Vicerrectores con tarjeta pasaban además taxis, comidas y parkings
Despilfarro en la Universidad de Cádiz
El vicerrector de Investigación cargaba sus prolongaciones de jornada al presupuesto global.
Cádiz/Francisco Antonio Macías, vicerrector de Investigación, contaba con una tarjeta con un límite de 3.000 euros para abonar los gastos derivados de su tarea en la Universidad de Cádiz y con ella gastó al menos 30.000 euros entre 2007 y 2011. Pese a ello, también pasaba gastos a través de su departamento, que es como en la actualidad se justifican los gastos en la UCA. Esto sucedía igualmente en otros departamentos, pero es en este vicerrectorado donde se produjo un mayor número de gastos derivados de situaciones de trabajo, en ocasiones con un coste que podría haberse visto reducido.
Buena parte de estos gastos están relacionados con desplazamientos. Es el caso de la larga espera de un taxi en Sevilla (unas cinco horas), con un coste total de 264 euros. En otra ocasión tomó un taxi desde Cádiz al Parque Aerópolis, en La Rinconada, con dos horas de espera, con un coste de 219 euros. El 12 de julio de 2010 fueron 237 euros por un taxi entre El Puerto y la Isla de La Cartuja, con tres horas de espera. Para un desplazamiento de Cádiz a Córdoba también utilizó un taxi desde las 8 de las mañana hasta las 19 horas. Ese día la ‘carrera’ costó 388 euros.
No siempre se era tan específico y en otro cargo a su nombre figura simplemente “diversos desplazamientos del vicerrector de Investigación”, con un coste de 137 euros. En otra ocasión se habla de gastos por desplazamiento en representación de la Universidad y se facturan 181 euros. En el caso de los taxis, para una Universidad que se encontraba en un proceso de ajuste económico, el uso de algún tipo de transporte público o del coche particular habría significado un ahorro para un departamento clave en cualquier Universidad. Otros desplazamientos de miembros del departamento para diferentes jornadas salían mucho más baratos.
Buena parte de los apuntes del vicerrectorado de Investigación también están relacionados con comidas relacionadas con alargamientos de jornada, que muchas veces se especificaban de manera imprecisa en el apunte. Por ejemplo: “Once comidas varias entre los días 25 de mayo y 30 de junio de 2010 con motivo de prolongación de jornada del vicerrector de investigación”. El coste no era grande en esta ocasión en comparación con el número de comidas:181 euros en el bar Nono, pero que no se contabilizaba a través de la tarjeta, como si había sucedido en otras ocasiones. En concreto, 44 veces, casi todas en fines de semana, en el Foster’s Hollywood de El Puerto. Aunque hay muchos apuntes en las tarjetas en restaurantes de renombre como Ventorrillo El Chato o El Faro, otras veces no se era tan rumboso. A un profesor de la Universidad de Nápoles le invitaron a comer por 56 euros en una trattoria. A una delegación de la Universidad de Kagawa, de Japón, les llevaron al Hipercor y la invitación salió por 42 euros.
Otras veces eran estancias en hoteles, como los 98 euros del 25 de junio de 2010, en el hotel Reina Cristina, contratado a través de Viajes El Corte Inglés, operador habitual de la Universidad. Los viajes se contrataban indistintamente a través del pago de su tarjeta o de las contrataciones del departamento, como también se hace en la actualidad. Así, hay viajes a Londres, Madrid, Santiago de Compostela. También el vicerrector cobraba a través de dietas, como la media dieta de 29 euros que pasó por su desplazamiento al Parque de las Ciencias de Granada.
Los gastos de este vicerrectorado fueron entregados por el actual titular, Manuel Bethencourt al rector, para marcar una raya entre los gastos actuales y los anteriores. En este departamento se incluían gastos de gasolina, que no son habituales, ya que deben ir incluidos en el kilometraje.
Muchas veces los gastos eran insignificantes, como el parking que pagó en la Zona Franca con motivo de una entrevista en Punto Radio (dos euros) o los 35 céntimos que se pasó al departamento por la recogida en el aeropuerto de un profesor de la universidad de Montepellier. También pasó 1,15 de aparcamiento por una reunión con la directora del hospital Puerta del Mar. En otra ocasión se pasó un gasto de 1,75 euros de aparcamiento, que se justificaba por la asistencia al entierro de una compañera, la vicerrectora Ana María Navarro.
Algunos artículos de uso común, como una bolsa para el ordenador del vicerrector, también eran pasados al departamento. Se pagó 50 euros en Hipercor por ella.
Cada cierto tiempo aparecían gastos para el departamento en caramelos, dulces y bombones. Se pagaron 120 euros a una empresa de Murcia por dos kilos y medio de bombones rellenos, un kilo de chocolatinas surtidas, un kilo de bombones Doña Jimena y otro kilo de bombones Tesay. En otra ocasión fueron 198 euros los que se abonaron por cinco kilos de caramelos Solano, un kilo de caramelos CaseríoPiñón, un kilo de caramelos de regaliz sin azúcar y otro kilo de caramelos Werther.
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