Un aciago fin de semana
Un intento frustrado de reconciliación entre los padres de los niños fue el detonante de la desaparición de los pequeños el 8 de octubre de 2011, según el juez
La visita de José Bretón a Huelva para intentar reconciliarse con su mujer, Ruth Ortiz, el fin de semana del 7 al 9 de octubre marca el inicio de una historia con un desenlace trágico. El silencio de Ruth lleva al padre de los menores a ejecutar un plan de venganza que, según el juez, ideaba desde hace semanas.
08:00
Bretón llegó a El Portil (Huelva) la tarde del 6 de octubre y, a la mañana siguiente, quedó con su esposa en una cafetería de Huelva cercana a su lugar de trabajo para hablar. Allí le entregó una carta en la que le pedía retomar la relación y un ramo de flores. La mujer, en tratamiento psicológico por motivo de la ruptura, prefirió no contestar en ese mismo momento, lo que disgustó profundamente a Bretón, según relata el juez. Con posterioridad dos personas, en su nombre, le hicieron entrega de otras dos flores.
14:00
Bretón recoge en casa de la abuela materna a Ruth y José y, en torno a las 14:00 parten hacia Córdoba. Dejó las maletas de los niños en el asiento delantero derecho para que la abuela no pudiera ver que dentro portaba efectos no determinados, entre ellos posiblemente los destinados "a dar cumplimiento a su fatal designio", según el juez. En torno a las 17:30 llega a Córdoba y se dirige a casa de sus padres y permanece con los dos menores hasta las 18:30.
18:30
Se dirige a la casa de su hermana Catalina con los niños. Una vez allí, decide acudir solo a la parcela de Las Quemadillas. A las 19:12 llama por teléfono a una antigua novia, con quien, según el juez, tenía intención de quedar. La conversación dura dos minutos y 28 segundos. Bretón permanece en la parcela hasta las 21:15.
21:30
Sale con su cuñado a tomarse unas cervezas y regresan a la casa de su hermana a la medianoche del sábado, cuando Bretón regresa a la vivienda de sus padres, en La Viñuela, con los dos niños. Plantea a sus hermanos la posibilidad de que se vieran por la tarde del sábado en la Ciudad de los Niños, aunque sin fijar ningún tipo de compromiso, lo que, para el juez, supone el inicio de la preparación de su coartada. También dijo a sus familiares que el sábado comería a mediodía con unos amigos, pese a que, según el juez, "no había quedado con nadie ni tenía intención alguna de hacerlo". De este modo "garantizaba hacerse ilocalizable durante todo el mediodía y la tarde".
10:30
Lleva a sus hijos en el coche hasta casa de su hermana Catalina con el pretexto de que jugaran los primos juntos. Él se marcha seguidamente a guardar su coche en el garaje de sus padres y regresa a pie a casa de Catalina en torno a las 10:50. Nada más llegar allí, sin poder precisar si "con la connivencia o no de su hermana o su cuñado", consiguió las llaves del coche pequeño del matrimonio, con el que se desplaza a la parcela de Las Quemadillas. Estaciona el vehículo en el descampado que hay justo en frente del portón de acceso a la finca, de donde, aparentemente, sale en torno a las 11:15 junto a una persona que no ha sido identificada. A lo largo de toda la mañana, Bretón realiza varios intentos de llamar a su esposa para preguntarle si había tomado alguna decisión respecto a la carta que le había entregado el día anterior, pero Ruth Ortiz no le cogió el teléfono.
11:30
Bretón regresa a la casa de su hermana y, mientras ella y su marido van a comprar, él se queda a cargo de los niños. Cuando éstos vuelven, les manifiesta su "profundo disgusto", lo que provoca que su cuñado se ofrezca para llevarlos en el coche a casa de los abuelos. El juez interpreta este enfado como que Bretón vio "que se le estaba echando el tiempo encima para dar cumplimiento a su plan". Bretón y sus hijos están en La Viñuela el tiempo justo para saludar a sus padres y coger su coche. Una cámara lo capta a las 13:31 en la calle Joaquín Altolaguirre.
