades y plagas, así como de mejorar el comportamiento en situaciones de sequía prolongada, de humedad excesiva o de mayores temperaturas, o el contenido y perfil nutricional de muchos productos basados en el cereal. De hecho, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) así como otros organismos científicos y universidades han dictaminado unánimemente que estas tecnologías no introducen nuevos riesgos para la salud o el medio ambiente.

El incremento del consumo de semilla certificada redunda en una mayor inversión en los programas de investigación y desarrollo para obtener nuevas variedades y, por consiguiente, en la aparición de nuevas y mejores semillas que aportarán mayores beneficios a la rentabilidad de las explotaciones agrarias. Para los agricultores, trabajar con las mejores semillas supone una garantía en todo lo que tiene que ver con origen, trazabilidad, homogeneidad, pureza específica, pureza varietal, germinación, ausencia de otras semillas no deseadas en la siembra, sanidad, máximo contenido de humedad, sostenibilidad de los programas de I+D entre otros. Por tanto, el uso de tecnologías revolucionarias como la edición genética (CRISPR) favorece que el sector agrícola español siga estando a la vanguardia, respondiendo a las necesidades de su propia forma de vida como la de las personas que se alimentan gracias a ella.

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