13:46
El sistema de videovigilancia del Centro de Inserción Social capta la llegada a Las Quemadillas del vehículo de Bretón a las 13:46. A las 13:48 realiza la "llamada decisiva" a su esposa, que nuevamente no le coge el teléfono por recomendación de su psicólogo. Entre este momento y las 17:30, cuando las cámaras lo ven salir de la parcela, Bretón llevó a cabo supuestamente el plan ideado para acabar con la vida de sus dos hijos. El auto de procedimiento detalla que preparó una gran hoguera en un lugar "absolutamente inusual", donde quemó ropas de su esposa y, según los últimos informes, intentó pulverizar los cuerpos de sus dos hijos. Bretón habría ideado un horno crematorio con ayuda de ladrillos refractarios y una chapa metálica -posiblemente utilizó una mesa- con la intención de que el fuego alcanzara los 800 grados centígrados y borrar así todo rastro de sus hijos. Además tuvo tiempo de dejar pistas falsas para burlar a los investigadores, como la colocación entre el maletero y el bajo del asiento del conductor dos cuchillos enrollados en tela, sábanas, un trozo de cordel y cinta americana.
17:30
Bretón sale de la parcela con su coche. Deja primero una pequeña bolsa de basura en un contenedor ubicado a su izquierda, tras sortear una primera más cercana a la parcela; acto seguido, vierte otras dos bolsas en el siguiente contenedor. Con "clara intención" de poder ser visto por las cámaras de seguridad, gira hacia la derecha en la primera calle de parcelas y emprende la marcha hacia el Parque Cruz Conde. El movimiento le permite perderse de vista. A las 17:49, unos 22 minutos después de su salida, su teléfono móvil es localizado en la avenida de la Libertad.
17:57
Las cámaras de seguridad de la Ciudad de los Niños captan el paso del vehículo de Bretón a las 17:57. A las 18:00, aparca el coche en la calle Pintor Espinosa en el sentido contrario al de su marcha tras dar una vuelta para buscar aparcamiento justo junto al cruce con las instalaciones deportivas de El Fontanar. Es en ese momento cuando el encartado, tras conectar varias aplicaciones de su móvil, ve dos mensajes de su hermano. Le contesta por Whatsapp y le dice que en la Ciudad de los Niños había mucha gente y que aparcó lejos.
18:17
Bretón telefonea a su hermano Rafael, que corta la llamada para devolvérsela, tal y como hacían habitualmente. El encartado le dice que ha perdido a un niño. A las 18:19 contacta con su hermana Catalina, tras haber hablado ésta con Rafael, y le sugiere que vaya a la Ciudad de los Niños a pedir ayuda por megafonía. Allí se dirige sobre las 18:20. Según el juez, no da ninguna descripción física de los niños ni hace tampoco gesto alguno de búsqueda.
18:41
Bretón llama por primera vez al 112 para denunciar la desaparición de sus dos hijos. A la búsqueda se incorporan varias dotaciones policiales y personas voluntarias, entre ellas taxistas.
20:00
El acusado decide acudir a la Comisaría para poner la denuncia de la desaparición de los niños. Aquella misma noche, los agentes visitan la parcela; cuando llegan, la hoguera está humeante.
10:00
Ruth Ortiz viaja a Córdoba desde Huelva. La madre de los pequeños se persona en la comisaría Campo Madre de Dios donde los agentes les informa de cómo han transcurrido las primeras horas desde que José Bretón denunciara la desaparición de los niños. Ruth ofrece una primera versión de cómo transcurrió la jornada del viernes, en la que Bretón recoge a los pequeños en la ciudad onubense para pasar junto a ellos el fin de semana. Durante la madrugada, Ruth Ortiz interpuso en Huelva capital una denuncia contra el padre de sus hijos por malos tratos psicológicos.
17:00
Tras pasar casi 24 horas de la desaparición de los menores sin hallar rastro de ellos, la familia materna decide iniciar una pegada de carteles por toda la ciudad con la imagen de Ruth y José, sus características físicas y la ropa que llevaban el día anterior.
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